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El lince camina hacia su supervivencia pese al año sin coordinador ni fondos europeos

Lince ibérico en Castilla-La Mancha

Alejandro Ávila

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Ni la falta de financiación europea ni de liderazgo en 2019 han impedido que el lince siga dando pasos de gigantes por su supervivencia: casi 900 linces viven libres por España y Portugal.

Los expertos están de acuerdo. Los datos del censo de 2019 son excelentes: 894 ejemplares de lince ibérico son un éxito. El lince ha vuelto a dar otro salto de gran felino para escapar de su extinción: a comienzos de siglos, el ser humano había acorralado a este animal de características orejas a tan solo dos reductos andaluces: Doñana y Sierra Morena.

En definitiva, el año en blanco sin cabeza visible en la lucha contra la extinción del lince no ha hecho mella en la conservación del lince ibérico. La jubilación en febrero de 2019 del artífice de la recuperación del felino, Miguel Ángel Simón, coordinador del programa del lince en Andalucía -y en el resto de la Península Ibérica conforme ha ido avanzando su expansión- dejó sin líder visible la lucha por el felino más amenazado del planeta. A esto hay que incluir el vacío de financiación europea, a través del programa Life, desde 2018 hasta septiembre de 2020.

Según datos del Ministerio de Transición Ecológica, son 583 adultos repartidos entre España (476, un 81,6%) y Portugal (107) y 311 cachorros nacidos en 2019. Andalucía, el último reducto para este felino hace casi 20 años, se ha convertido ahora en uno de los grandes motores de la especie.

En Andalucía habitan más de la mitad de los linces

En estos momentos, el 57% de los linces de toda la Península Ibérica se encuentran en Andalucía. El 70% de los que habitan en España. Eso se traduce en 145 en la zona de Andújar-Cardeña, 71 en Guarrizas, 68 en Doñana-Aljarafe y 46 en Guadalmellato: en total, 331 ejemplares. Castilla-La Mancha suma 84 linces (17,7%) y Extremadura, 58 (12,2%). En total, el 70% de los linces censados en España se encuentran en Andalucía.

Además, en Andalucía se encuentra el mayor número de hembras reproductoras o territoriales (120, 64%), de las 188 que campean por toda la Península Ibérica. Para que la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) -el organismo encargado de revisar el peligro de extinción de las especies- rebaje el grado de amenaza del lince ibérico, debe haber una población de más de 250 adultos (o 125 hembras reproductoras) durante cinco años. El de 2019 es el tercero que arroja cifras por encima de esa línea roja.

2025, fuera de peligro de extinción

Por esa razón, Ramón Pérez de Ayala, experto en linces de WWF, cree que dentro de dos años la especie podría salir del peligro de extinción “numéricamente” y que, tras pasar unos dos años de trámites, el lince ibérico pasaría estar catalogado como especie vulnerable (“2024 o 2025”). Es decir, en menos de 25 años -cuando, en 2002, comenzó el primer programa de reintroducción del lince en Andalucía- habría pasado de estar “ peligro crítico de extinción” a un estado “vulnerable”. Para el experto, sería 2040 cuando el felino estaría fuera de todo peligro.

Para Pérez de Ayala, la experiencia recogida durante dos décadas de lucha contra la extinción del lince en Andalucía es “la experiencia a exportar. Siguen siendo las poblaciones originales las más grandes. Es allí (en Andalucía) donde empezamos a hacer las pruebas y siguen estando a la cabeza. De hecho, el siguiente proyecto para el lince es la conectividad y el objetivo es conectar las poblaciones y ya consideramos una metapoblación Andújar, Guarrizas, Guadalmellato y Ciudad Real”.

WWF: “Vamos por el buen camino”

Pérez de Ayala asegura que los datos demuestran que “vamos por el buen camino. Continúa avanzando todo bastante bien, sobre todo las poblaciones reintroducidas, que no han sido un espejismo, sino que continúan hacia arriba”.

Fuera de Andalucía, en los nuevos territorios que va conquistando el lince ibérico, “Montes de Toledo es el más prometedor. Se ha podido contar con los forestales locales, quedan muchas zonas por ocupar, una capacidad de carga de sobra y hay mucho conejo. Está creciendo a un ritmo buenísimo y es posible que el año que viene adelante a Andújar en número de cachorros, ya que, al haber mucho conejo, la productividad por hembra es de casi el doble”.

Miguel Ángel Simón, exdirector del programa de recuperación del lince, considera que los datos son “muy buenos” y que los esfuerzos se deberían concentrar ahora en “hacer refuerzos genéticos. Creo que deberían replantearse seguir soltando linces en las áreas de reintroducción”.

Un año sin coordinador de linces

Tras la jubilación de Miguel Ángel Simón en febrero de 2019, Andalucía estuvo todo el año sin un gestor para la conservación del lince. Hasta enero de 2020, la Junta de Andalucía no nombró al nuevo coordinador, Javier Salcedo, que ya fue director de otro programa Life, en este caso de aves esteparias.

Desde 2018 hasta 2020, el lince ibérico no ha recibido financiación europea para uno de los proyectos más emblemáticos del mundo en recuperación de especies de en peligro.Un caso de éxito que ha recibido, por fin, un nuevo impulso en septiembre de este año, con el nuevo Proyecto Life Lynxconnect, cuyo objetivo es crear “una metapoblación de lince ibérico genética y demográficamente funcional”.

El proyecto está liderado por la Junta de Andalucía, cuenta con 21 socios -entre administraciones públicas y organizaciones privadas-, tiene una duración de cinco años y el presupuesto ha menguado de los 26 millones de euros iniciales a los 18 definitivos. Un requisito que impuso la Unión Europea para aprobar el cuarto Life del lince (quinto, si se suma el aprobado en 1994, para el conteo de la población).

Atropellos, el talón de Aquiles

En resumen, y a pesar de los vaivenes administrativos, la financiación de las diferentes administraciones públicas y el apoyo de las organizaciones ecologistas y de otra índole, han permitido que el censo del lince siga dando datos positivos. A pesar de eso, las muertes violentas siguen siendo el talón de Aquiles de la recuperación del animal.

Según denunciaba en agosto la organización ecologista WWF, uno de los socios del programa de conservación del lince durante estas dos décadas, a lo largo del año ha habido más de una treintena de atropellos.

Juan José Carmona, portavoz de WWF en Doñana, subraya que el principal problema con los atropellos del lince es que “hay que reverdecer nuestras infraestructuras viarias. La mayor parte de ellas están anticuadas, no cumplen las normativas europeas. No hablamos de puntos negros concretos, sino de un problema general y el lince es solo la punta del iceberg. Se trata de una sangría para la fauna española”.

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