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La tasa de letalidad de la COVID supera el 15% en las residencias de mayores de Cantabria

Una mujer abraza a su padre por primera vez tras retomarse las visitas en una residencia de ancianos.

Javier Fernández Rubio

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Cantabria dispone de 550 plazas en sus residencias para el aislamiento de mayores en caso de que se detecten síntomas de padecer COVID. Este es el margen, el 10% de las plazas disponibles, con que la comunidad autónoma puede tener capacidad de acción para controlar los brotes que se produzcan. Actualmente, en torno medio centenar de residentes se consideran casos activos, tras superar un pico cercano a los 300 contagios, por lo que no se cubre ni una décima parte de la disponibilidad existente en un entorno con una alta letalidad, cifrada en el 15,65% de los afectados.

El aislamiento de residentes por COVID está regulado desde junio mediante un decreto que señala que “cada centro residencial debe disponer de la capacidad de aislamiento individualizado de, al menos, el 10% de sus usuarios, para poder dar respuesta ágil y segura a las personas que precisaran de aislamiento como consecuencia de aparición de posibles nuevos casos con sintomatología compatible de COVID.”

Al margen de las reservas que se han realizado en las residencias, se encuentra la residencia-COVID de Suances, que no es un centro sanitario, sino asistencial, como las demás, y en el que se centralizan aquellos casos asintomáticos. Este centro, que pudiera verse complementado en un futuro con otro, no ha sido concebido para albergar a personas mayores con COVID en una situación de repunte de casos, ya que han de ser las residencias las que aíslen a los pacientes diagnosticados.

El Gobierno de Cantabria considera que el centro COVID para mayores sirve para paliar los positivos asintomáticos y así aliviar a las residencias en que estén ingresados. Pero no está pensado para grandes tasas de contagio, ni se plantea que tenga una ocupación plena en caso de un brote puntual, ya que tiene que estar disponible para los asintomáticos que lo requieran en todo momento. Así lo explica en una respuesta parlamentaria:

“El centro COVID de Suances nace con el objetivo de disponer de un recurso a donde derivar los casos puntuales de residentes positivos asintomáticos que pudieran aparecer en los centros residenciales al objeto de minorar el riesgo de extensión del contagio dentro de la residencia afectada. Es un recurso diseñado para una situación en la que la tasa de contagio fuera baja. En una situación de alta tasa de contagios, en la que una parte importante de los residentes de uno o varios centros fueran COVID positivos, no procede ejecutar tal derivación pues se agotarían las plazas de atención del centro COVID con usuarios de unos pocos centros dejando al resto sin capacidad de derivación de sus casos puntuales”.

La residencia de Suances está atendida por seis profesionales, de los cuales tres son enfermeras. No obstante, la atención sanitaria propiamente dicha depende del centro de salud del municipio al que está circunscrito, una situación generalizada ya que las residencias de mayores nunca fueron concebidas como centros sanitarios.

Aislamiento y comunicación con las familias

La incomunicación que una declaración de COVID ocasiona en un mayor alojado en una residencia como la de Suances es paliada mediante llamadas telefónicas y videoconferencias. “Las familias hablan con los residentes de la residencia siempre que quieren”, se afirma desde el Ejecutivo, salvo que no sea posible por estar recibiendo cuidados. Cuando esto ocurre, se toma referencia del número y se llama al familiar en cuanto terminan las tareas asistenciales. Además, cada tres o cuatro días se hacen videollamadas familia-residente. Con independencia de los contactos intrafamiliares, cada dos días el centro llama a las familias para mantenerlas informadas de la situación y evolución del residente.

Desde que se declarara la pandemia, las residencias han sido lugares especialmente letales. De los 390 fallecidos por COVID registrados hasta este jueves en Cantabria, 238 procedían de residencias de mayores. La tasa de mortalidad en estos centros es del 4,3% del total de los usuarios, pero esta tasa compara los fallecidos con el número de residentes. Si se compara los fallecimientos con los afectados por COVID en las residencias la tasa de letalidad se dispara hasta el 15,65%. Desde marzo, el número de mayores que han contraído la COVID ha sido de 1.521, siendo 44 los casos actualmente activos.

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