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Campaña electoral andaluza: el cortafuegos está en Despeñaperros

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Olga Granado

Las elecciones autonómicas de Andalucía tocan en un momento encendido -cuando menos- de guerras internas en los partidos y presión sobre los escándalos de corrupción. Y por una u otra cosa, nadie se escapa. Esto aboca a los principales partidos en Andalucía a una precampaña y campaña a la defensiva, interesados en establecer un cortafuegos para intentar evitar contaminarse por estos asuntos en un momento decisivo para el futuro de la comunidad autónoma.

La estrategia pasa, por un lado, por reducir o eliminar la presencia en la campaña de referentes nacionales que puedan recordar estos asuntos, y por otro, en hacer mucho ruido con los problemas del rival. Con eso se corre el riesgo de que de lo que menos se hable sea de Andalucía.

Lo último ha sido la citación del Tribunal Supremo de los expresidentes de Andalucía Manuel Chaves y José Antonio Griñán, ahora diputado y senador respectivamente, que deberán declarar como imputados, si bien se ha fijado que lo hagan después del 22 de marzo. Para el PSOE-A era un varapalo esperado y para sus rivales ha sido la ocasión de sacar toda su artillería, especialmente contra las palabras de Pedro Sánchez y de la presidenta y candidata, Susana Díaz, a la que exigen que les pida el escaño. El PSOE-A ha dejado claro que el compromiso era hacerlo cuando se les imputara un delito, cosa que todavía no ha ocurrido. El caso es que pese a que la presidenta dijo el pasado noviembre que se le reclamaría el escaño a cualquier cargo del PSOE-A imputado, una semana después precisaba que sería cuando se le concretaran delitos. De hecho, pese a que los otros partidos le estén echando en cara que es una precisión de urgencia, ya lo había matizado hace meses.

De todas maneras, esta situación ha obligado a prescindir de cualquier posibilidad de que ambos estén en la campaña, cosa que tampoco es gran novedad en el caso de Manuel Chaves que ya se mantuvo oculto durante la campaña de José Antonio Griñán en 2012. El que sí estará -porque lo contrario sólo daría rienda a las especulaciones y sería contraproducente- es el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con el que Susana Díaz mantiene un difícil equilibrio de poder. Pero menos de lo que quisiera porque ya en diciembre manifestaba que quería tener “mucha presencia en Andalucía” y hasta la fecha no está fijado cuándo lo hará, desde que el pasado 8 de noviembre participara en un mitin en Sevilla. Si ya cuando Susana Díaz anunció la exigencia de escaños a los imputados, Pedro Sánchez no le mostró su respaldo abiertamente, ahora es ella la que ha evitado hacerlo cuando el secretario general ha destituido a Tomás Gómez como jefe del PSM, originando una crisis a 100 días de los comicios. Es más, este miércoles se ausentaban del comité federal de renuncia de Tomás Gómez los dos representantes andaluces del partido, Juan Cornejo y Antonio Pradas, alegando que era por la agenda de precampaña.

La necesidad o no de los líderes nacionales

El PSOE-A no quiere que esta crisis les distraiga de su campaña. Pero también hay en la federación quien piensa que no van a permitir que Pedro Sánchez use este escenario para darse más protagonismo. “Nosotros, a lo nuestro”, clama el número 2 del PSOE-A, Juan Cornejo.

El candidato del PP-A, por su parte, dice que “no viene a Andalucía porque Susana Díaz no lo invita”. Claro que la líder del PSOE-A no necesita esta promoción como en su caso, donde el nivel de conocimiento -por debajo el 50% según el último Egopa- está haciendo que los líderes nacionales se vuelquen con él en la precampaña. En los dos últimos fines de semana ha estado el presidente del Gobierno de la Nación y del PP, Mariano Rajoy, en Andalucía, en sendos mítines en Málaga y en Córdoba, igual que se ha contado con la secretaria general, Dolores de Cospedal o con los ministros Fátima Báñez y Rafael Catalá, entre otros.

La situación del PP-A en este sentido es precisamente contradictoria: por un lado, mucha presencia de los pesos pesados, y por otro, no dejar de echarle en cara a los socialistas el caso ERE, y levantar esa barrera en Despeñaperros intentando que se diluyan los escándalos de corrupción en los que están envueltos los populares, como el de Luis Bárcenas o el caso Gürtel, con ramificaciones incluso en Andalucía, pero donde el ritmo de la instrucción está siendo favorable a sus intereses de cara a esta cita con las urnas.

IU tampoco se ha librado de tensiones que saben que pueden influir. El estallido del partido en Madrid, con la salida de Tania Sánchez, que también ha pillado a la coalición de izquierdas en plena precampaña, ha sido valorado como un elemento de distorsión. El coordinador regional y candidato a la presidencia, Antonio Maíllo, ha optado, no obstante, por pronunciarse sobre el tema. En la propia Andalucía, IU vivía días después la salida de la Convocatoria Unitaria de Trabajadores (CUT). “En Andalucía hemos hecho los deberes”, insiste Antonio Maíllo en referencia a la “remodelación” llevada a cabo en una formación, y no cree que la decisión de Tania Sánchez -sobre la que pesa una amenaza que ella considera “ciencia ficción” de imputación por los contratos de un hermano- “abra la veda” a una cascada de abandonos en la federación. Dentro, la decisión de la CUT se ve como un mal menor por su escasa representación en la coalición de izquierdas.

Para Antonio Maíllo, que tampoco goza de notables niveles de conocimiento, la presencia de su candidato a las elecciones generales, Alberto Garzón, será clave en la caravana. Y a su vez, Alberto Garzón, ha encontrado en esta campaña una oportunidad de empezar su propia promoción a la vez que intenta resarcirse del daño causado por el divorcio con Tania Sánchez que había sido su gran aliada en esa búsqueda de renovación y convergencia con Podemos.

Precisamente, también espera a los líderes nacionales la candidata de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, menos a uno: Juan Carlos Monedero, secretario de Proceso Constituyente y Programa. La ingeniería fiscal a la que habría recurrido para pagar menos impuestos con un trabajo en Venezuela ha minado su imagen en un partido que hace gala de su limpieza frente a la casta. De momento, el partido ha decidido tenerlo escondido, y Teresa Rodríguez ya ha dicho que no está previsto que aparezca durante su campaña, como sí lo hará el secretario general Pablo Iglesias y otros cargos.

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