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La tasa corrupta

Independencia en Zaragoza.

Mariano Gistaín

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Un sistema en el que el factor decisivo para obtener una adjudicación de obra pública es pagar la comisión a los partidos que gobiernan sufre retrasos cuando se procesa a los presuntos responsables políticos y empresariales. 

Se interrumpe la rutina, la inercia comercial, la confianza.

Cuando cae una cúpula o banda de comisionistas –desde Malesa, Filesa y Time Sport hasta estos el caso de los presuntos Ábalos, Koldo, Cerdán, pasando por el Bárcenas, el presunto lío de Montoro y cientos más–, el sistema se resiente.

La rutina y la confianza son esenciales en los negocios, y quizá más en este tipo de tratos que esquivan los cauces legales. 

En los primeros años se rompían los contactos, se cortocicuitaban los puentes y había que tender las redes casi de cero con el consiguiente frenazo a las obras y proyectos. Un país de corrupción estructural no podía permitirse que las causas judiciales interrumpieran con tanta frecuencia el normal discurrir de la vida corrupta.

Las empresas se quedaban sin interlocutores y era un caos. De alguna manera unos y otros reconstruían los canales de confianza y, de alguna manera que no se ha estudiado o no se ha divulgado, arbitraron métodos para garantizar la continuidad a pesar de las molestas interrupciones de la justicia. El método se ignora pero se sospecha que podría haber siempre suplentes durmientes para cada cargo de confianza, tanto en empresas como en instituciones. Es posible, dada la envergadura del envite que hubiera incluso suplentes de los suplentes.

Estos suplentes, según la hipótesis más extendida, no estarían en la vida pública ni en puestos relevantes de las empresas; no se conocerían entre ellos ni con sus antecesores, de modo que el sistema funcionaría de forma similar a las sociedades secretas medievales.

De todas formas, como la fórmula, de existir, sería bastante reciente, es posible que en regiones alejadas de los mayores focos de trapicheo, como es Aragón, no se haya implantado al 100%. 

Esta posible carencia de suplentes fiables para reiniciar la cadena corrupta sería una causa añadida para explicar el atasco de las inversiones en Aragón, que ya de por sí lleva un gran retraso no siempre debido a estas rutinas. Por ello urge que las autoridades de todo tipo (que no hayan sido investigadas) presionen a sus homólogas para que inviertan en el valle de la prosperidad sin más demoras ni dilaciones.

Calle 4 de agosto, entrada al Tubo desde P España.

Calle 4 de agosto, entrada al Tubo zaragozano desde la Plaza de España. Restos romanos y pedigrí de las masacres de Los Sitios. A las 7,40 suele pasar el vehículo –en la foto– de limpieza y un operario riega a presión la calzada. Aquí montaba su puesto la legendaria tabaquera del Tubo, que vendía tabaco americano de la Base Aérea y que ha sido inmortalizada con un cabezudo de las fiestas.

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