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El permiso de paternidad equiparado: ¿una garantía de igualdad?

Los padres responsables.

Olga Granado

El derecho que tienen las mujeres en España de cogerse una baja por maternidad de 16 semanas y remunerada al 100% -las 10 últimas pueden compartirse con el padre- determina en muchas ocasiones su vida en el mercado laboral, una cuestión a la que no se enfrentan los hombres, que sólo tienen 14 días. ¿Pero qué ocurriría si un empresario tuviera delante para contratar a un hombre y a una mujer en edad de procrear y cualquiera de los dos, indistintamente, pudiera presentarse al cabo de un tiempo con esta petición porque hubiese tenido un hijo? Lo que está claro es que el empresario no tendría en cuenta este factor a la hora de pensar a cuál de los dos contratar porque estarían en igualdad de condiciones.

La equiparación del permiso de paternidad al de maternidad es defendida por muchos colectivos y expertos como una gestión clave para que este elemento deje de ser motivo de discriminación para las mujeres. Frente a ello, otra tendencia: la que apuesta por la ampliación a seis meses de la baja por maternidad porque se vincula directamente con el periodo de lactancia mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y el pecho sólo pueden darlo las mujeres.

Con motivo del Día del Padre este 19 de marzo, el debate se aviva y la Plataforma por Premisos Iguales de Intransferibles de Nacimiento y Adopción, que agrupa agrupa a más de 100 organizaciones de mujeres y de hombres por la igualdad, aprovecha para reivindicar la equiparación. Lo argumenta de la siguiente manera: “Los padres, por mucho que hayan cotizado, sólo tienen dos semanas de permiso de paternidad, muy lejos aún de las 16 de maternidad, por lo que está claro que la Seguridad Social continúa considerando que el cuidado es cosa de mujeres”.

Lo cierto es que España no sólo está lejos de otros países de Europa -especialmente los nórdicos- sino que, además, en los mismos está mal visto que un padre no se acoja a este derecho, todo lo contrario que aquí. Eso en un constexto en el que sólo hay un país en el mundo plentamiente igualitario en la materia, Islandia, donde los dos progenitores tienen el mismo derecho (90 días para cada uno y 90 a compartir), como puede comprobarse en el informe El permiso de paternidad y la desigualdad de género. Propuestas de reforma para el caso de España elaborado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid a partir de la comparación de los países de la OCDE.

Carmen Botía Morillas, doctora de Sociología de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, es tajante: “El permiso de paternidad de 13 días, más dos días por nacimiento de un o una descendiente, frente a las 16 semanas de maternidad, sigue indicando que los cuidados son un asunto de mujeres”. En su opinión, “la opción que fomentaría mayor igualdad, ofreciendo un mensaje claro a la sociedad, es que los permisos deben ser iguales en duración y remuneración, e instransferibles para padre y madre”. El debate estaría en si fuesen simultáneos o consecutivos, aunque esto podría ser a decisión de cada pareja.

“Pero es importantísimo que sean remunerados al 100%, ya que si no, se pena la maternidad o la paternidad frente al empleo, y el de los padres debe ir tendiendo a la equiparación al de las madres”, agrega. Sostiene por ello que “la instranferibilidad es fundamental también, ya que si no se lo coge, lo pierde, porque los transferibles se demuestra que en la práctica se los toman solamente las mujeres, que además se toman los mal remurerados” o directamente no pagados. Entiende por ello que es clave que el vínculo y los cuidados se vayan construyendo desde el inicio. “Si queremos padres cuidadores a medio y largo plazo, deben comenzar en estos primeros momentos. Y por supuesto, la ampliación de los derechos de paternidad no debe implicar una merma en los de maternidad”, asevera.

Por su parte, Olga Gómez Ortiz, licenciada en Psicología y Máster en Intervención e Investigación Psicológica en Justicia, Salud y Bienestar Social, remarca que esto “favorecería no sólo la adquisición por parte del padre de responsabilidades domésticas y educativas, al estar plenamente en contacto con las circunstancias que propicia el nacimiento de un hijo/a desde el primer momento, sino también el establecimiento de un vínculo afectivo”. Esto, “unido a unas adecuadas prácticas de crianza”, genera lo que en psicología se denomina “apego seguro” y “se ha relacionado estrechamente con el correcto desarrollo psicosocial del hijo/a”, en palabras de esta profesora de la Universidad de Córdoba.

Por el contrario, Tomás Alberich Nistal, profesor de la Universidad de Jaén en el área de Trabajo Social y Servicios Sociales, no está convencido de que una fórmula de este tipo esté justificada. “En cuanto a igualar los permisos, no sé si se justificaría porque, al fin y al cabo, no podemos dar el pecho y (junto con la falta de descanso nocturno, según como caigan) es esta la necesidad que ata a las madres al hogar durante los primeros meses, siempre y cuando no tengan un lugar de trabajo magníficamente equipado (guardería integrada o muy cercana)”, remarca. De todas maneras, cree que “ampliar más el permiso por paternidad sería muy deseable”.

En este contexto, lo único que ha ocurrido es que la crisis ha obligado al Gobierno de España a dejar en el cajón -por lo menos hasta 2015- el proyecto del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero para ampliar a un mes la baja paternal y que se había propuesto en 2009, dado el coste que tiene una medida que asumirían, como en el caso de la mujer, las arcas públicas. También se estudió la ampliación de la baja maternal a 18 meses -lo que recomienda la Organización Internacional del Trabajo (OIT)- pero igualmente ha quedado aparcada por su coste, estimado por un estudio del Parlamento Europeo en casi 500 millones de euros anuales para España, según una respuesta parlamentaria a UPyD. En tiempo de recortes, no parece prioritario este paso hacia la igualdad.

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