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Cortes de luz en el Raval en plena ola de frío: “Se está poniendo en riesgo la salud de la gente”

Maite Martínez, en la habitación con su hija en su piso de la calle Riera Baixa, en el Raval

Pau Rodríguez / Pol Pareja

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España vive sus días más gélidos esta semana y Manoli, de 77 años, vecina del Raval de Barcelona, teme el momento en que se le vaya la luz. El fin de semana pasado se quedó sin electricidad durante la noche. “Solo tengo una estufa y la uso muy poco, para calentar la habitación, pero ni eso pude”, se lamenta esta vecina de la calle Riera Baixa. A pocos metros, en la esquina con la calle Hospital, el veterinario Eduard Poblet, que regenta 'La casa del perro', cuenta cómo le afectó el último corte de suministro, el domingo por la tarde. “Tuve que ponerle grapas a un perro al que habían mordido y acabé haciéndolo con la linterna del móvil. Parecía algo tercermundista”, relata en su establecimiento. 

Desde mediados de noviembre, son muchos los vecinos del Raval que se quejan de continuas afectaciones en el suministro eléctrico que, en plena ola de frío, han encendido todas las alarmas. En los últimos días, al menos hasta el lunes, la problemática se ha concentrado en calles como Riera Baixa u Hospital, a menudo perjudicando a varios bloques enteros. “En nuestra casa nos ha pasado cuatro veces en la última semana. No llega bien la potencia y no funciona nada… ¡Solo la tele!”, comenta Iñaki García, activista, fundador de El Lokal y vecino de la zona. Ni calefacción, ni electrodomésticos, ni cocina eléctrica. “En mi caso, si no puedo cocinar como embutido, pero en este barrio vive gente mayor sola, que depende de estufas eléctricas, y cuya salud y su vida se ponen en riesgo”, advierte.

Las afectaciones pueden durar varias horas, a veces toda la noche. Y no solo preocupa el frío. “La última vez tuve que subir y bajar las escaleras y andar por casa sin luz, porque tampoco tengo velas. ¡Y yo ya tengo una edad!” se exclama Manoli. En el caso de los comerciantes, les obliga en la práctica a cerrar. El veterinario Poblet explica que este mes de enero ya ha tenido que cancelar citas tres días debido a los cortes. En la frutería que hay frente a su local no pueden usar la balanza, con lo que no pueden vender. Y en la panadería de al lado, una 365, la situación les obliga a tirar la repostería que guardan en la nevera. “El domingo además se fue la luz a las 13 h, justo cuando podemos abrir por las restricciones”, se lamentaba este martes Aurora, dependienta. 

Las quejas por problemas de suministro eléctrico se extienden más allá del Raval y se han repetido por distintas ciudades catalanas y barrios de Barcelona durante las últimas semanas. La situación es anterior a la llegada del temporal Filomena y las bajas temperaturas de los últimos días no han hecho sino agravar un problema que ya venía de lejos. En el caso del Raval, los primeros cortes de luz llegaron a mediados de noviembre, hace ya dos meses. Los vecinos aseguran que se debe a los déficits de una instalación que no soporta el aumento del consumo que se da en invierno. Cada año sufren incidencias, aseguran, aunque esta vez ha sido peor. 

Colau ve “mala adecuación” de la instalación y Endesa lo niega

A la vista de las denuncias vecinales, la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, ha remitido este martes una carta al presidente de Endesa, Juan Sánchez Calero-Guilarte, para exigirle que ponga fin a los cortes. “Es gravísimo que el acceso a un suministro básico como el de la electricidad no esté garantizado”, señalaba Colau. También envió una misiva al conseller de Empresa, Ramon Tremosa, y a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Colau atribuye los cortes a la “mala adecuación” de la infraestructura eléctrica. “Estamos hablando de un problema de inversión y de falta de mantenimiento estructural que arrastramos desde hace demasiado tiempo”, afirmaba la alcaldesa.

Más allá de este barrio céntrico, en la capital catalana se han registrado cortes de luz especialmente en el barrio de Torre Baró, donde algunas familias han denunciado que durante el mes de diciembre tuvieron interrupciones hasta en 14 ocasiones, lo que significa que la luz se cortaba día sí, día no. El Síndic de Greuges (el defensor del pueblo catalán) investiga desde diciembre estos cortes “reiterados” de luz en Barcelona y en el barrio del Culubret en Figueres (Girona). 

“Es un momento muy complicado, es la semana más fría del último año y mucha gente no puede poner la calefacción”, ha asegurado este martes el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica del Ayuntamiento de Barcelona, Eloi Badia, que ha denunciado que en la ciudad hay comercios que no pueden abrir la persiana por culpa de los cortes de luz. Badia ha señalado a Endesa y a la conselleria de Empresa por lo que considera una falta de mantenimiento de la red y un “dimensionamiento” deficiente. Badia ha añadido que la compañía eléctrica tampoco les detalla el número exacto de incidencias que ha habido y que mucha información la han recopilado directamente de los vecinos. 

El lunes los Ayuntamientos de Montcada i Reixac y Sabadell (Barcelona) trasladaron al Departamento de Empresa y a la Agencia Catalana de Consumo sus quejas por los “cortes continuados” que registra el suministro eléctrico en estos municipios y también pidieron a la delegación del Gobierno que sancionara a Endesa tal y como prevé la legislación. También en Badalona (Barcelona) ha habido cortes de luz durante el último mes que el alcalde de la ciudad, Xavier García Albiol, atribuye a los pisos en los que se cultiva marihuana con la luz pinchada.

Desde la empresa energética insisten en que la red eléctrica está “en buen estado” y “bien dimensionada” para cumplir con las exigencias de los clientes y que también se cumple con las “revisiones periódicas” que exige la normativa. Según ha asegurado una portavoz de la compañía, en el Raval se han sucedido una serie de averías que no están relacionadas entre ellas. Desde la empresa aseguran que los cortes en la calle Sant Antoni Abad están vinculados a una avería en las cloacas. El hecho de desviar la energía desde otras líneas hasta que se solucionara el problema supuso que algunas líneas se “sobrecargaran” y por esto los problemas afectaron también a las calles adyacentes.

En el caso de la avería en la calle Hospital, señalan que para arreglarla tuvieron que acceder a una finca privada y esto fue el motivo de que se demorara 18 horas. En la de la calle Reina Amàlia, sostienen que fue otra avería “más compleja” que dejó a algunos vecinos sin luz durante 40 horas. Respecto a la situación en Torre Baró, la portavoz achaca los cortes a que en el barrio hay “conexiones irregulares”. Con todo, insisten que en todos los barrios de la ciudad hay “planes de inversión y mantenimiento” de la red.

“Sin luz no pueden hacer los deberes”

En un hogar con tres hijos, como el de Maite Martínez y su pareja, también en la calle Riera Baixa, un corte de suministro supone una auténtica desgracia. Sentada junto a su pareja en uno de los dos sofás de su pequeño salón, con la tele emitiendo imágenes de Filomena, enumeraba la lista de problemas que les acarrea. La estufa y el calefactor dejan de funcionar, el baño se queda sin luz porque no tiene ventanas, no pueden calentar el agua porque el calentador va conectado a la corriente, con lo que tienen que usar ollas… “Si solo fuésemos los dos adultos, mira, ponemos unas velas y parece una cena romántica, pero lo que preocupa son los niños”, lamenta. La más pequeña tiene 15 meses.

“Además, cuando se va la luz también se cae internet, con lo que los niños no pueden hacer los deberes, porque ahora se hace todo por ordenador”, explica Maite. Por suerte, aunque por el historial de cortes ni ellos ni nadie se fía, en su bloque llevan desde principios de enero sin sufrir ninguno. “Esperemos que siga así”, comenta. “¡No puede ser que nos vayan subiendo el precio de la luz como lo están haciendo y que encima nos la corten!”, se exclamaba la mujer junto a su pareja. 

Las entidades del barrio se han citado el próximo sábado para consensuar una estrategia de denuncia de la situación. Santi González, de Acció Riera Baixa, explica que serán dos sus peticiones: “Exigir que se arregle de forma urgente y de una vez por todas la red y que la Administración avance hacia un modelo de suministros públicos”. “Endesa lo que va poniendo son parches”, apunta por su parte Ángel Cordero, activista del barrio en la asociación Acció Raval. “Es un problema que nos pasa en verano y en invierno, cuando la gente quiere enfriar o calentar sus domicilios”. Cordero añade que la mayoría del parque de vivienda del barrio es anterior a 1940, con lo que la mayoría de pisos no están bien aislados contra las altas o bajas temperaturas.

“La gente está indignada y cabreada, pero vivimos en el Raval”, añade Cordero. “Cuando no es una cosa que falla es la otra”. Este activista explica que los vecinos del barrio se están organizando para reclamar una solución. “Lo que más nos duele es que nos traten de imbéciles”, concluye. “Nos acusan de que pinchamos la luz cuando en realidad lo que pasa es que la red está totalmente anticuada y superada”.

A la reunión con las entidades acudirá también Antonia Raya, enfermera del Centro de Atención Primaria Raval Nord, que este lunes ya les pidió a los líderes vecinales el contacto de aquellas familias vulnerables que pueden necesitar su atención. “Los cortes tienen una relación directa con la salud. No solo por aquellos diabéticos que tienen que conservar la insulina en la nevera, o los que usan dispositivos de oxígeno que van conectados a la luz. También hay gente frágil que puede sufrir caídas y evidentemente está el riesgo de accidentes e incendios asociado al uso de velas en estos casos”, resume.

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