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El podcast 'Año 20' de la periodista Carmen Ibáñez es finalista de los premios 'Periodismo Accenture'

Un taxista voluntario que repartía lotes de comida y primera necesidad durante el confinamiento

Carla Rivero

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El sonido de los aplausos al personal sanitario fue la banda sonora de mediados de 2020 y el comienzo del podcast “Año 20” de la periodista Carmen Ibáñez, publicado en este diario. La pregunta por saber “qué pasará” fue la inspiración de este reportaje sonoro cuyo capítulo “Los Makers” ha sido finalista del 22º Premio de Periodismo Accenture. El análisis lleva a la autora a reflexionar sobre las cicatrices abiertas de un sistema de bienestar que ya mostraba flaquezas antes de la pandemia provocada por la Covid-19 y, ante todo, a mostrar los testimonios del voluntariado que formó redes de apoyo y solidaridad durante aquellos meses tan difíciles. 

El podcast, con Sevilla por escenario, ha sido elegido entre 1.000 proyectos partiendo de la idea original de Izaskun Pérez y la dirección, producción y realización de Ibáñez. “Como periodista, fue un privilegio salir y documentar lo que estaba ocurriendo en esos meses de primavera”, relata la profesional. “Me sorprendió la agilidad y la generosidad de la gente, que tiene ese poco tiempo para dedicarlo a los demás, por ejemplo, el taxista en vez de estar en su casa se pasaba jornadas larguísimas repartiendo, cargando y llevando las cestas de comida”. El relato combina tanto los titulares de los telediarios que informaban cada día de la evolución de los contagios como las declaraciones de los colectivos que decidieron hacer algo por sus vecinos y vecinas durante la pausa nacional. 

Los Makers, protagonistas de la primera de las cinco entregas, es un movimiento que afronta retos, encuentra deficiencias en el mercado de cosas que no existen y crea el producto para esa necesidad. Esa es la definición con tono más académico, pero en la vida real se transformaba en las personas altruistas que transitaban las calles, mandaban mensajes y atendían llamadas ayudando a quienes lo necesitaran, como le pasaba a Antonio. La periodista entrevistó al granadino que tenía una impresora 3D con la que llegó a fabricar más de 200 viseras. Enseguida, y anticipándose a la catástrofe nacional tras asimilar que la trayectoria sería similar a la de Italia en aquel entonces, formó un grupo de trabajo con 40 personas a través de un canal de Telegram con la finalidad de elaborar material para los hospitales y centros sanitarios que se encontraban desbordados en aquellos momentos. 

Junto a él, también suena la voz de Beatriz, coordinadora de la red Ramuca del barrio de la Macarena. “Siempre hay gente, familias, que se quedan fuera”, dice la locutora refiriéndose a la gestión de la administración pública. La incapacidad de dar una respuesta rápida y efectiva a las casas confinadas provocó una brecha de dependencia, digital y socioeconómica. La periodista lo define como la “fragilidad” del sistema de bienestar y pone el foco en que “seguimos siendo frágiles, lo que pasa es que seguimos adelante, y el sistema sigue rodando”, afirma en la entrevista con este diario. “Desgraciadamente, habrá gente que se quede por el camino o le cueste mucho más engancharse por sus condiciones de partida… El ascensor social está un poco averiado”. 

La cooperación fue clave en aquellos meses donde los servicios municipales y los agentes colaboradores se veían desbordados. Algo que critica Beatriz en el podcast: “La dependencia de estas personas que llamaban era una pelota que se iban pasando de unas organizaciones a otras”. La tercera pieza de este puzzle fue David, un taxista que se convirtió en voluntario para repartir las cestas que proporcionaba Ramuca gracias a las donaciones individuales. El eco de las llamadas al telefonillo se repiten en el reportaje acompañando los recorridos que llevaban al conductor a los hogares que necesitaban de esta ayuda externa. Además, la periodista recuerda que el ingreso mínimo vital se aprobó dos meses después del inicio del confinamiento, por lo que muchas de las familias con bajos ingresos vivían de la caridad de estas redes de apoyo.

Una frase que cita en la cerca de media hora del capítulo resume bastante bien el espíritu de la entrega que se dedicó a analizar los aspectos digitales, educativos y de salud mental del entorno: “La magnitud de una crisis no se determina solo por el impacto de unos hechos que ocurren de forma precipitada sino también por la fragilidad del sistema al que atacan”. Pero la resistencia persistía. El reportaje refleja que la movilización espontánea de la sociedad civil fue quien cuidó de la estabilidad de los márgenes de la sociedad. “Era como me decía David, el taxista: los barrios que más tienen no son los más solidarios”, rememora Ibáñez, “y mi radiografía es que hay mucha gente común y corriente, de clase media trabajadora, solidaria y empática”. 

Un trabajo de este calibre queda en el recuerdo tanto del profesional como de los participantes. Por ello, Carmen Ibáñez ve “Año 20” como un archivo documental de lo ocurrido hace ahora año y medio: “Tendrá más sentido conforme más tiempo pase, como ocurre con la curiosidad que nos despiertan las imágenes de Sevilla de los años 80, pero esta vez es un intento de captar un momento y una reflexión a principios del siglo XXI de algo que ha impactado mundialmente desde un foco local”. 

El proyecto ganador del 22º Premio de Periodismo Accenture se anunciará el próximo 30 de junio. Mientras, “Año 20” está disponible también en Spotify, Google Podcast, Apple Podcast, Ivox y Podimo. 

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