Las claves del nuevo emprendimiento

Emprender hoy en día no es tarea fácil en un entorno como el actual marcado por una crisis económica, una ralentización del consumo, una excesiva burocracia legal a la hora de la creación de las empresas y una escasa cultura emprendedora que no favorece la asunción de riesgos en los negocios. Con todo ello, hoy es más fácil, e incluso hay más oportunidades para la creación de empresas, que hace 15 años. Si bien es cierto que el entorno actual de los negocios se puede calificar como de ultra competitivo, también no es menos cierto que el rápido avance de la tecnología que se experimenta y los cambios constantes en todos los órdenes, hace que actualmente existan múltiples oportunidades para el emprendimiento. Entender el contexto en el que se hacen los negocios es clave para la creación de nuevas empresas, de ahí a que la máxima de los nuevos emprendedores entender el mundo para entender mi negocio, cobre especial relevancia. Por todo ello, algunas de las claves del emprendimiento en el siglo XXI son las siguientes:

Diferenciación: el gran mantra del nuevo emprendimiento. Las dos únicas estrategias de posicionamiento de los negocios que se demuestran hoy en día es ser barato o ser diferente. La diferencia debe ser percibida claramente por los clientes (usuarios) de manera sostenida en el tiempo. Lo verdaderamente importante no es la idea del negocio sino la implantación o ejecución de la misma, es decir, el cómo aplico la idea, es decir, el modelo de negocio.

Ultra especialización: en los últimos años estamos asistiendo a la hiperfragmentación de los mercados. Ello es debido a que las categorías generales ya no son tan rentables para las empresas y éstas buscan una mayor rentabilidad en la fragmentación de los mercados. Una manera de diferenciarse respecto a la competencia es a través de la ultra especialización (nichos especializados), para un público muy determinado y especialista.

Tecnología: las empresas del futuro serán digitales o no serán. Cada vez más, la brecha tecnológica es menor a nivel global y vamos a ir asistiendo a transacciones tecnológicas cada vez menores y tendentes a tener coste cero. Debido a esta gran democratización tecnológica los nuevos emprendedores tendrán grandes oportunidades para la creación de sus negocios.

Emprendimiento ágil: La manera de crear negocios deberá ser muy ágil. Esto significa que antes de crear la empresa hemos de tener razones cuantitativas y cualitativas que hayamos probado y experimentado (prototipado) con anterioridad, que nos garanticen que hay demanda suficiente para nuestros productos y servicios, y por tanto, si fallas en el modelo de negocio o en la implementación del mismo, hazlo rápido para que puedas “pivotar” hacia otros modelos más adecuados a las circunstancias. La metodología Lean Startup nos enseña cómo hacerlo.

Sostenibilidad: Ha llegado la hora de que las empresas se preocupen por el medio ambiente, pues si no es por convicción propia será por imposición de los consumidores y usuarios. Las organizaciones deberán tomar partido por la sostenibilidad y la preocupación medioambiental y social embargará cada vez más a las decisiones de compra. A la vez se abren unas enormes oportunidades de negocio con respecto a esta área.

Globalización: Será difícil que las empresas que se creen a partir de ahora no tengan una visión global de sus negocios. El mundo es cada vez más pequeño porque las distancias se acortan y las brechas tecnológicas son cada vez más exiguas en el planeta. Estamos en unos de los mejores momentos de la Historia (sobre todo gracias a internet), y asistimos a una comunicación homogénea. Hoy se puede hablar el mismo lenguaje en Montevideo, Bangalore, Singapur, Londres, Sidney, Madrid y Luanda por poner algún ejemplo. La comunicación global converge y las empresas deben ver esto como una gran oportunidad para el desarrollo de sus negocios en mundo cada vez más abierto y global.

Nuevos clientes: los nuevos cambios también afectan a los clientes, y por ende a la sociedad. Observar, anticipar y comprender estos cambios es tarea primordial para que las empresas fijen sus estrategias de enfoque hacia el cliente. Los clientes se han vuelto del todo imprevisibles y difíciles de anticipar sus comportamientos. El cliente prosumer (productor y consumidor a la vez), debe ser visto por las empresas como un aliado para la creación y co-creación de nuevos productos y servicios. Hoy, más si cabe, el poder de los consumidores y usuarios es brutal (un simple ejemplo lo tenemos en poder de las redes sociales). Las tendencias disparan hacia la gestión de las experiencias de clientes. Una metamorfosis de cliente hacia usuario (solo pago lo que uso) ha comenzado.

Si queremos superar la crisis cuanto antes, y volver a la senda del crecimiento sostenido, tenemos que tener presente que el espíritu emprendedor es un elemento fundamental para su resolución y al que las diferentes administraciones estatales y regionales deben prestar una atención especial para diseñar estrategias eficaces y de largo recorrido que pongan en valor al emprendimiento y que faciliten la entrada a nuevas empresarios y empresarias con nuevos conceptos de negocio más útiles y sostenibles como forma de progreso económico y social. Debemos por tanto, contribuir a crear una cultura de emprendimiento más acorde con los tiempos actuales y con las necesidades que demande la sociedad del futuro.