Los diputados del Parlament siguen cobrando dietas de desplazamiento aunque no vayan
Es difícil saber cuánto cobran los diputados del Parlament de Catalunya, a no ser que se revise nómina por nómina. Ni siquiera para los propios políticos es fácil entender cada concepto de su salario final. La asignación fija para un diputado raso son 2.921,82 euros mensuales, pero ninguno de los 135 miembros de la Cámara catalana cobra eso, porque hay toda una escala de pluses, dependiendo de si ocupan algún cargo en la mesa o en su grupo parlamentario, además de a cuántas comisiones pertenecen e incluso de en qué municipio viven.
Pero a todas esas cantidades hay que sumarles las dietas por desplazamiento, que en el Parlament son cuantiosas y que, además, se cobran de forma fija cada mes, tanto si han debido desplazarse varias veces como si solo lo han hecho una o ninguna. Esta situación fue especialmente sangrante durante los meses del confinamiento por la pandemia y posteriores, cuando el Parlament celebró la mayoría de sus sesiones plenarias y comisiones de forma telemática o mixta, con una parte de los diputados en el pleno y el resto en su casa. El programa Planta Baixa de TV3 fue el primero en informar, en noviembre de 2020, de esta anomalía, por la que según sus cálculos se habían desembolsado 1,4 millones de euros.
En aquel momento la Mesa y los grupos se comprometieron a cambiar el sistema. Una de las opciones que barajaron fue integrar la mayor parte de este complemento en el salario –lo que supondría un mayor gasto total para el Parlament, que debería abonar más a la Seguridad Social– y dejar un pequeño plus para kilometraje, viajes o alojamiento, es decir, convertirlo en una verdadera indemnización por los gastos de desplazamiento. Pero más de un año después de aquella polémica, y tras haber aprobado dos presupuestos desde entonces, los diputados catalanes siguen percibiendo mensualmente el complemento por desplazamiento, se desplacen o no.
Así ha sido durante todo 2021, según confirman fuentes de la Cámara y de los grupos. Los diputados han recibido estas dietas todos los meses desde que se constituyó el nuevo Parlament, pese a haber sido un periodo de actividad especialmente baja debido al retraso en la investidura, que impidió que se pusiera en marcha la legislatura y, después, debido a la pandemia. Durante todo el año pasado, la Cámara solo celebró 17 plenos, algunos de ellos de forma telemática para una parte de los diputados. Además, no hubo comisiones durante más de la mitad del año, pues se constituyeron entre mayo y junio y quedaron afectadas por el parón estival.
Con el calendario en la mano, la mayoría de los diputados solo necesitaron acudir a la sede legislativa tres veces en marzo, cuando se constituyó, y una en abril, todo ello antes de la investidura. Una vez elegido el president Aragonès el 24 de mayo se comenzaron a poner en marcha las comisiones legislativas, entre junio y julio. Pero apenas se celebraron las sesiones iniciales llegó el verano, los diputados no necesitaron desplazarse ningún día de agosto y, a la vuelta de las vacaciones, solo a partir de la segunda quincena de septiembre. Además, a partir del 20 de diciembre y hasta el momento actual, el Parlament volvió a activar la semipresencialidad por la pandemia, lo que implica aforos del 50% en los plenos y, con pocas excepciones, la vuelta a las comisiones telemáticas.
Pese a que en este curso los desplazamientos han sido mucho menos frecuentes que en otros periodos, los complementos por desplazamiento se han seguido cobrando, sin que se haya producido el esperado acuerdo para solucionarlo. Este miércoles la presidenta del Parlament, Laura Borràs, aseguró en los micrófonos de TV3 que los grupos seguían negociando una fórmula para mejorar la situación, un mensaje que repiten por parte del PSC y ERC. La CUP, por su parte, ha reclamado que esta reducción del total que se percibe por los diputados se lleve a cabo de forma urgente.
Los complementos por desplazamiento van desde los casi 17.000 euros anuales hasta los 23.900, dependiendo de la zona de Catalunya donde esté establecido el diputado. Este plus supone un aumento considerable en la retribución mensual, que puede verse mejorada hasta un 35% para los salarios más bajos. A excepción de Lluis Puig, establecido en Bélgica y que no acude, todos los diputados cobran este complemento salarial, también los que viven en Barcelona y municipios contiguos, que perciben una retribución de la franja más baja.
Para aquellos que viven en el área metropolitana pero a menos de 80 kilómetros del Parlament, el complemento queda en 22.000 euros, y sube hasta los 23.700 si el diputado vive entre esa distancia y los 190 kilómetros. A partir de ese tope, todos los miembros de la Cámara pasan a percibir el complemento máximo por desplazamiento. Pero este no es el único plus que se da dependiendo de la distancia a la que viva el diputado. También existe otra dieta que va desde los 4.500 euros anuales a 6.348 y que en este caso se considera un complemento salarial.
Dudas sobre la renuncia y reforma a contrarreloj
Durante los momentos más duros de la pandemia, en abril de 2020, el Parlament decidió donar el 25% de los salarios de los diputados a iniciativas para paliar la expansión del virus. Esta fórmula se intentó repetir en noviembre de ese mismo año, de la mano de la polémica por las dietas de desplazamiento, pero en aquel momento la Mesa dejó la decisión en manos de los grupos. Fue entonces cuando grupos como la CUP o En Comú Podem reclamaron cambios de calado en este área, unas reformas que ahora los grupos grandes siguen negociando en el marco de la Mesa.
Además, entre los grupos consultados hay dudas sobre si puede hacerse una renuncia a las dietas. Una controversia que ya se planteó en su momento en el Congreso, cuando el socialista Odón Elorza fue el único parlamentario que renunció a los complementos por desplazamiento en el momento más duro de la pandemia. Fuentes del Parlament consideran que esta opción debería ser estudiada por los servicios jurídicos en el caso de plantearse, pero aseguran que por el momento nadie la ha reclamado, tampoco los diputados de la CUP, los más críticos con este plus salarial. Tras la polémica por los retiros dorados antes de jubilarse de algunos funcionarios del Parlament, fuentes de los grupos explican que pronto resolverán también la situación de las dietas, que sin embargo se ha demorado más de un año.
El nudo de la negociación que mantienen los partidos tiene que ver con el régimen tributario de los salarios. Las dietas no tributan por lo que, si toda la indemnización se convierte en sueldo, los diputados pagarían más impuestos y, por tanto, recibirían un salario menor en total. Ahora bien, si se aumentase el sueldo más que la indemnización, para que los diputados no pierdan retribución, eso supondría un mayor coste para las arcas del Parlament, algo que algunos grupos quieren evitar. Además, muchos partidos tienen normas internas que obligan a donar parte del sueldo a la formación, por lo que estos salarios tienen impacto en la financiación del partido y, por tanto, una bajada afectaría a sus cajas.
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