Loro Parque, en Tenerife, es el único centro en España que tiene orcas en cautividad exhibidas en espectáculos. Son seis, cuatro de las cuales proceden de SeaWorld, la empresa estadounidense pionera en la explotación de estos animales para su uso comercial. El pasado 17 de marzo SeaWorld anunció el final de esos espectáculos y del programa de reproducción en cautividad dentro de sus instalaciones en todo Estados Unidos.
A raíz de ese anuncio, el director ejecutivo de Proyecto Gran Simio, Pedro Pozas, ha pedido públicamente a Loro Parque la paralización inmediata de esos espectáculos, en los cuales las orcas son obligadas a comportarse de forma “impropia de su especie”, y del programa de reproducción del centro, acatando así la decisión adoptada por SeaWorld, de la que proceden la mayoría de sus orcas y que es propietaria de todas ellas, excepto una: Morgan.
“Este tipo de espectáculos cada vez avergüenza la conciencia de más gente, pues obligar a las orcas a realizar números impropios de su especie y a vivir en recintos muy reducidos comparados con su hábitat ni es educativo ni tampoco un signo de avance en nuestra sociedad. Al contrario, es un retroceso que nos hace perder la dignidad y empatía por los seres vivos”, argumenta Pozas.
Tras el anuncio de SeaWorld, recuerda Pedro Pozas, Loro Parque emitió un comunicado en el que aseguraba que tenía que “respetar” esa decisión de la empresa propietaria de las orcas, pero se remitía a la legislación española y europea para defender el programa de cría por ser “obligatorio para la introducción de una especie en un parque zoológico”, al considerarse que esa reproducción es “un derecho innato de todos los animales y, por lo tanto, es una de las funciones y obligaciones principales de los parques zoológicos”. Por lo tanto, concluía Loro Parque, privar de la reproducción a las orcas en cautividad “es un acto que va en contra del propio ciclo de vida y bienestar de los animales”.
Dado que Loro Parque tiene que respetar la decisión de SeaWorld, “deben hacer lo mismo y paralizar de forma inmediata la reproducción de orcas” en su centro, responde Pedro Pozas. Sobre la reproducción como un derecho innato de los animales, añade, “también lo es, y en mayor medida, su libertad”, por lo que mantenerlos en un espacio comparable a una piscina que nunca podrá parecerse a su hábitat natural “es un acto que va contra el propio ciclo de vida y el bienestar de las orcas”.
Pedro Pozas exige a Loro Parque que acate sin dilación la decisión de SeaWorld y valore “la posibilidad de buscar un destino más apacible y tranquilo para mejorar el bienestar de las orcas”. En una sociedad avanzada, argumenta, divertirse viendo cómo unos animales de gran tamaño cuyo hábitat es el mar realizan espectáculos circenses encerrados en una piscina “no es educativo” ni tiene como finalidad la preservación de la especie mediante el programa de cría en cautividad, ya que los nacimientos son escasos y esos animales “nunca serán puestos en libertad”.
Proyecto Gran Simio respalda la propuesta que PACMA está estudiando sobre la creación de un “santuario marino” con zona acotada y limitada en el mar, donde esos animales puedan establecer contacto con su hábitat natural y, si los estudios lo avalan en el futuro, puedan ser liberados.
Pozas asegura que no entiende cómo el Gobierno de Canarias permite tener cetáceos en cautividad teniendo en cuenta además la riqueza y variedad de cetáceos en libertad “que viven por derecho propio” en las aguas del archipiélago y que pueden ser avistadas respetando un código de conducta, “no encarceladas realizando espectáculos antinaturales con el único ánimo de entretenimiento y lucro”. Sobre esa base, Proyecto Gran Simio pide al Parlamento de Canarias y a los responsables de las instituciones públicas de Tenerife que escuchen estas demandas y exijan la inmediata paralización de la reproducción de orcas y de los espectáculos en los que son exhibidas.
SeaWorld anunció el fin de la cría y de espectáculos con orcas poco después de reconocer el estado terminal y la inminente muerte de una de sus orcas más famosas, Tilikum, cuya historia inspiró el documental Blackfish, en el que se denuncia la realidad de la cautividad de estos animales y se desmontan los argumentos de quienes defienden su continuidad. Tilikum fue caputado en Islandia en 1983 y desde entonces ha permanecido en cautividad en Canadá y en Estados Unidos, exhibido en numerosos espectáculos y utilizado para inseminar a hembras cautivas de todo el mundo. Tilikum se ha visto involucrado en la muerte de tres personas, motivo por el que lleva varios años aislado en un diminuto tanque donde no tiene contacto con nadie y donde languidece enfermo esperando la muerte y con ella, por fin, su liberación.
Los incidentes protagonizados por Tilikum no han sido los únicos, y Loro Parque también los ha vivido. En 2009, la orca Keto atacó a su entrenador, Alexis Martínez, causándole la muerte. Su historia también se cuenta en Blackfish, que vincula esa agresividad con la ansiedad generada por la cautividad en animales cuyo hábitat es el mar abierto, que nadan cientos de kilómetros al día y se sumergen decenas de metros para comer o para jugar, y que mantienen fuertes lazos emocionales con los miembros de su grupo. En lugares como Loro Parque ni siquiera pueden comunicarse con otros congéneres con los que son obligados a vivir en cautividad.
Sobre las autoridades de Canarias pesa esa exigencia a Loro Parque, como también la petición de otras muchas organizaciones para impedir la apertura de un delfinario proyectado en Lanzarote dentro de la ampliación del parque zoológico Rancho Texas. Mientras, la conciencia contra la cautividad de cetáceos crece en todo el mundo, también en Europa y en España, y se suceden las campañas para pedir a los ciudadanos que no contribuyan a hacer rentables los espectáculos basados en la explotación de los animales.