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El Sindicato de Estudiantes en Málaga ha interpuesto cuatro denuncias en cuatro meses por el acoso de un grupo fascista

Rubén Fernández, en la sede del Sindicato de Estudiantes en Málaga

Néstor Cenizo

A Rubén Fernández se le acercaron tres individuos salidos de detrás de un cubo de basura el pasado 1 de octubre. En ese momento, el autobús de la línea 15 llegaba a una de las paradas de Avenida de Carlos Haya, en Málaga. Uno de ellos le preguntó si era del Sindicato de Estudiantes y si es que ahora también participaba en Podemos. Y casi sin darle tiempo a contestar, los tres comenzaron a pegarle y siguieron haciéndolo por algo menos de medio minuto sobre la cabeza, el cuello y los testículos.

Este es su relato a grandes rasgos, y lo que expuso a la Policía en la denuncia que interpuso esa misma noche. Pero Rubén Fernández protesta por algo más: ha interpuesto cuatro denuncias en los últimos cuatro meses por la intimidación y el acoso al que un grupo de neonazis viene sometiendo a miembros del sindicato en Málaga. De momento, no hay detenidos. Y explica también que se ha reunido en una ocasión con el subdelegado del Gobierno en Málaga, Jorge Hernández Mollar, y que este atribuye los ataques a individuos, y no a una banda organizada.

Fernández es un activista de izquierdas conocido en Málaga. Es el portavoz del Sindicato de Estudiantes y ahora también participa en el círculo de Podemos del Distrito 4. La semana pasada denunció que el miércoles 1 de octubre había sufrido una paliza a manos de tres individuos, dos de 1,85, corpulentos, rapados, y otro más bajo, “con un peinado a lo Hitler”. Los tres salieron de detrás de un cubo de basura coincidiendo con la llegada del autobús. Fernández cree que esperaron a ese momento para evitar que pudiera escapar hacia la calzada. Pero el vehículo también le sirvió para evitar que los golpes le sacudieran desde todos los lados. Recibió en la parte trasera de la cabeza, del cuello, del tronco y de las piernas. Nunca cayó al suelo, según relata. Cuando una señora comenzó a gritar que había niños, los tres individuos huyeron. “No era un ataque de dar dos puñetazos o un susto: fue un atentado. Tres tíos que saben a lo que van, a descargar la máxima violencia en el menor tiempo posible. A matarme o a mandarme al hospital”, resume.

Pero su denuncia va más allá: el Sindicato de Estudiantes de Málaga lleva cuatro meses alertando a la Policía de que la frecuencia y la agresividad de los ataques e intimidaciones de un grupo de jóvenes fascistas y neonazis se ha incrementado. Desde junio han interpuesto cuatro denuncias ante la comisaría de Málaga Norte, contando la última. “Es una banda organizada de matones fascistas. Los tienen fichados, saben dónde viven, dónde se reúnen y quiénes son las víctimas potenciales”. A mediados de junio, pocos días después de haber denunciado ante la Policía que una veintena de personas había destrozado el cartel de la sede y se habían fotografiado a su puerta, Fernández se reunió con el subdelegado del Gobierno en Málaga, y le expuso la situación: “Le planteé que hay una campaña de las bandas fascistas contra el sindicato y que hasta que no pase algo grave no van a parar”. Según asegura, el subdelegado “teatralizó una gran sorpresa”, y le dio su visión: se trata de hechos puntuales protagonizado por individuos aislados. En la foto aportada en esa denuncia se observa a una quincena individuos a la puerta del sindicato con un cartel en el que se lee: “Falsas denuncias. No nos callarán”.

Poco después de la reunión con el subdelegado, los incidentes se repitieron, según explica el joven. En una segunda denuncia, interpuesta el 1 de agosto, se narra cómo Fernández y una acompañante se encontraron a diez individuos frente a la sede del sindicato y decidieron refugiarse en el interior y desde allí llamar a la Policía. El grupo se disolvió, pero dos de ellos reaparecieron al cabo de un rato. “Rojo de mierda, te vamos a matar”, “a ti, zorra, también te vamos a matar”, dijeron, antes de realizar el saludo fascista frente a la ventana de la sede del sindicato. Antes de marcharse dejaron unos panfletos en la puerta del sindicato. “Eh, Caperucita, deja hablar al lobo”, se lee en ellos. La tercera denuncia se interpuso el 5 de agosto. Aquel día, explica Fernández, rompieron la alarma de la sede; al poco rato, volvieron en dos coches y uno de ellos bajó con una botella. Al percatarse de que Fernández lo veía desde el balcón y de que tenía un móvil en la mano, se fueron.

Estas cuatro denuncias se suman a otras cuatro interpuestas, también ante la Policía, entre 2011 y 2013, y a una querella formulada el 13 de febrero de 2012 contra un individuo que presuntamente agredió a Fernández con un casco, en un encuentro fortuito en la estación de trenes. Fernández dice haber aportado fotografías del grupo, pantallazos de Twitter y vídeos para identificar a los agresores. “¿Cuántas detenciones ha habido? Ni una sola. Ahora me parten la cabeza… He tenido suerte, porque han ido a matarme. ¿Qué tengo que hacer para no sentir miedo?”. El sindicato ha instalado cámaras de seguridad en la puerta de su sede.

Enfrentamiento ante la Delegación de Educación

El joven recuerda también lo sucedido el 9 de mayo de 2013. En aquella ocasión, unos veinte miembros de Respuesta Estudiantil que portaban banderas de España irrumpieron en una concentración de Marea Verde ante la Delegación de Educación en Málaga en defensa de la educación pública. La escena se repitió en otras ciudades de España. La Policía separó a los dos grupos y el incidente no fue a más. Respuesta Estudiantil muestra fotos en su web en la que sus miembros aparecen con la cara difuminada portando pancartas. La pestaña “Material” de su página remite a productos de la tienda Acme-Arsenal, donde se ofrecen camisetas de Amanecer Dorado y con el acrónimo AHTR. Si se teclea en Google, AHTR devuelve este resultado: Adolf Hitler Tenía Razón.

Respuesta Estudiantil Málaga publicó un tuit el 28 de septiembre: “Sindicato de Estudiantes: subvencionados, vagos y maleantes”. Su siguiente y último es del 6 de octubre: “Mientras algunos sólo buscan difamar vinculándonos agresiones otros continuamos en lucha por una educación digna y de calidad. ¡Adelante RE!”. “¿Por qué cuando la Marea Verde está en su apogeo surgen grupos coordinados en Badajoz, en Madrid, en Zaragoza, en Málaga y en Sevilla? Un grupo cerrado que se presenta con banderas, que no lo son, que son palos gordos... Aquí en Málaga son estos”, asegura Rubén Fernández.

El sindicato ha iniciado una campaña para pedir a la Subdelegación del Gobierno que ponga fin a las agresiones que denuncia Fernández. “Si pasan los meses y los años y terminan pegándome una paliza, ¿quién es el responsable? El subdelegado del gobierno de Málaga. Yo le decía: ”¿tengo razones para sentirme tranquilo y protegido?“. El joven cree que la falta de resultados en las investigaciones equivale a una complicidad tácita. Según asegura, Hernández Mollar le pidió en junio que no hiciera públicos los incidentes ante el riesgo de frustrar la investigación. Pero de aquella investigación aún no hay resultados. La Policía asegura que las investigaciones se han remitido a los juzgados. ”Y ahora me meten una paliza y ni me llaman. Es una impunidad calculada“.

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