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El largo camino de invisibilidad hasta conseguir un DNI a los 42 años

Luis, conocido como Joselito, con su DNI que acaba de obtener a los 42 años.

Carmen Reina

En el mes de mayo del año pasado, eldiario.es/andalucia difundía la historia de Luis –conocido como Joselito en Córdoba, donde vive desde hace años- una persona sin DNI, que no figuraba en el Registro Civil, en ninguna parroquia constaba partida de su nacimiento ni estaba inscrito en ningún otro registro oficial. No podía acceder a ningún tipo de gestión oficial, ninguna tramitación de ayuda y estaba totalmente excluido del sistema. Oficialmente, no era nadie, no tenía identidad, no existía. Hasta ahora.

Joselito –al que llaman así por su aspecto aniñado como el niño cantor de 'El pequeño ruiseñor'- tiene desde la pasada semana su Documento Nacional de Identidad (DNI). El camino de invisibilidad hasta llegar a este punto ha sido largo y duro, lleno de incertidumbre. Y ahora ha podido obtener el DNI gracias a la labor de las entidades sociales –Cruz Roja y la Fundación RAIS- que han trabajado con él en los últimos años.

Estas entidades, junto a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Córdoba, se habían topado en este tiempo con la dificultad de no poder prestar ayuda a alguien que no existe para el sistema. Su primer contacto en Córdoba fue Cruz Roja, que lo atendía en la calle, donde vivía, solo con la ayuda de emergencia: comida, abrigo y poco más. Su caso llegó a los Servicios Sociales municipales y se encontraron con la imposibilidad de tramitarle ninguna ayuda porque, oficialmente, no existía. Y, por fin, pudo contar con la ayuda de la Fundación RAIS –que trabaja con personas sin hogar-, que le facilitó un piso en el que vive desde hace unos dos años, porque para ellos no era imprescindible su identificación sino la situación de vulnerabilidad social en la que se encontraba.

Después de llevar el caso de Joselito a la comisión provincial que trata situaciones sociales especiales, se vio que la única forma de poder dar una identidad a este hombre sería hacer una inscripción tardía en el Registro Civil. Y eso es lo que se ha conseguido hacer ahora. A finales de 2018, Joselito quedó inscrito en el Registro Civil, después de la toma de huellas de la Policía científica y otras pruebas forenses, además de un completo informe de las entidades sociales que estaban trabajando con él.

Con ese trámite, Joselito tuvo ya en sus manos una partida de nacimiento, donde pone su nombre y su edad -nació en 1976-. Tras ello, obtener el DNI ha sido el último eslabón de la cadena de registros oficiales, donde ha jugado un papel fundamental la posibilidad que la Fundación RAIS dio a Joselito de poder contar con un domicilio. Esta entidad ha certificado que, efectivamente, él vive allí, que es su domicilio, para hacer constar su dirección en el DNI y para poder tramitar también su empadronamiento ante el Ayuntamiento.

“Han sido meses de mucha incertidumbre. Muy duros para él”, cuenta una de las trabajadoras sociales de la Fundación RAIS que cada semana hace un seguimiento de la situación de Joselito y que ha seguido todo el proceso de su identificación oficial. “Antes era una persona sin derechos”.

Eso, precisamente, es lo que destaca el propio Joselito, ya con su DNI en el bolsillo, desde hace pocos días. “Estoy muy contento. Antes sin el DNI no tenía derecho a nada. Todo era muy difícil sin papeles”, explica.

Siente como un auténtico alivio tener su documentación encima, por si le para la Policía, cuenta: “Me pedían el DNI y antes yo decía que no tenía, no saben quién eres, había que dar muchas explicaciones...”. Toda clase de explicaciones para algo que era inexplicable: que una persona que tenían delante, no existía para nadie.

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