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Las mujeres siguen soportando las mayores tasas de temporalidad en la plantilla de la Junta de Andalucía

El SAS contratará a más de 17.500 profesionales para garantizar la atención sanitaria en verano, un 32% más que en 2016

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Los presupuestos de la Junta de Andalucía para 2018 incluyen un estudio del impacto de género, como marca la ley, y que arroja que todavía hay mucho por avanzar dentro de la propia administración. De hecho, en línea con la tendencia observada en años pasados, el proceso de feminización de la plantilla de la Administración General de la Junta de Andalucía sigue lejos de la representación equilibrada por sexo, según el citado informe, especialmente en los escalafones superiores.

En este sentido, el aumento de la presencia de mujeres no ha variado el equilibrio del personal funcionario y ha mantenido la sobrerrepresentación femenina entre el personal laboral, es decir, el que soporta peores condiciones. En concreto, la tasa de temporalidad para el conjunto de empleados públicos en 2017 se ha situado en el 15,8%, pero ellas pierden. Llega a un 18,7% en el caso de las mujeres y a un 11,1% en el de hombres, o sea, ocho puntos de diferencia. Y es que la distribución por sexo en esta categoría sigue siendo determinante con una elevada concentración de mujeres en los grupos profesionales con menor retribución.

Por otra parte, el informe destaca que, pese a que se observa una positiva progresión, la menor presencia de mujeres en los grupos superiores de la escala profesional continua siendo un elemento que indica la presencia de techos de cristal. El análisis de altos cargos y de los puestos asociados a los niveles retributivos superiores pone de relieve que la participación femenina en los mismos aumentó en 2017, pero sigue siendo inferior a la que correspondería por su peso en la plantilla. “Esto evidencia la reciente incorporación de las mujeres a estos puestos y podría indicar la existencia de dificultades para conciliar la vida familiar y profesional dada la correlación negativa entre número de descendientes y acceso a los puestos de responsabilidad”, subraya el estudio.

El mismo detalla la situación en cada uno de los sectores de la Junta de Andalucía, siendo especialmente exhaustivo para los dos que concentran el grueso de empleados públicos de la comunidad autónoma: educación y sanidad.

Educación

La feminización creciente del personal docente es un rasgo compartido a nivel internacional y Andalucía no es ajena. Pero se da la circunstancia de un desequilibrio por la mayor presencia de mujeres en educación infantil y primaria, especial y compensatoria. O sea, la situación refuerza los estereotipos de género que “identifican a las mujeres con la docencia del alumnado de menor edad y con mayores necesidades de cuidados y a los hombres con mejores aptitudes para tareas directivas y de mayor responsabilidad, con el consecuente impacto en la calidad de la enseñanza y en la igualdad de oportunidades”.

Sanidad

El análisis de la composición del personal del Servicio Andaluz de Salud (SAS) entre 2009 y 2017 confirma la feminización de la plantilla en línea con lo que sucede en los países de nuestro entorno, pero con “cierta ralentización”, según el mismo informe. Este fenómeno da lugar a dos realidades complementarias.

Por una parte, continúa creciendo el nivel de feminización de las profesiones vinculadas a la prestación de cuidados de enfermería, donde las mujeres ocupan el 81,2% de los puestos. Los patrones de género siguen determinando que el 80% de la plantilla femenina del SAS se concentre en los niveles retributivos inferiores, cifra que se eleva al 85% en la asistencia especializada y al 89,1% en los centros de transfusión sanguínea.

Por otra parte, y de manera simultánea, se produce en estos años un notable crecimiento de la presencia de mujeres en el grupo A1, consolidando una categoría cercana a la paridad de sexos. Como reflejo de este crecimiento, la presencia de mujeres ha ido aumentando entre los profesionales de la medicina y entre quienes tienen cargos intermedios y directivos de la organización, hasta eliminar la tradicional masculinización de estos puestos y alcanzar valores de equilibrio.

También ha sido significativo el aumento de la participación femenina en los puestos de mayor responsabilidad, correspondientes a los niveles retributivos superiores (27–29), donde, no obstante, se mantiene una sobrerrepresentación masculina. En 2017 las mujeres representan el 27,2% del personal en estos niveles superiores. Ello evidencia que siguen existiendo limitaciones para las mujeres profesionales del SAS a la hora de acceder a puestos de toma de decisiones y mayor responsabilidad, dedicación y retribución especialmente cuando se compromete la conciliación de la vida laboral y familiar.

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