Un extraño, un cura y un pueblo hambriento: el cortometraje 'La tierra muerta' explora “cuando la sinrazón se apodera”
“Cuando la miseria llama a la puerta, la colectividad pierde el norte moral y aparecen las supersticiones”. Ese es el oscuro instante que quería plasmar Sergio Duce en su cortometraje 'La tierra muerta'. El realizador aragonés firma el guión y la dirección de este filme en el que ha implicado a los vecinos de su pueblo, Ateca, y en el que hace un guiño a varias tradiciones aragonesas de raíz pagana. La cinta se estrena este sábado 28 de abril, a las 19:00, en el Centro de Historias de Zaragoza.
'La tierra muerta' es una historia de atavismo y supersticiones. Sigue los pasos de un extraño que se va a buscar la mala fortuna adentrándose en los caminos de un pequeño pueblo azotado por el hambre, en el que un cura (al que encarna el desaparecido Santiago Meléndez) ejerce también como sacerdote de ancestrales y salvajes rituales. “Quería contar una historia sobre cómo el grupo, cuando la sinrazón se apodera, devora la autonomía individual”, explica Duce.
En su cortometraje, Duce echa mano de algunos elementos del folclore del Aragón rural, como el carnaval de Bielsa, la Máscara de Ateca o la falleta de San Juan de Plan. “Aunque el cristianismo los ha hecho suyos, son en origen ritos paganos de purificación, de llamada a una meteorología propicia, augurios de prosperidad para la cosecha... Estaba muy interesado en la cultura del fuego y quería llevarla a mi terreno. Me sorprendió que no había que irse lejos para encontrar supersticiones relacionadas con el fuego: forman parte de 'cuentos de vieja' que siempre han estado aquí mismo”. Al realizador le resulta fascinante que ese imaginario popular secular siga vigente en pleno siglo XXI: “Solo hay que ver cómo actúa la sociedad ante una crisis”.
Aunque la película transcurre en un ambiente rural que podría identificarse con la España de Ramón J. Sender, Duce quería que la acción tuviera un marco “atemporal”. La cinta está en su mayor parte rodada en aragonés, en un uso “normalizado” como “un elemento narrativo” más de la historia.
No hay tiempo ni lugar definido en lo que se ve en la pantalla, pero el rodaje sí tuvo un epicentro muy concreto: Ateca. “Quería rodar en mi pueblo”, dice Duce cuando se le pregunta por la motivación última del filme. La experiencia no ha podido ser más satisfactoria: “Se lo aconsejo a todo el mundo: si quieres rodar cualquier cosa, vete a un pueblo y todo serán facilidades y entrega por parte de sus vecinos”. Unos 70 de sus paisanos actuaron como figurantes en la producción, e incluso la gente más mayor se implicó al máximo: “Había una escena nocturna en la que no contaba con ellos, porque sucedía en otra localizacion y me parecía pedirles demasiado esfuerzo. Allí aparecieron. Me dijeron que para una vez que pasaba algo, no se lo pensaban perder”.
En total, 'La tierra muerta' ha contado con un equipo de más de 120 personas en su producción. Con 12 minutos de metraje, eso supone que ha implicado a más de 10 personas por minuto, lo que da idea del esfuerzo que hay tras un corto, un tipo de película que exige “una amor al arte bestial”. El resultado se podrá ver por primera vez esta tarde en Zaragoza. Pasada la premier oficial, la cita, como no podía ser de otra manera, se proyectará en Ateca.