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“Estamos en un momento de gran reversibilidad de los derechos de las mujeres”

Presentación pública del XXIV Feminario.

Carmen Reina

“El derecho quiebra también en la igualdad de género.

Estamos en un momento de gran reversibilidad de los derechos de las mujeres“. Es la conclusión lanzada por la catedrática

de Derecho Constitucional de la Universidad de Málaga, María Luisa Balaguer, tras

analizar desde su experiencia las leyes sobre igualdad y su aplicación práctica

en nuestra sociedad. Y su advertencia es clara: “Debemos luchar porque nuestros

derechos avancen y no retrocedan. Porque son derechos perfectamente reversibles“.

Así lo ha expuesto esta profesora de Derecho Constitucional

en el XXIV Feminario celebrado en Córdoba, un foro andaluz de debate feminista en

el que se ha centrado en analizar la aplicación efectiva de la igualdad en su

intervención bajo el título “El órgano judicial al servicio patriarcal”.

Balaguer lo tiene claro al hablar del derecho y la mujer

como de “un núcleo de normativas en las

que el movimiento feminista ha conseguido modificar el cuadro legislativo a

favor de la igualdad“. Y eso, ha sido así, a su juicio, de tal forma que ”en

este momento se puede decir que el marco legislativo sobre igualdad está

agotado. No hay ninguna norma más que hacer. No hay nada legislativamente sustraído

a la igualdad“. Pero, sin embargo, otra cosa es su aplicación efectiva: ”El

grado de cumplimiento es prácticamente nulo“, advierte.

Para Balaguer, la cuestión radica en que “las leyes se

reinterpretan“ y de poco vale el marco legislativo si en su aplicación no

existe la sensibilidad suficiente. Así, apunta al marco de la Unión Europea en

el que se haya inscrita España que, en su opinión, “ha favorecido a las mujeres”

y pone como ejemplo el desarrollo de leyes del Derecho Laboral donde la

legislación europea “ha coadyuvado muy fundamentalmente a desarrollo de la

igualdad. Y de ahí han emanado las leyes a nivel nacional. Pero el problema

está en que esas leyes se reinterpretan“, insiste.

Patriarcado puro y duro

Patriarcado puro y duro

Por eso, esta catedrática insiste en delimitar la

legislación teórica de su aplicación. En la práctica, son cosas distintas y, si

bien en la fase de creación normativa advierte que “las mujeres hemos sido

capaces de llevar al consenso cuestiones de igualdad, en la fase de aplicación

del Derecho regresamos al patriarcado puro y duro“.

Y es que, a su juicio, “el Derecho no consigue cambiar lo

que la sociedad no haya cambiado previamente“. Y el mundo de quienes aplican

las leyes no deja de ser un reflejo del resto de la sociedad.

En ese sentido, pone como ejemplo una serie de sentencias en

las que “el derecho patina en cuestión de igualdad” para señalar que “si los

jueces no adoptan una postura militante“ en la aplicación de leyes que tienen

que ver con la igualdad entre hombres y mujeres o la ley de violencia de

género, “nunca se va a conseguir su aplicación real”.

Y, desde su experiencia, añade:

“Eso significa un plus de perspectiva de género”.

“Debemos tomar conciencia de lo que está ocurriendo”, indica

Balaguer en relación a la reversibilidad de los derechos alcanzados por las

mujeres. “A muchos hombres de la izquierda les ha venido el feminismo como algo

dado“, indica para explicar el bajo grado de implicación de los hombres en una

igualdad real. Y, de ahí, la base social sobre la que la legislación se ha

desarrollado y en la actualidad puede retroceder.

Derechos de las mujeres de ida y vuelta

Derechos de las mujeres de ida y vuelta

“Podríamos llegar a perder la Ley de Violencia”, advierte. Y

apunta, en el mismo sentido, a otros ejemplos como la Ley del Aborto, de plena

actualidad por la revisión que el Gobierno central pretende hacer y las manifestaciones sociales contrarias. Ante ello,

solicita “la cohesión necesaria del movimiento feminista para afrontar el

momento actual donde los derechos son perfectamente reversibles“, insiste.

Y es que la pérdida de derechos de las mujeres que parecían

consolidados no es algo nuevo, como se pone de manifiesto en un recorrido por

las reformas del Código Civil desde la II República hasta la Democracia. “Lograr

y recuperar derechos para las mujeres supone un gran esfuerzo. Perderlos es

tremendamente fácil“, expone Natividad Delgado, psicóloga en la asociación

Hypatia de Dos Hermanas (Sevilla) que han elaborado un trabajo sobre las reformas legales que tienen que

ver con la igualdad desde 1931 hasta los primeros años de la democracia.

Una somera mirada en ese sentido va desde el reconocimiento

de la mujer en la vida política, el matrimonio civil, el divorcio o el acceso

al voto que tuvieron en la II República, al retroceso a partir de 1936 con ejemplos como la

educación segregada por sexos, la prohibición para que la mujer trabaje en talleres y

fábricas, la tipificación como delito de la propaganda de anticonceptivos y la derogación de las leyes del matrimonio civil y el divorcio.

La celebración en España del primer Año Internacional de la

Mujer no llega hasta 1975. Y en paralelo, la legislación en igualdad empieza a

avanzar desde la vuelta de diputadas tras cuarenta años en 1977, la igualdad

hecha ley en la Constitución en 1978 (excepto para reinar), la regulación de la

separación y el divorcio, o hitos como la creación del Instituto de la Mujer en 1983 o la

Ley del Aborto en 1985. Leyes y derechos reconocidos que, ahora, vuelven a

reinterpretarse y pueden perderse.

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