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Una travesía por la historia de la ría de Bilbao

La subida ecológica del Nervión a su paso por el puente colgante en pasadas ediciones. /Bizizaleak

Gorka Ascorbebeitia

Bilbao —

Esta tarde Marijaia se vestirá de marinera para viajar desde Santurtzi a Bilbao. Pero al contrario que las antiguas sardineras, la patrona de la Aste Nagusia no caminará por la orilla, navegará junto a la comparsa Bizizaleak en uno de los clásicos gasolinos que antaño cruzaban el Nervión. Podrá así disfrutar de una perspectiva única del recorrido a medio camino entre ambas márgenes y con una visión perfecta de lo que la industrialización ha supuesto para el entorno. Un recorrido vital por la evolución de la ría ofrecida desde la perspectiva medioambiental de la comparsa ecologista, organizadora de la actividad desde hace 20 años.

La aventura comenzará alrededor de las 16:30 en la txosna de Bizizaleak, lugar desde el que partirá Marijaia para tomar el tren de cercanías hasta Santurtzi. Una vez allí, en torno a las 17:30, la comitiva embarcará en los gasolinos y emprenderá el recorrido por la ría. Primero navegarán con dirección al superpuerto y al mar y después darán media vuelta y se encaminarán Nervión arriba hasta llegar a los embarcaderos que hay frente al Ayuntamiento. La idea es que los pasajeros puedan volver a tomar tierra en torno a las 18:45, coincidiendo con el final de los juegos de agua organizados por Bilboko Konpartsak. El acceso es libre y gratuito, Bizizaleak sólo pide que la gente se acerque antes por su txosna para apuntarse.

Como viene siendo habitual, la expedición estará dirigida por Carlos Alonso, miembro de Bizizaleak y promotor de la iniciativa desde que comenzó en 1994. En su opinión, el viaje “ofrece una perspectiva única de la historia del Gran Bilbao”. Navegando por la ría se puede observar lo que supuso el auge industrial de la siderurgia y la química en las márgenes del Nervión. “Y desde hace unos años, cómo ha ido desapareciendo esta industria y cómo esas parcelas se han ido convirtiendo en parte del área residencial de nuestras ciudades”, completa Alonso. Son más de 100 años de historia con un desarrollo “especialmente visible” en Bilbao pero también en otros pueblos como Barakaldo.

Por otro lado, la travesía también ofrece un punto de vista medioambiental de lo que supuso la intervención humana en el entorno del Nervión. “Antes de la fundación de Bilbao, toda esta zona era un estuario con una riqueza natural comparable a cualquier otro de la costa cantábrica, por ejemplo Urdaibai”, apunta Alonso. El último humedal de la zona, en los márgenes del Galindo, desapareció hace unos 10 años con la construcción del Megapark en Barakaldo. En la margen derecha, los arenales desaparecieron hace todavía más tiempo, más de 100 años.

En una época más cercana a la actualidad, desde hace 20 años hasta el presente, el trayecto también analizará “la alteración tan fuerte de la costa que supone la construcción del superpuerto”. El guía de Bizizaleak pone como ejemplo el puerto pesquero de Zierbena, cuya costa está ahora mismo físicamente muy alejada de donde solía estar e incluso se pueden ver los camiones pasar más allá de la pequeña bahía donde atracan las pequeñas embarcaciones privadas. “Ahora es algo más parecido a un parque temático sobre un puerto pesquero”, comenta.

Pero no toda la evolución del Nervión ha sido para peor. “Todavía quedan algunos elementos naturales como el agua y también contamos cómo ha evolucionado, en este caso para mejor”, detalla Alonso. La ría ha pasado de ser “una cloaca al aire libre” a volver a tener vida en los últimos 30 años. “¡Ahora incluso se ven llegar cormoranes hasta el mercado de la Ribera!”, exclama Alonso. Aunque el miembro de Bizizaleak no olvida que todavía quedan problemas, “como la depuración de Alto Nervión o los vertidos que todavía se producen de forma puntual”.

Evolución económica y social

Otro de los puntos que toca el recorrido ecológico es la contaminación atmosférica de la capital vizcaína. “A partir de los años 90 mejoró mucho por el cierre de muchas industrias y el control sobre las emisiones de las que quedaron”, recuerda Carlos Alonso. Durante los últimos años, sin embargo, está volviendo a empeorar. “Ahora mismo los contaminantes estrella en el cielo bilbaíno son los dioxidos de nitrato, más vinculados al tráfico rodado que a la industria”, detalla. El abuso del vehículo propio podría estar detrás de este aumento de la contaminación.

Además de la perspectiva medioambiental, la travesía río arriba por el Nervión también toca el desarrollo social y económico de los pueblos que adornan sus márgenes. Analiza, por ejemplo, la situación social a lo largo de todo el siglo XX, con dos orillas “prácticamente incomunicadas” y que dividía el Gran Bilbao en dos. “Una situación que nadie tenía interés por cambiar porque se trataba de dos mundos distintos, uno de clases altas y otro compuesto por inmigrantes y trabajadores”, explica Alonso. Como muestra, expone que hasta la construcción del puente de Rontegi en los 80, no había ninguna unión entre las dos márgenes, entre Deusto y el puente colgante salvo los gasolinos.

Por último, el viaje también ofrece la posibilidad de ver cómo el tráfico portuario ha ido desplazándose desde el propio centro de Bilbao hacia el exterior. “Hace menos de 100 años El Arenal era un puerto y cuando yo estudiaba en la Universidad de Deusto los barcos de gran calado entraban hasta el Guggenheim”, recuerda Alonso. A día de hoy, sin embargo, los navíos de mayor envergadura se quedan fuera de los límites de la villa. “El siguiente paso será el vaciado del canal de Deusto y la salida de lo que quede de los astilleros hasta el superpuerto”, vaticina el guía de Bizizaleak. “Esto está destruyendo el estuario del Nervión, pero tiene el aspecto positivo de que las ciudades ganan en calidad de vida”, añade.

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