Cospedal presume de que la obra que recortó y paralizó año y medio se encuentra a medias
Ya el 19 de junio de año pasado la presidenta De Cospedal presentó “a pie de obra” la reanudación del Remonte de Safont, tras año y medio de paralización intencionada por parte de su Gobierno para “reajustarlo” con un recorte no sólo de presupuesto, que se quedó en 2,2 millones, sino del proyecto inicial del arquitecto Rafael Moneo. Ese largo periodo de espera, tras anular la adjudicación a la empresa Dragados, ha sido decisivo para que se llegue en estas condiciones al año de la conmemoración del IV centenario de la muerte del Greco, ofreciendo a los visitantes una imagen de “campo de minas”.
La obra se limitará a unas dársenas para autobuses turísticos y a las escaleras mecánicas propiamente dichas hasta conectar con las existentes en el interior del Palacio de Congresos, abandonando así la propuesta de Moneo que se prolongaba hasta la estación de autobuses con un “andador” y un nuevo aparcamiento de autobuses turísticos en aquella zona.
Así pues, este acceso fundamental que evitará la necesidad de subir con el coche al Casco, no está disponible en el año en el que Toledo tiene una afluencia de visitantes especialmente numerosa por voluntad del gobierno regional.
La obra se prevé que concluya en septiembre de este año, siempre que no surjan problemas con la empresa adjudicataria, Vías y Construcciones, curiosamente filial de la anterior adjudicataria a la que se rescindió el contrato, que se llevó la obra con una bajada del 37,5% respecto del tipo de licitación.
Tal como está el Pliego Técnico de la adjudicación no se admiten “modificados” y es en la práctica un proyecto “llave en mano” por lo que si surgen inconvenientes lo único que le cabe a la empresa, si no quiere incurrir en pérdidas o abandonar, es ahorrar en la calidad de la obra, es decir otra forma de derroche, presentada como ahorro y austeridad.
