Cineclub Alcarreño: 40 años de cultura en comunidad
Pasión por el cine, compromiso con la cultura, esfuerzo y amistad. Estos son sólo algunos de los valores que definen al Cineclub Alcarreño, una asociación ciudadana consagrada a la difusión de la cultura cinematográfica que este año culmina la conmemoración de sus cuatro décadas de vida en Guadalajara. Cuarenta años cargados de vivencias colectivas, anécdotas, aprendizaje, logros, frustraciones y movilizaciones para pelear por su futuro. Cuarenta años de firme compromiso y cariño de sus miembros que la han consolidado como uno de los iconos de la cultura de la capital junto al Maratón de Cuentos o el Tenorio Mendocino.
“El Cineclub es un referente de la cultura de nuestra ciudad que hemos construido gracias al afecto y la dedicación desinteresada de muchos guadalajareños apasionados del cine”, asegura a eldiarioclm.es Alberto Sanz, presidente de este colectivo con el que varias generaciones de arriacenses han cultivado su afición cinematográfica.
Desde que arrancara el Cineclub alcarreño allá por marzo de 1977 hasta la actualidad, sus máximas se han centrado en difundir cine de autor, no comercial, de diferentes nacionalidades y desconocido para el público de masas, además de formar en el séptimo arte a los más pequeños. Unas fines que han conferido a la asociación, “reconocimiento y fama, porque todo lo que proyectamos es de calidad”, según admite Sanz a este digital. Hoy, después de sobrevivir a un sinfín de avatares, esta organización resiste y cuenta con alrededor de 250 socios y un bagage de 1.300 películas proyectadas, originarias de países tan dispares como Irán o Corea.
Aunque las actividades para conmemorar el cuarenta aniversario arrancaron en marzo de 2017, año en que el Cineclub Alcarreño nació, la efeméride se prolongó hasta este jueves con la celebración de una gala en el Teatro Moderno, conducida por los actores Luis Orna y Marta Marco, en la que se proyectó ‘Cineclub: 40 años de ilusión’. Se trata de un documental realizado por los alcarreños Inés Espinosa, Elvira Ongil y Adela Burgos en el que los artífices de esta ‘institución del cine’ viajan en el tiempo para contar la historia del Cineclub desde su experiencia. El documental comienza con la aparición en pantalla de una sentencia de Truffaut que refleja bien el espíritu educativo del Cineclub: “El cine, su pasado y su presente, se aprenden en la cineteca”.
A continuación, doce socios veteranos relatan algunas de las peripecias vividas en la familia del Cineclub durante los 35 minutos que abarca este video “personal y emotivo”, en palabras de Sanz. Los testimonios abordan algunas anécdotas graciosas; hablan de los constantes cambios de ubicación que han acompañado al Cineclub o de los mejores y peores momentos experimentados por la asociación.
Entre las anécdotas destaca la dificultad que el grupo tuvo en sus comienzos para conseguir películas que se pudieran proyectar en el formato de la época o en los fallos a la hora de montar los pesados rollos de celuloide que contenían a las películas y que alteraban la narración de las secuencias. “No se pudo proyectar la película Rocky Horror en los 70, porque no era posible hacerlo en 8 y en 16 milímetros. Así que hubo que esperar a los ochenta para disfrutarla”, relata el presidente del Cineclub. Después de que este musical llegara al gran público, estalló en torno a él un exitoso movimiento cultural de fans que cantaba, bailaba y se disfrazaba inspirándose en los actores de la película para festejar Halloween y, que pervive en la actualidad.
Blanca Calvo, miembro activo del grupo, ex alcaldesa de Guadalajara y antigua directora de la Biblioteca de la ciudad, relata un lapsus temporal que tuvo a cerca del Cineclub. Cuando fue nombrada responsable de la Biblioteca Pública a comienzos de los años 90, anunció que quería poner en marcha un Cineclub en la biblioteca. La realidad es que el Cineclub funcionaba desde los 70, pero no proyectaba en aquel momento. La solución al ‘despiste’ fue ceder la biblioteca como espacio de cine.
Otras actividades
A lo largo de 2017, el Cineclub organizó otra serie de actividades culturales para rememorar sus cuarenta años de existencia, con las que evocó su ‘lead motiv’ de formar en cinematografía a varias generaciones de guadalajareños.
Uno de las iniciativas más entrañables fue la sesión extraordinaria que la asociación programó de la Linterna Mágica, el club de cine infantil dirigido a niños entre 6 y 12 años, el mismo día en que se proyectó la primera película del Cineclub, en marzo de 1977. Esta aula cinematográfica, que estuvo activa en Guadalajara durante cinco años, es un modelo internacional que acumula 100 clubs por todo el mundo. Su objetivo es enseñar el lenguaje del cine a los más pequeños desde un punto de vista lúdico y crítico, mediante la visualización al año de nueve películas de todos los géneros. Antes de la sesión, un espectáculo interactivo desarrollado por actores y comediantes les introduce con más detalle en los secretos del cine.
Para esta ocasión especial se pasó la película 'Siete ocasiones', del gran cineasta del cine mudo Buster Keaton, que narra la historia de un joven empresario que cae en bancarrota y recibe una noticia sorprendente: un acaudalado familiar ha muerto y le ha dejado en herencia 7 millones de dólares bajo la condición de que esté casado el día que cumpla 27 años a las siete de la tarde. Lograr casarse el mismo día de su 27 aniversario será el único camino para salvar su negocio de la ruina. La sesión contó, además, con la presentación de los habituales cómicos, Sabio e Ingenuo, y de un pianista que tocó en vivo durante la proyección de la película.
La representación del documental “¡Lumière! Comienza La Aventura”, la reedición del primer curso de cine impartido por el crítico del diario El Pais, Luis Ocaña y el diseño de unas camisetas conmemorativas completaron el calendario del aniversario del Cineclub alcarreño en 2017.
Un camino de altos y bajos
La historia del Cineclub alcarreño nace en marzo de 1977, como continuación del Cineclub Don Bosco, que había comenzado su actividad cinematográfica en este colegio religioso de Guadalajara en 1973. En un contexto de transición política y despertar de la libertad en España, el Cineclub alcarreño arrancó las proyecciones con el film italiano 'Pocilga' de Pier Paolo Pasolini, el 18 de marzo de 1977 en el cine La Prensa de Guadalajara. En esta época primigenia, los cinéfilos se reunían para disfrutar de algunos clásicos, que solo podían verse si los emitía la televisión, como 'El conformista', de Bernardo Bertolucci o 'Los olvidados' y 'Viridiana', de Luis Buñuel.
Durante los primeros años bajo la presidencia de Avelino Sánchez Tapiz, la entrega de los socios y la intensa actividad cultural, materializada en certámenes y ciclos de cine, se vio empañada por las dificultades económicas, debido a la falta de financiación pública. La censura también hizo acto de presencia: “el Gobernador Civil prohibió un ciclo de películas de varios géneros que organizamos para unas Ferias de esos años por atentar contra algo que nunca llegamos a conocer, recuerda Juan Antonio Lázaro, uno de los miembros más veteranos del Cineclub a eldiarioclm.es.
En contraposición al todavía control férreo del Gobierno sobre la cultura, la labor cultural del Cineclub significó un paso más en la libertad de la mujer, porque, según destaca Peña Caballero, uno de los presidentes de la asociación, las mujeres iban solas al cine y participaban en el Cineclub sin estar tuteladas por sus maridos.
El respaldo masivo que la sociedad guadalajareña y los medios de comunicación de la época prestaron a la asociación posibilitó que el Cineclub prosiguiera, a pesar del acuciante déficit y los problemas que sufrió para proyectar en una sala fija.
Ilusión y censura
Con la llegada de los años 80, el Cineclub alcarreño vivió una etapa dorada: el número de socios se disparó hasta superar el millar y se disponía de más subvenciones; se proyectaron cuatro sesiones de películas diferentes cada semana entre el Palacio del Infantado y el Centro Cívico de Guadalajara, se editó la revista ‘Pantalla’ y se convocaron concursos de cortometrajes, cursos de cine en los institutos de la provincia e incluso algunos festivales como el ‘Spaguetti Western’. “Fue una etapa ilusionante, de gente entregada, en la que si no pertenecías al Cineclub, no eras de Guadalajara. Aprendí mucho de cine y tuve la oportunidad de conocer a gente del mundo del cine como al director Miguel Picazo”, cuenta Lázaro.
Este mismo año ocurrió un hecho que supuso un punto de inflexión para el Cineclub. La Muestra de Cine alternativo y crítico con la realidad social que se creó, en colaboración con la Asociación de Mujeres Alcarreñas fue censurada por carecer de la licencia necesaria, según la versión oficial. La reacción en prensa del Cineclub no se hizo esperar al considerar la prohibición “un atentado contra la libertad de expresión”. Por su parte, el Gobernador Civil replicó que “no había que confundir la libertad de expresión con la anarquía de expresión”. Este acontecimiento supuso un año de inactividad para el Cineclub, pero, como reconoce Lázaro, “siempre ha habido gente implicada en relanzar el Cineclub en los momentos complicados y seguir adelante”.
La colaboración de la Directora de la Biblioteca, Blanca Calvo, resultó crucial en periodos delicados para la continuidad del colectivo y permitió, entonces, que los pases de cine se realizaran en el Palacio del Infantado. A esta época pertenece la proyección de la única copia restaurada por los socios del Cineclub, que existía en España del film 'La parada de los monstruos', de Tod Brownig (1932). A finales de la década de los ochenta la asociación se traslada al Ateneo de la capital alcarreña.
Crisis de socios
Un notable descenso en el número de socios a principios de los noventa situó al Cineclub al borde de la extinción. Según recuerda Lázaro “la irrupción de los videoclubs provocó que la baja muchos socios, porque la gente veía cine en casa y no acudía a las salas como antes. Así que los costes de proyectar y los ingresos que recibíamos no cuadraban”. Finalmente, el arrojo de un grupo de empleados de Telefónica dio la vuelta a la situación y el Cineclub resurgió de la adversidad una vez más, tras haber estado seis meses sin funcionar. La proyección Del film americano Sexo, mentiras y cintas de video se retoma la actividad en junio de 1991.
En octubre de 1996 el Cineclub proyectaría por última vez en el Cívico y se trasladó al remodelado Teatro Moderno, dependiente de la Junta de Comunidades. En cambio, la falta de renovación del equipo de sonido en esta nueva sede dificultó el entendimiento de los diálogos de las proyecciones. Son años en los que las cuotas de socios y las cuentas del Cineclub se estabilizan.
La clausura del Moderno
En los primeros años del 2000 aparecen nuevas actividades como la Muestra Alcarreña de Cortometrajes (MAC) y el Cineclub amplía su oferta cinematográfica. Este cambio hace que la asociación cultive relaciones con otras entidades como el joven Festival de Cine de Guadalajara (Fescigu), ACCEM, el Archivo Histórico, la Fundación Siglo Futuro, la Biblioteca o la UNED. Además, se inicia el club de cine infantil 'La Linterna Mágica', uno de los emblemas del Cineclub, tras alcanzar un acuerdo con la Junta de Comunidades. El apoyo de la Diputación de Guadalajara propicia que las sesiones de cine se extiendan por toda la provincia, a través del proyecto ‘Cine alcarreño de ayer y de hoy’.
La noticia de que el Teatro Moderno se cierra provisionalmente por obras, en 2005, provoca que la asociación busque una nueva sala de proyecciones. Durante la última década, el Cineclub se vio afectado por la clausura sine die del Teatro Moderno, en 2012, que les volvió a dejar sin sede. Esta medida tomada por el ejecutivo de Dolores de Cospedal (PP) cristalizó en un movimiento reivindicativo, la asociación de Amigos del Moderno, que luchó a lo largo de varios años, por conseguir que el Gobierno regional reabriera el teatro con un respaldo social masivo.
Las malas relaciones con el Patronato de Cultura del Ayuntamiento de Guadalajara y la retirada de los fondos de la Diputación de Guadalajara agravaron aún más la precaria situación. “Fue duro no disponer de ningún sitio para proyectar y, al mismo tiempo, la reivindicación de los Amigos del Moderno para que se reabriera fue preciosa, unió a la gente y la amistad entre nosotros se fortaleció”, cuenta su presidente a este medio.
El Teatro Moderno reabre sus puertas en marzo de 2015. En la actualidad, el Cineclub conserva intacta su filosofía de divulgar cine independiente y estimular el pensamiento crítico de la sociedad. Su sede es una sala de los Multicines de Guadalajara en la que realiza otras muchas actividades como la Muestra Alcarreña de Cortos (MAC) que ha cumplido quince ediciones. Además la asociación coopera con otros eventos culturales de la ciudad como el Maratón de Cuentos o el Día Mundial de la Poesía. A la contribución de los socios se añade la colaboración del Patronato de Cultura y la UNED de Guadalajara, entre otras organizaciones. A lo largo de estos cuarenta años de historia, el Cineclub alcarreño ha contado con nueve presidentes, que han actuado de forma determinante para mantener viva la llama del Cineclub alcarreño, una de las asociaciones culturales más queridas por los arriacenses.
Para Israel Calzado, realizador audiovisual de Guadalajara, apasionado del cine y socio desde 2010 “el Cineclub fue un gran descubrimiento y una asociación imprescindible para difundir películas que, de otra manera, no llegarían al espectador. Es una gozada juntarte con amigos a ver cine y hacer la crítica. Por eso deseo ¡Larga vida al Cineclub alcarreño! concluye.