Vecinos del Albaicín impulsan la reconstrucción de una parroquia del siglo XVI
Hace tan solo unos meses, las imágenes de Notre Dame ardiendo estremecieron al mundo. El fuego devastaba siglos de historia y ponía en peligro una seña de identidad de occidente. La catedral parisina resistió y la ayuda desinteresada para su reconstrucción llegó en forma de miles de millones de euros. Sin embargo, no todos los templos sagrados tienen la misma fortuna -tampoco la misma fama e importancia-. La parroquia de San Andrés, en Granada capital, es un buen ejemplo de lo contrario: mal reconstruida tras un incendio, vecinos y feligreses se afanan en volver a darle vida con los medios de los que disponen.
Con esa premisa y asumiendo que nadie arrimará el hombro si no lo hacen ellos, pese a que el templo es propiedad de la Iglesia Católica, los “amigos de San Andrés”, como se han autodenominado las 700 personas que quieren reconstruir la parroquia, llevan varios años trabajando por conseguirlo. Levantada en 1521 en el Albaicín aún con influencias árabes que se dejaban ver en su estilo mudéjar, la de San Andrés es la historia de cómo un edificio emblemático puede acabar siendo olvidado por todos. Su ubicación, en plena calle Elvira, pareciera ayudarle para no caer en el olvido, pero la realidad la ha convertido en un lugar que sobrevive gracias a la ayuda desinteresada de centenares de personas.
Un incendio la dejó desnuda
El 6 de agosto de 1818, es decir, hace 201 años, la iglesia sufrió un incendio que ha marcado su futuro hasta hoy. Las llamas acabaron con el interior del templo dejando en pie únicamente los muros y la torre. Se salvó la armadura de la capilla del Marqués de Caicedó, pero con el fuego se perdieron siglos de historia. Años después, en 1830, el Arzobispado encargó una reconstrucción que acabó resultando ineficaz ya que con el paso del tiempo la parroquia fue deteriorándose llegando a perder una de sus naves laterales. Motivo por el que fue cerrada al culto en 1999.
Desde entonces, el templo ha pasado por varias etapas. La primera, y más prometedora, la que contó con el impulso del Arzobispado de Granada para ser reconstruida. En 2002 comenzaron unas obras, de alrededor de medio millón de euros, que se prolongaron hasta 2008, cuando estalló la crisis. Los peores años del ladrillo en España acecharon también al proyecto que acabó decayendo porque la Iglesia prefirió aportar su capital en otros ámbitos sin haber aportado más capital hasta la fecha. Poniendo así punto y aparte a la posibilidad de que la iglesia reabriese.
La cofradía que la salvó
Además de ser un templo dedicado al culto, la Semana Santa ha jugado un papel vital en la historia de San Andrés. De allí han salido tradicionalmente los pasos de la Ilustre Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén y Nuestra Señora de la Paz, conocida popularmente como “La Borriquilla”. Cuando la parroquia cerró sus puertas a finales del siglo XX, dejó de abrirse también para costaleros y penitentes. Una situación que hizo que los miembros de la cofradía impulsaran su rehabilitación a principios de esta década.
“La Borriquilla”, que tantas veces había sonreído gracias a San Andrés, se propuso hacer lo mismo para devolverle el favor de haber sido su casa. La tenacidad de los cofrades permitió que la Iglesia les avalase para poner en marcha la rehabilitación que salió del bolsillo de los hermanos y que permitió que en 2017 la parroquia volviera a abrirse parcialmente después de 18 años cerrada. Así empezó el proyecto que hoy lleva el sello de los amigos de San Andrés. Una iniciativa dividida en cuatro fases que pretenden culminar con la reapertura total del templo.
Un éxito compartido
Antonio Martín es el arquitecto que está canalizando todas las obras de restauración que carecen de apoyo económico de las administraciones, pero que cuentan con la supervisión de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Martín, que ha trabajado recientemente en la restauración de las Torres Bermejas de la Alhambra o de la Iglesia de San Nicolás que da nombre al famoso mirador, sostiene que el proyecto de San Andrés ha salido adelante “gracias al esfuerzo de las personas que no quieren que la parroquia se pierda”.
Él mismo admite la dificultad de la empresa que iniciaron en 2015 y que les permitió reabrir una parte del templo en mayo de 2017. En aquellos años se comenzó a remodelar la nave central que hoy se puede visitar y que permite que hayan regresado las misas y el mismo párroco que ya las impartía en 1999. El desembolso total ascendió entonces a 150.000 euros, una cuantía muy similar a la que se espera gastar en las siguientes fases de la reapertura.
“Queremos que no solo sea un templo religioso, sino que sea un centro de vida, un lugar donde poder hacer conciertos incluso”, asegura el arquitecto. No en vano, esa es la llama que mantiene viva la idea de rehabilitar San Andrés porque hasta que la nave lateral izquierda, la torre mudéjar, el presbiterio y la capilla lleguen a estar finalizados, aún puede pasar un tiempo “que es imposible determinar”, según reconoce Antonio Martín.
Cualquiera puede colaborar en la rehabilitación de la parroquia. Basta con acceder a www.amigosdesanandres.com para conocer en detalle la iniciativa y poder aportar cualquier lo que se desee. “Queremos que sea una reconstrucción hecha entre todos, queremos que pueda participar toda la gente que quiera”, añade Martín. Así quieren dejar claro su compromiso con la historia, aunque esta se empeñara en su día en acabar con San Andrés.