Forros Polares: tres modelos diferentes y un concepto en común
Durante años, el mercado ha ido evolucionando hacia prendas cada vez más finas, más técnicas, más orientadas al rendimiento puro. Capas activas, softshells ultraligeros, fibras sintéticas muy específicas… Sin embargo, en paralelo, también hemos ido viendo progresivamente el regreso de una idea que muchos echaban de menos: el forro polar clásico, caliente, cómodo y duradero.
Estos tres modelos que hemos probado para este artículo representan bien esa vuelta a lo esencial. No buscan ser la capa definitiva de una actividad alpina, sino prendas pensadas para el día a día en entornos fríos, para viajar, trabajar al aire libre, moverse por montaña sin prisas o incluso para un uso diario en invierno. Como vemos, son prendas que casi rozan lo “retro” en concepto, pero que hoy vuelven a tener sentido.
Rab Outpost
El más potente si vas a estar parado
El Outpost es, sin discusión, el forro más cálido de los tres. Nada más ponértelo se nota el volumen térmico que aporta el Polartec® 300 High Loft, un tejido de pelo alto pensado para retener aire caliente y mantener la temperatura incluso cuando la actividad baja. Con un peso en torno a los 768 gramos en talla M, no es un forro ligero, pero tampoco pretende serlo, ya que aquí la prioridad es el abrigo.
La sensación desde el primer minuto es la de una prenda envolvente, con mucha presencia, que mantiene el calor incluso en paradas largas. El tejido grueso funciona muy bien cuando el cuerpo baja en su generación de calor, y los refuerzos Matrix™ en hombros y zonas de roce refuerzan la idea de que es una prenda pensada para durar y usarse sin miedo al desgaste.
En uso real se comporta especialmente bien cuando el ritmo es bajo o moderado. Parado, dando un paseo, o en jornadas frías sin grandes desniveles, el Outpost es muy efectivo. Cuando el ritmo sube, sin embargo, se nota que el aislamiento prima sobre la transpirabilidad, y con actividad sostenida puede llegar a dar calor de más y a costar evacuar el exceso de calor.
Con mochila grande o arnés los refuerzos ayudan, pero el volumen general del forro recuerda que estamos ante una prenda pensada más para conservar calor que para moverse rápido. No es el típico forro para encadenar actividades exigentes, sino uno pensado para mantener el cuerpo caliente cuando la actividad es baja o irregular, a no ser que estemos a -25.
Por concepto y construcción, el Outpost encaja especialmente bien en días fríos, jornadas largas en exterior, refugios, campos bases o para un uso tranquilo en montaña. Es una prenda robusta, honesta y muy eficaz para lo suyo, es decir, aportar retención de calor constante, incluso cuando el frío aprieta de verdad.
Ternua Triton
El más montañero y equilibrado
El Triton que hemos probado es la versión sin capucha, y eso ya marca bastante su carácter. Es una prenda más limpia, más directa y claramente pensada para usarse como capa intermedia o forro técnico de montaña, sin añadidos innecesarios.
Utiliza el tejido Warmshell™, con una estructura tipo sherpa más abierta que la de los otros dos modelos, lo que se traduce en una mejor gestión del calor cuando te mueves. Con un peso que ronda los 580–630 gramos, se mantiene en una cifra razonable para lo que ofrece, pero con una sensación en uso mucho más ágil que la del Rab o Rock Experience.
En cuanto te lo pones se nota que es una prenda pensada para actividad real. No abriga tanto en parado como el Outpost, ni resulta tan envolvente como el Savogna de Rock Experience, pero a cambio responde mucho mejor cuando el ritmo sube. Es el que menos sensación de “exceso de calor” genera y el que mejor evacua el sudor cuando caminas, subes o llevas mochila durante horas.
La ausencia de capucha, lejos de ser un punto negativo, refuerza su enfoque, ya que es un forro pensado para combinar con una tercera capa o con un plumífero encima, sin añadir volumen innecesario en cuello y hombros. Esto se agradece especialmente en actividades de montaña donde llevas varias capas superpuestas.
En uso real es el que mejor se adapta a jornadas largas en montaña fría, travesías, aproximaciones o actividades donde no estás parado demasiado tiempo. No es el más cálido de los tres probados, pero sí el más equilibrado y, probablemente, el más “montañero” en el sentido clásico del término.
Rock Experience Savogna 2.0 Hoodie
Más técnico de lo que aparenta
El modelo Savogna juega en una liga distinta a la del Rab, pero no en el sentido de ser menos técnico, sino de hacerlo de otra manera. A diferencia del Outpost, que es casi una “manta de pelo” pensada para aportar el máximo de calor, el Savogna tiene un planteamiento algo más afinado y utilizable en movimiento.
El tejido tipo Sherpa Fleece sigue siendo cálido y agradable al tacto, pero aquí se nota un diseño algo más contenido y estructurado. Con un peso en torno a los 700 gramos, está en cifras similares al Rab, aunque la sensación al llevarlo puesto es diferente: menos volumen, menos sensación de “abrigo pasivo” y algo más de control térmico.
La capucha integrada juega un papel importante. Aporta calor inmediato cuando baja la temperatura, pero sin convertir la prenda en algo excesivamente aparatoso. Es un modelo que puedes llevar muchas horas seguidas sin sentirte pesado, y eso se agradece cuando alternas pequeños desplazamientos con paradas.
En uso real se comporta bien en actividad moderada: caminatas, trabajo al aire libre, jornadas frías sin gran exigencia física, etc. Ahí, el Savogna encaja muy bien ya que retiene calor, pero permite moverte algo más suelto que el Outpost, que es claramente más estático en su concepción.
Eso sí, cuando el ritmo sube de verdad o el desnivel se vuelve constante, acaba acumulando calor y se nota que no está pensado para esfuerzos prolongados. No es un polar de alto rendimiento, pero sí es más técnico que el Rab en cuanto a uso activo, aunque menos radical que el Triton de Ternua.
En conjunto, el Savogna es un forro muy equilibrado para quien quiere calor, comodidad y un punto de funcionalidad, sin llegar al enfoque más montañero del Triton ni al carácter tan estático del Outpost. Un polar muy agradable, bien construido y con ese punto clásico que hoy vuelve a tener sentido.
Tres forros polares, tres maneras de entender el frío
Después de probar estos tres modelos en distintos contextos, la conclusión es bastante clara: aunque los tres se mueven en un rango similar de peso y concepto, no juegan al mismo juego.
El Rab Outpost es, sin discusión, el más potente térmicamente. Es el que más abriga, el que mejor conserva el calor cuando estás parado y el que transmite esa sensación de “manta” que viene bien cuando el frío aprieta de verdad. Su terreno natural son las paradas largas, el campamento, los días fríos con poca actividad o las jornadas tranquilas en exterior. No es un forro pensado para moverse rápido ni para gestionar sudor, sino para mantener el calor sin concesiones.
El Rock Experience Savogna 2.0 Hoodie, en cambio, se sitúa un paso más hacia el uso activo. Sigue siendo una prenda muy cálida y confortable, pero con un planteamiento algo más técnico que el Rab. Su punto fuerte es el confort: te lo pones y te olvidas. Es cálido, agradable, envolvente y muy practico para el día a día en trabajos al aire libre o en salidas tranquilas. No es el más transpirable ni el más ligero, pero sí uno de los más agradables de llevar durante horas.
Por su parte, el Ternua Triton es el que mejor encaja en un uso montañero más clásico. No es el más cálido en parado ni el más mullido, pero sí el que mejor gestiona el equilibrio entre calor, transpiración y movilidad. Es el modelo que responde mejor cuando el ritmo cambia, cuando caminas, paras, vuelves a arrancar o llevas mochila durante horas. Por eso es, probablemente, el más polivalente de los tres.
Al final, lo interesante de esta comparativa es que los tres modelos cubren una gama muy clara de uso, que va del calor más absoluto al enfoque más técnico. El Rab juega claramente en el extremo más térmico del espectro: es el más cálido, el más contundente y el que mejor responde cuando la prioridad es no pasar frío, aunque eso implique renunciar a ligereza o ventilación. En el extremo opuesto está el Ternua, que sin ser frío, ni mucho menos, apuesta por un planteamiento más equilibrado y funcional, pensado para moverse, cambiar de ritmo y encajar mejor en un uso montañero más activo. Entre ambos se sitúa el Rock Experience, que ocupa ese punto intermedio en el que el confort manda, pero sin llegar a ser tan voluminoso ni tan estático como el Rab.
La diferencia entre ellos no está en la calidad —los tres están bien construidos y cumplen con lo que prometen— sino en cómo entienden el frío. El Rab lo combate a base de aislamiento puro, el Rock Experience lo hace a través de una sensación térmica inmediata y muy agradable, y el Ternua apuesta por un equilibrio más fino entre abrigo, transpiración y movilidad.
Conclusión
Lo cierto es que no hay un ganador absoluto porque no todos juegan el mismo partido. El Rab Outpost es la referencia cuando lo que buscas es calor y confort térmico sin concesiones, especialmente en situaciones de baja actividad. El Rock Experience Savogna 2.0 Hoodie es el más acogedor, el que mejor transmite sensación de abrigo desde el primer momento y el que invita a llevarlo puesto durante horas. El Ternua Triton Hoody es el más montañero y polivalente, el que mejor responde cuando la jornada es dinámica y cambian los ritmos.
Tres forros, tres enfoques distintos y una misma idea de fondo: volver a prendas sencillas, duraderas y pensadas para usarse de verdad. Y eso, en un mercado cada vez más saturado de tecnicismos, casi se agradece.
Características técnicas
Rab Outpost
- Polartec® 300 High Loft.
- Refuerzos Matrix™ en hombros y espalda.
- Peso aproximado: 768 gramos (talla M).
- Sin capucha.
Rock Experience Savogna 2.0 Hoodie
- Sherpa Fleece de alto pelo.
- Capucha integrada.
- Peso aproximado: 700 gramos.
Ternua Triton
- Warmshell™ sherpa, bluesign®, DWR sin PFC.
- Sin capucha (versión probada).
- Peso aproximado: 580-630 gramos.
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