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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

¿Pueden oírme ahora?

Eva Rueda

Snowden es el joven americano informático que trabajaba en la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) y que huyó tras filtrar a la prensa el espionaje masivo e ilegal que el Gobierno de EEUU ejerce sobre sus ciudadanos. Parece escrito por Frederick Forsyth. Pero no; Snowden sigue en paradero desconocido desde hace dos años, escondido en suelo ruso.

Su segundo tuit -en respuesta al astrofísico Neil deGrasse Tyson- ha sido: “gracias por la bienvenida. Y ahora que tenemos agua en Marte, ¿crees que comprueban los pasaportes en la frontera? Es para un amigo …”  Otro que no ha perdido el humor. De todos es sabido que está en busca y captura y que el Gobierno de Obama lo considera enemigo y antipatriota y que no hay lugar para él en la Tierra …

La necesidad de ser escuchado y de tener algo que decir es algo muy humano; una necesidad muy nuestra, seamos héroes fugitivos o comunes mortales. Como la de los catalanes, que el pasado domingo hablaron en las urnas, votando en unas elecciones autonómicas marcadas por un concepto concepto -como en la película “Airbag”- y por un nulo análisis de la gestión política de los últimos cuatro años. Ay, ¡la independencia!; ese remanso de individualismo combativo que todos ansiamos conquistar cuando llegamos a la adolescencia. Tan humano es lo de ser oídos que después de tanto ruido no sabemos qué ha ganado en Cataluña: ¿el sí o el no?, ¿los Ciudadan´s españoles?. Aunque sí sabemos quiénes han perdido; ¿el status quo?, ¿el Estado español?. Aquella noche, algunos nos debatimos entre los votos, los escaños y la coaliciones, por un lado, y la hermosa superluna al rojo vivo que coincidió con un eclipse lunar. El universo nos habla con sus silencios mudos. Tanto cuando Snowden vuelve a aparecer desde la clandestinidad rumbo a Marte como a través de unas elecciones lunáticas.

Y como en casi todo, en esto de ser vistos, oídos y escuchados hay modos, modas y modales. Al actor Viggo Mortesen le encanta actuar pero no quiere ser estrella, mientras el líder del grupo Franz Ferdinand, Alex Kapranos, acaba de reconocer que vuelve y que tiene un ego tan grande como la deuda griega. De otro estilo parece Carmen López, la concejala de Castilleja de la Siesta (Sevilla) que se mudó a Chicago, fue expulsada por su partido Ciudadanos y ahora intenta estar en el pleno municipal por Skype (enviando a su padre con el teléfono en mano). E incluso Javier Sardá, al que llevamos un tiempo viendo -no se si prestando atención- en diversas tertulias presuntamente serias por la mañana, por la tarde y por la noche. El Sardá de ahora habla lento, alargando los segundos en el espacio y en el tiempo, como queriendo decir: “hey, que estoy aquí, dejad lo que estéis haciendo y ¡escuchadme!, que voy a hablar”.

Dicen los sabios que lo importante para ser escuchado es tener algo que decir. Seguro que Edward Snowden tiene mucho que contarnos a través de su fundación “Freedom of the press”. Esté donde esté. Ya podemos oirle.

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