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Moreno recupera fuerza en el PP y empuja a Casado a rehacer sus listas electorales en Andalucía para el 10-N

Pablo Casado y Juanma Moreno, en una reunión en Génova.

Daniel Cela

Juan Manuel Moreno se siente más fuerte hoy que hace cinco meses. El primer presidente de un Gobierno no socialista de Andalucía se ha convertido por la vía institucional en un barón con voz autorizada dentro del PP, aunque orgánicamente esté más débil que nunca, aunque su fuerza política ostente el peor resultado de la historia: en las andaluzas del 2 de diciembre su grupo cayó de 33 a 26 diputados. El traje presidencial de Moreno en Andalucía sirvió de avanzadilla y referente al PP para la triple alianza con Ciudadanos y Vox que luego ha cristalizado en otros gobiernos autonómicos, como Madrid, Murcia o Castilla y León.

El Ejecutivo andaluz es el que más rodaje tiene de todos y el que más estabilidad demuestra hasta la fecha: la sintonía de los tres grupos conservadores se ha plasmado por escrito en un acuerdo presupuestario, firmado en junio, para aprobar las cuentas de 2019 y allanar la negociación de las cuentas de 2020. Desde esta atalaya, Moreno ha empezado a hacer uso de su auctoritas dentro de Génova -sede del PP nacional- con un punto de vista crítico, pero no frentista, con el presidente nacional, Pablo Casado. El presidente andaluz se siente fuerte para reclamar hoy lo que no fue capaz de pelear en las generales del 28 de abril, esto es, que se hagan “ajustes” en las listas electorales del 10 de noviembre para “mejorarlas”. 

Los comicios del 28A supusieron una debacle histórica para el PP, que pasó de 137 a 66 escaños. El estreno de Pablo Casado como líder y candidato del partido coincidió con la fragmentación del voto conservador. El espacio electoral del PP se vio constreñido por los dos flancos: desde el centro, por Ciudadanos, y desde la derecha, por el grupo ultraconservador Vox. En Andalucía, el descalabro fue especialmente significativo, porque los populares sufrieron el sorpasso del partido naranja, su socio de Gobierno (en votos, no en escaños). El PP pasó de 23 a 11 diputados en Andalucía, se quedó con 785.199 votantes, frente a los 808.865 votos de Ciudadanos.

“Mejorar algunas listas electorales”

Ahora Moreno pide a Casado otras listas electorales. No ha hablado explícitamente de Andalucía, pero en el PP andaluz todo el mundo recuerda la convulsión interna que supuso ver cómo los cabeza de lista para el 28A en la mitad de las provincias andaluzas eran designados desde Madrid. Especialmente hiriente fue la designación de Juan José Cortés, padre de la niña Mari Luz, como cabeza de lista por Huelva, que supuso un desagravio y la salida de la ex ministra de Empleo, Fátima Báñez. “Me parece razonable que intentáramos entre todos mejorar algunas listas electorales, con aportaciones de las direcciones regionales y provinciales”, ha dicho el presidente andaluz en una entrevista en Onda Cero. “Hay que aprovechar la oportunidad para buscar unos candidatos con más tirón, que sirvan de refresco, que tengan fortaleza y respaldo social y que impriman una dosis de un poquito de más ilusión y credibilidad”, sentencia.

En las últimas generales, la dirección nacional del PP renovó a todos los cabeza de lista al Congreso en las provincias andaluzas, excepto a Carlos Rojas en Granada. En muchos casos lo hizo sin el consenso de la ejecutiva regional. Javier Aureliano García, presidente de la Diputación de Almería, sustituyó al ex portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando; María José García Pelayo, ex alcaldesa de Jerez, encabezó la lista por Cádiz en sustitución de Teófila Martínez; Andrés Lorite fue número uno por Córdoba; Cortés por Huelva; el periodista Pablo Montesinos fue el fichaje estrella para Málaga; María Luisa del Moral en Jaén; y la ex eurodiputada Teresa Jiménez Becerril encabezó la lista de Sevilla.

El presidente andaluz ha limado asperezas con Casado desde el congreso nacional del PP en el que militó en las filas de su rival, Soraya Sáenz de Santamaría. El propio Casado afronta los comicios del 10N con un talante más moderado, menos aguerrido que hace cinco meses, más en consonancia con el estilo de Rajoy, que también es el estilo de Moreno. El dirigente andaluz, por ejemplo, ha respaldado la fórmula de Casado de concurrir a las generales en coalición con Ciudadanos, como una “agrupación” o “plataforma” que aúne las fuerzas del centro derecha y evite ser castigados por la Ley Electoral en el Senado y en las circunscripciones más pequeñas. “En el Senado, no ir juntos sería un suicidio”, ha dicho. Su vicepresidente y líder regional de Ciudadanos, Juan Marín, ha defendido todo lo contrario. El matiz que ha aportado Moreno respecto a la propuesta de Casado es que el andaluz no ha mencionado esta vez a Vox, con el que tratan de marcar distancias, aunque en Andalucía ostente la llave de su Gobierno.

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