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La defensa de Juana Rivas pide a la justicia española que escuche a su hijo menor para que no vuelva a Italia con su padre

Juana Rivas, en imagen de archivo.

Álvaro López

Granada —

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Daniel, el hijo menor de Juana Rivas, está más cerca de tener que volver a Italia junto a su padre, el italiano Francesco Arcuri. El pasado 7 de julio, la Corte de Apelación de Cagliari solicitó la devolución del niño a tierras italianas con carácter inmediato, por lo que la justicia española debe decidir al respecto. En concreto, la decisión recae sobre el Juzgado de Instrucción 3 de Granada, que es el que tiene que decidir si el niño, de 13 años, vuelve con Arcuri, en cumplimiento con la decisión judicial italiana. Para tratar de evitarlo, los abogados de la granadina han vuelto a pedir este viernes al mismo tribunal que antes escuche al menor.

En concreto, según ha podido conocer elDiario.es Andalucía a través del equipo jurídico español de Juana Rivas, los abogados alertan de la situación “contradictoria” que se vive en Italia respecto a este caso. Por un lado, recuerdan que avanza el proceso penal contra Francesco Arcuri por un presunto delito de maltrato habitual, físico y psicológico -incluidas amenazas de muerte- a sus hijos, con el juicio fijado para el próximo 18 de septiembre.

Por otro, señalan que la vía civil sigue un camino opuesto: la Corte de Apelación de Cagliari dictó el pasado 7 de julio una resolución que se niega a suspender la ejecución de la custodia concedida a Arcuri en febrero (pese a estar recurrida en casación), ordenando la inmediata devolución de Daniel a su padre. En paralelo, en España está en marcha el procedimiento para ejecutar esa sentencia italiana, en virtud del Reglamento europeo 2019/1111, aunque la defensa de Rivas recalca que dicho reglamento contempla la posibilidad de denegar el reconocimiento si resulta “manifiestamente contrario al orden público”, sobre todo cuando está en juego el interés superior del menor.

De ahí que la defensa de Rivas entienda que es básico escuchar a Daniel antes de que tenga que volver a Italia. Recuerdan que ya ha descrito previamente episodios de presuntos malos tratos por parte de Francesco Arcuri sobre él e incluso sobre su hermano mayor, cuanto este compartía domicilio con ambos. De hecho, la medida cautelar que mantiene a Daniel en Granada junto a Juana Rivas se adoptó después de escuchar al niño, el pasado mes de enero. Sin embargo, la decisión de la Corte de Apelación de Cagliari deja poco margen al juzgado español, según apuntan fuentes de la defensa de Rivas.

Cabe recordar que, pese a que Cagliari sí pide que Daniel vuelva a Italia, el Giudice per l'Udienza Preliminare –la figura judicial encargada en Italia de valorar si un caso pasa o no a juicio– decidió a mediados de junio que Francesco Arcuri sea juzgado el próximo mes de septiembre por presuntos malos tratos habituales contra sus hijos. Algo que para los abogados de Juana Rivas es esencial para que Daniel no regrese a Italia, dado que corre peligro como lo demuestra el hecho de que su padre será juzgado por presuntamente ejercer violencia física y psicológica contra él y su hermano.

Denuncias cruzadas

A todo ello se suma el cruce constante de denuncias que rodea este caso desde hace años. Mientras Juana Rivas ha reiterado en distintas ocasiones que Arcuri sometía a sus hijos a un trato vejatorio y violento, el italiano mantiene que las acusaciones son falsas y que solo buscan obstaculizar su relación con los niños. Hace un mes, Arcuri insistió en su “confianza plena en las instituciones”, aseguró que afronta el proceso penal con “tranquilidad” y volvió a cargar contra Rivas por lo que considera un “calvario” de ocho años que incluye, según sus palabras, “manipulaciones” que habrían perjudicado también a los menores.

Por su parte, el equipo jurídico de Juana Rivas apunta que el juicio fijado en Italia para septiembre es un paso fundamental para que, por primera vez, un tribunal penal entre a analizar con profundidad lo que vienen denunciando desde hace tiempo. Además, recuerdan que la propia Fiscalía italiana fue renovada en 2022 tras apartar al fiscal que archivaba las denuncias sin tomar declaración a Rivas y que el nuevo fiscal formalizó en enero de este año la imputación contra Arcuri solicitando la apertura de juicio.

Para la defensa de Juana Rivas, obligar ahora a Daniel a regresar a Italia sin ser escuchado por la justicia española supondría una vulneración de derechos fundamentales, al ignorar no solo la voz del menor, sino también el riesgo que corre al quedar de nuevo bajo la custodia de un progenitor que afronta un proceso penal por presunto maltrato continuado. Insisten en que, en este tipo de procedimientos, debe prevalecer siempre el interés superior del menor, principio que tanto la normativa internacional como la española reconocen de forma expresa, frente a consideraciones meramente formales o automáticas derivadas de resoluciones extranjeras.

Mientras tanto, el hermano mayor de Daniel, Gabriel, que optó en 2022 por abandonar voluntariamente el domicilio familiar que compartía con Arcuri en Italia, sigue viviendo en España junto a su madre y su hermano pequeño. Gabriel ha sido contundente en reiteradas ocasiones al describir el ambiente que se vivía con su padre, a quien acusa de haber ejercido violencia habitual contra ambos. En diciembre, emitió incluso un vídeo y un comunicado alertando del peligro que supondría para Daniel volver a residir con Arcuri en Italia.

El caso continúa, así, inmerso en un complejo entramado judicial entre dos países y con resoluciones contradictorias, donde la justicia penal italiana ha decidido sentar en el banquillo a Arcuri por los presuntos malos tratos, mientras la justicia civil italiana mantiene la custodia exclusiva en sus manos. Ahora será el Juzgado de Instrucción 3 de Granada quien tenga que valorar si escucha primero a Daniel antes de ordenar su regreso, en un procedimiento que vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre cómo se protegen los derechos de las niñas y niños cuando las fronteras y la disparidad de criterios judiciales amenazan con relegarlos a un segundo plano. La decisión sobre Daniel puede ser inminente.

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