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El Gobierno descarta llenar el río que cruzan los rocieros hasta después de la romería por “seguridad”

Los rocieros a su paso por el vado del Quema, camino de la aldea de El Rocío.

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El desembalse del río Agrio, afluente del Guadiamar en la provincia de Huelva, no tendrá lugar hasta que finalice la romería del Rocío, entre el 22 y el 28 de mayo, de modo que los miles de peregrinos tendrán que cruzar el vado del Quema completamente seco.

La decisión final es de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), un órgano dependiente del Gobierno central que dejó en manos de los regantes de la zona la posibilidad de hacer coincidir el desembalse previsto para el riego de sus cultivos con las necesidades de esta multitudinaria romería: la suelta del agua para el riego prevista para las 2.500 hectáreas del entorno del Guadiamar llenaría necesariamente el Quema, posibilitando el paso de los animales que tiran de las carretas y el bautismo simbólico que realizan cada año los romeros.

Finalmente, la propuesta de la comunidad de regantes de la zona, adelantada este lunes por Radio Sevilla de la Cadena Ser y confirmada por este periódico de fuentes de la CHG, es que el trasvase de 2,35 hectómetros cúbicos de agua ya programado para el mes de mayo se inicie a partir del 29 de mayo, lunes de Pentecostés. Tardará en torno a cuatro días y medio en materializarse, y para entonces las hermandades ya habrán iniciado el camino de vuelta de la aldea del Rocío.

El desembalse del Guadiamar para llenar el río que atraviesan decenas de carretas y miles de peregrinos a pie es algo que se ha hecho otras veces en el pasado, aunque este año la decisión desató una polémica desmedida, no sólo por la crisis de sequía que afecta a toda Andalucía, sino porque la solicitud del Gobierno de Juan Manuel Moreno a la CHJ para que llenase el vado del Quema coincidía con la polémica ley de PP y Vox para regularizar regadíos en el entorno de Doñana.

Al final, no sólo los regantes han optado por fijar el trasvase de agua después de la romería, también la propia hermandad matriz de Almonte se pronunció a favor de esta decisión, terminando de un plumazo con la polémica entre administraciones. La razón es la misma: el trasvase ordinario del río Agrio arrastrará un gran caudal de agua que llegaría al vado del Quema en muy poco tiempo, provocando una situación de inseguridad en el paso de los peregrinos y, sobre todo, de los animales que tiran de las carretas.

La sequía, centro de la campaña electoral

El Gobierno de Pedro Sánchez y la Junta de Andalucía litigan a cara de perro desde hace semanas por la ley de PP y Vox para ampliar regadíos en la Corona Norte de Doñana, que el Parlamento andaluz tramita por la vía de urgencia. El Ejecutivo central y la Comisión Europea han alertado del perjuicio que esta iniciativa puede tener en la mayor reserva natural de Europa, con un acuífero sobreexplotado y debilitado por la falta de lluvias.

Moreno ha situado la sequía en el epicentro del debate político, reclamando infraestructuras hidrológicas al Estado -presas, túneles, trasvases, desaladoras, depuradoras- y justo el miércoles volvió a alertar del fuerte impacto que sufrirá el sector agroalimentario y el turismo, dos de las patas de la economía andaluza.

Los embalses de Andalucía han bajado hasta el 27,08% de su capacidad y pierden siete hectómetros cúbicos (hm3) en la última semana, hasta los 3.025. Ese 27,08% de reserva de agua es 8,53 puntos porcentuales menor en comparación con el año anterior, cuando, con 3.977 hectómetros cúbicos los embalses andaluces estaban al 35,61%.

El presidente de la Junta asegura que aún hay agua disponible “para consumo humano en las grandes urbes de la comunidad al menos para año o año y medio”, pero advierte de que si no llueve de aquí a septiembre, la Junta tendrá que racionar el uso del agua para riego, limpieza de calles y llenado de piscinas.

En este contexto, la Consejería de Presidencia del Gobierno andaluz, responsable de coordinar el dispositivo de seguridad de la peregrinación multitudinaria (el llamado Plan Romero), remitió el 3 de mayo una carta a la CHG pidiendo que llenase de agua el Quema para que los romeros pudieran cruzar, para que los bueyes pudieran beber y para posibilitar el bautismo de los nuevos peregrinos (niños y adultos), según dicta la tradición. La petición, explicaban desde San Telmo, es “técnica”, cursada por un jefe de servicio de la consejería “por razones de seguridad”.

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir estudió la solicitud, no como un “desembalse específicamente pensado para la romería”, sino porque ya estaba programado un desembalse ordinario para garantizar el riego de los agricultores de la zona en mayo, ese agua tiene que pasar necesariamente por el enclave rociero, y la idea es analizar si puede hacerse coincidir para que llegue a tiempo para los peregrinos.

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