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Diez gráficos para entender a las claras la agonía que sufre Doñana

Un investigador, en la laguna de Santa Olalla completamente seca el pasado verano.

Antonio Morente

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Dejando al margen que se selló una tregua entre los gobiernos central y andaluz, 2023 no fue un buen año para Doñana, como tampoco lo ha sido la última década. La pérdida del sello de la Lista Verde de la UICN, el mayor organismo internacional de medio ambiente, fue un reflejo de un mal estado de salud que recientemente volvía a poner de manifiesto la Estación Biológica de Doñana (organismo investigador adscrito al CSIC) en su balance científico del año pasado. Un estudio que alerta de un declive generalizado y del que se extraen estos diez gráficos que ilustran de manera muy directa sobre la agonía de este espacio natural.

1. Más calor y menos lluvia que nunca

Con apenas 330,4 mm se trata del segundo año con menor precipitación anual de los últimos diez, así como el cuarto desde 2004-05, cuando se registraron 169,8 mm, y el noveno en la serie histórica desde 1978. La precipitación de 2022-23 supuso un 62,8% de la precipitación anual media registrada en los 30 años precedentes. Respecto a la temperatura, se encuentra dentro de los ocho años con las mayores temperaturas máximas (43,50°C) y del año con la mayor temperatura media anual (19,32°C) registrada. El verano fue largo y caluroso, con 14 días con temperaturas máximas iguales o superiores a 40°C que ocasionaron dos importantes olas de calor.

2. El adiós a las lagunas permanentes

El gráfico muestra el nivel de inundación de la marisma en la estación que toma los datos en el Lucio del Rey, un reflejo de otra de las realidades del parque: se ha acortado el hidroperiodo (número de días de inundación) de los humedales. “Las lagunas permanentes ya no lo son”, se apuntó en la presentación del informe. A finales de agosto, la laguna de Santa Olalla volvió a secarse por completo por segundo año consecutivo, un hecho del que no existen precedentes. La del Sopetón se quedó sin agua a primeros de julio y la Dulce lo hizo a primeros de agosto. La anomalía de hidroperiodo, que representa la diferencia de la media histórica 1974-2022 respecto al ciclo 2022-2023, indica que este último fue “dramáticamente más bajo”.

3. Mínimo histórico de aves invernantes

Los datos del censo de aves invernantes incluyen el registro de enero de 2024, que todavía no está formalmente cerrado, los últimos oficiales son los de enero de 2023 en los que se registró un ligero repunte gracias a las lluvias que cayeron en diciembre. Este 2024 se han contado 120.649 aves invernantes de 97 especies, que es el mínimo histórico para Doñana y supone el 42% de las aves contadas en enero de 2023 y el 18% del máximo histórico (enero de 2017).

4. Tendencia descendente de aves desde 2018

Los investigadores señalan que la comparación de la abundancia de aves con la precipitación anual no muestra una correlación evidente entre ambas variables en los censos terrestres. De hecho, en algunos años de menor pluviometría (2005, 2012 y 2014), el número de aves censadas fue muy alto, mientras en dos de los tres años más húmedos (2007 y 2011), el número fue muy bajo. Eso sí, en 2023 2023 se unen las circunstancias de escasas precipitaciones y el número máximo total más bajo de individuos censados en toda la serie, siguiendo con la tendencia descendente que comienza en 2018.

5. El declive de las tres especies más abundantes

Tres anátidas están entre las especies de aves acuáticas más comunes en Doñana: cuchara común (Spatula clypeata), ánade rabudo norteño (Anas acuta) y ánsar común (Anser anser). Estas tres especies han superado al menos en una ocasión los 70.000 ejemplares en el máximo anual. El cuchara común es la que alcanza el mayor número de individuos todos los años, registrándose en esta temporada una cifra de 28.868 individuos, la más baja de toda la serie. Lo mismo ocurre con el ánade rabudo norteño, que también ha presentado este año la cifra más baja de toda la serie (3.894 ejemplares en 2023), y con el ánsar común, que merece mención aparte.

6. El simbólico caso del hundimiento del ánsar

Los registros obtenidos para el ánsar común indican que esta temporada se ha alcanzado la cifra más baja de toda la serie histórica, con la “paupérrima” cantidad de sólo 1.243 ejemplares registrados en el censo terrestre y 9.588 en el aéreo. El dato es “alarmantemente bajo”, hasta el punto de que los científicos inciden en que es “muy preocupante” porque se encadenan tres temporadas de mínimos. “Por este motivo, cabe estar muy vigilantes de la evolución de esta especie, una de las más emblemáticas de Doñana”, apunta la última memoria elaborada por la Estación Biológica.

7. No se salvan ni las mariposas

Las bajas precipitaciones y las elevadas temperaturas han afectado negativamente a las mariposas diurnas, que en Doñana se censan desde 2005.  En total se han registrado 1.297 individuos, lo que implica que por cuarto año consecutivo (desde 2020) la proporción del número de mariposas en función del número de censos realizados decrece y, además, este valor es el segundo más bajo de la serie. En total, se observaron ejemplares de 24 especies diferentes.

8. Las rapaces no traen buenas noticias

Las rapaces también son ejemplo de la mala situación general de Doñana. El milano real va a la baja (120 ejemplares en 2023), el halcón peregrino contabiliza tres parejas frente a las siete que llegó a tener y el aguilucho lagunero occidental (en el gráfico) mantiene una reducida población reproductora y una invernante más abundante, y a ninguna le va bien: en 2023 no se ha detectado reproducción de la especie y entre los invernantes se aprecia una tendencia decreciente en la última década. De hecho, el año pasado se contaron 213 individuos, el valor más bajo de la serie histórica.

9. El conejo sigue sin levantar cabeza

Recuerda la memoria de la Estación Biológica que el conejo es una especie clave en los ecosistemas mediterráneos, algo que se acentúa en Doñana debido a la presencia del lince ibérico y el águila imperial, además de una elevada comunidad de depredadores tanto terrestres como alados. En el año 2023 las poblaciones de conejo han aumentado en el Espacio Natural de Doñana con respecto al año anterior, aunque los datos en última instancia reflejan que ha sido un año malo para una especie que mantiene así la tendencia de los últimos años. Y a su prima la liebre no le va mucho mejor que digamos...

10. Y al invasor cangrejo rojo le va fenomenal

El cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) aparece en todos los ambientes acuáticos, excepto en los caños, del Espacio Natural Doñana. Su prevalencia no ha dejado de aumentar desde 2015, coincidiendo con la menor inundación de los sistemas acuáticos del entorno. Por su parte, la jaiba azul (Callinectes sapidus) aparece de nuevo en dos de los tres caños, confirmando su expansión en el estuario del Guadalquivir.

11. El 'bonus track' del ciervo (para acabar con algo positivo)

El ciervo presenta una de las escasas gráficas positivas que arrojan los datos del año pasado. Las densidades relativas de ciervos obtenidas en el año 2023 aumentaron con respecto al periodo anterior (2005-2022), con una media de 4,69 animales/km frente a 2,74 en el periodo 2005-2022, lo que se achaca al aumento significativo de Coto Rey. La especie aumenta en todos los parajes de Doñana, una buena noticia que paradójicamente conlleva su parte de preocupación, ya que junto al ganado doméstico y otros herbívoros empiezan a ser demasiados para la vegetación disponible.

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