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Descubren en Guadalajara un 'dragón del pantano' de hace 230 millones de años

Recreación del aspecto en vida de un individuo de ‘Paludidraco’

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La revista científica 'Biology letters' publica hoy una investigación firmada por los profesores de la UNED Carlos de Miguel Chaves, Francisco Ortega y Adán Pérez-García, miembros del Grupo de Biología Evolutiva de la universidad, en la que se presenta el estudio completo de un nuevo reptil marino cuyos restos fueron hallados en dos excavaciones realizadas en 2008 y 2015 en el pantano de El Atance (Sigüenza, Guadalajara), donde habitó en el Triásico, hace más de 230 millones de años, fondeando en las aguas del Mar de Thetys que ocupaba entonces la zona.

El ejemplar, bautizado como 'Paludidraco multidentatus' (dragón del pantano con muchos dientes), por la ubicación en la que fue encontrado su esqueleto y por la enorme cantidad de piezas dentales presentes en su cráneo y mandíbula), pertenecía al grupo de los simosáuridos, hasta ahora representado por depredadores marinos de 3 o 4 metros de longitud que se alimentaban de peces y crustáceos. Sin embargo, Paludidraco presenta algunas características peculiares que permiten aumentar la ya enorme diversidad de los reptiles marinos de su época y que aleja al dragón del pantano de las costumbres de sus parientes más cercanos.

¿Cuáles son las singularidades de este ejemplar?

En primer lugar, y aunque el tamaño es similar al de sus congéneres coetáneos, Paludidraco presenta una mandíbula muy delgada y frágil con un gran número de dientes curvos de pequeño tamaño; en segundo lugar, la estructura de su tórax está formada por vértebras y costillas extremadamente robustas que le proporcionarían una maniobrabilidad muy limitada. Ambas singularidades alejan  a este espécimen de la imagen de depredador activo de otros miembros de su grupo y llevan a los investigadores a concluir que el dragón del pantano mantenía unas costumbres de vida inéditas en ningún otro reptil. 

“Como resultado de esta investigación”, señala Ortega, “se propone que  los dientes de pequeño tamaño de Paludidraco formarían una empalizada que funcionaría como un tamiz, permitiéndole filtrar el alimento y expulsar a continuación el agua sobrante. Así, este peculiar reptil se desplazaría por aguas marinas costeras tranquilas y poco profundas, recorriendo lentamente el fondo en busca de pequeños animales en el sustrato o, como en el caso de los actuales manatíes, de materia vegetal”.

El investigador añade que “durante el Triásico Superior, hace unos 230 millones de años, lo que hoy es la provincia de Guadalajara se encontraba cubierta por las aguas cálidas y poco profundas del antiguo Mar de Tethys. Estas aguas estaban habitadas por multitud de animales, entre los que se encuentra un grupo particular de reptiles denominados sauropterigios. A este pertenecen algunos organismos muy populares, como los plesiosaurios”. 

Ahora, los trabajos de investigación paleontológica realizados en las cercanías del pantano de El Atance han permitido identificar este nuevo reptil marino. En este yacimiento se han encontrado algunos de los restos de reptiles marinos mejor preservados del Triásico de la península ibérica, correspondientes a ejemplares articulados y relativamente completos.

Así, el mismo equipo de investigación ha publicado recientemente un nuevo placodonto, al que se ha denominado Parahenodus atancesis, a partir de un cráneo también procedente de El Atance.

La existencia de reptiles marinos desconocidos, en buen estado de conservación y representados en ocasiones por individuos articulados, contribuyen a situar a El Atance como uno de los yacimientos de vertebrados del Triásico más relevantes de la Península Ibérica y en el que se reconoce un enorme potencial para el estudio de la historia evolutiva de estos peculiares grupos de reptiles marinos que vivieron hace más de 200 millones de años.

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