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Luis Ortiz de la Torre, el “héroe” guerrillero que murió en el olvido en Puertollano

Luis Ortiz de la Torre, guerrillero muerto en Puertollano

Francisca Bravo Miranda

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El nombre de Luis Ortiz de la Torre no tiene el mismo peso en la historia española y en la francesa. “Fue un héroe de la resistencia en Francia, con condecoraciones por su valentía y su capacidad de organización”, explica Benito Díaz, historiador de la Universidad de Castilla-La Mancha que investiga la vida de Ortiz de la Torre gracias a una carta. Jacques Oustriéres escribió al Partido Comunista de Puertollano para encontrar el cuerpo de su padre

“Soy el hijo de un cántabro, Luis Ortiz de la Torre y Torres, que murió en Puertollano con las armas en la mano. Capitán del ejército repulicano español en 1939, partió hacia Francia después de la Guerra Civil”, señala en la misiva. Oustrières, que lleva el nombre de su padre adoptivo también resistente comunista, señala que busca información de la “trgedia” de su padre para encontrar dónde está enterrado y saber si la casa 'Carmen', donde murió presuntamente de la Torre todavía existe. “Me encantaría encontrarme con usted, con esta esperanza reciba mis cordiales saludos”, concluye la carta.

La historia de de la Torre comienza en Cantabria, pero su formación política la tiene en Madrid, donde llega a estudiar ingeniería. Hijo de un arquitecto y una madre francesa, sus orígenes fueron “clave” para el desarrollo de su historia, explica Díaz. En sus primeros años forma parte de la lucha de la Federación Universitaria Escolar, para luego hacerse militante de las Juventudes Socialistas y entrar finalmente en el Partido Comunista alrededor de los años 40. También luchó en la sublevación de 1936, y se incorporó al batallón 104, combatiendo en los frentes norte y de Cataluña. 

Tras la derrota de la República, de la Torre decide partir a Francia, y se aloja con su abuela materna en Tarn-et-Garonne, dónde es nombrado jefe de Estado Mayor de la 4ª Brigada del XIV Cuerpo de Guerrilleros Españoles, controlando varias operaciones de boicot a vías férreas y trenes. Su compañera sentimental era comadrona y gracias a ello, transportaban explosivos en un carrito de bebé, explica Díaz. De la Torre es detenido en Francia, y logra escapar al tirarse del tren “con un tremendo valor” antes de pasar la frontera a Alemania.

Tras escapar, vuelve a España, con la idea de que la resistencia al franquismo era fuerte precisamente al final de la II Guerra Mundial. “Como un héroe, es enviado a España. Estaba reconocido y avalado en sus logros, con placas, pero cuando llega a territorio español ”empiezan los problemas“. En 1945 llega a Madrid, donde forma parte del alto mando guerrillero, controlado por el PCE, un órgano creado en 1944 debido al inminente fin de la guerra. En 1946, es enviado a la provincia de Ciudad Real, donde los guerrilleros se dividían entre los comunistas y los socialistas y anarquistas.

“La guerrilla estaba ya bastante derrotada”, explica Díaz, sin embargo de la Torre vuelve a resaltar por ser un “buen organizador”. Es nombrado comisario en la agrupación ciudadrealeña, donde da un “golpe espectacular” en el Banco Español de Crédito que acaba con un botín de unas 250.000 pesetas que utilizan, entre otras cosas, para comprar armas. También se hace cargo del periódico 'Lucha', un “órgano de expresión” del movimiento que llegó a distribuir unos 500 ejemplares. Sin embargo, en ese mismo año, los guerrilleros anarquistas y socialistas deciden abandonar y partir hacia Francia. “Hay cada vez más traiciones”, explica Díaz. Finalmente, el guerrillero muere en enero de 1947, escondido en una casa muy cerca de Puertollano, la casa 'Carmen'. 

“Es un golpe terrible para el movimiento guerrillero en Ciudad Real”, explica el historiador. Luis Ortiz de la Torre fue arrojado a una fosa común y el paradero de su cuerpo es desconocido. “Sacrificó su vida dos veces: una, defendiendo los valores democráticos de la República y otra en Francia. Se podría haber quedado, como hicieron muchos, pero él decide volver. Parecía lógico que los días de Franco estaban contados, y que era el momento para establecer una resistencia firme, pero el pueblo español no estaba deseoso de apoyar otra vez la guerrilla”, explica Díaz. 

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