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Sí quiero, pero no puedo: celebrar tu boda por videollamada durante la crisis sanitaria

Alejandro y Merche (esquina superior derecha) celebran su compromiso a través de Skype.

Laura Martínez

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Compromiso aplazado por pandemia. El mensaje que ninguna pareja pensó que tendría que enviar se ha convertido en un texto común en el último mes. Según portales vinculados al sector, como bodas.net, cerca del 90% de las parejas que tenían un compromiso en las próximas fechas han decidido aplazarlo y poco menos de un 10% suspenderlo. El portal encuestó a más de 2.000 personas.

La primavera es una de las temporadas más fuertes para bodas, bautizos y comuniones y para el sector ha supuesto un duro golpe económico, aunque se podría apaciguar si se opta por aplazar y no por suspender el enlace. Algunas parejas han tenido que renunciar a la celebración en el último minuto al tener una fecha próxima a las medidas del estado de alarma; otras, aún con margen, han optado por posponer el enlace a pasado el verano, confiando en el regreso a la normalidad. “Una boda en la que no te puedas besar ni abrazar no vale la pena”, cuentan Alejandro y Merche, pareja de Mislata que iba a darse el “sí, quiero” el pasado 11 de abril. 

“Cancelamos nosotros un mes antes, cuando teníamos que hacer el pago del 60% de la boda porque veíamos peligro”, explica esta pareja a la que le coincidían algunos plazos con la suspensión de las Fallas de Valencia. “Los invitados nos decían que viendo que se cancelaban las Fallas... que no iban a venir. Esa fue la semana más dura”, comentan.

Merche y Alejandro han conseguido renegociar las condiciones con la finca y los proveedores para aplazar la celebración a marzo de 2021 y están pendientes del nuevo contrato con la masía en la que ofrecer el ágape. En principio, sus proveedores no han tenido problema en cambiar de fecha, aunque comentan que han perdido algunas condiciones ventajosas en el precio. Pese a ello, se muestran felices por poder celebrar su enlace con amigos y familiares. 

En la fecha marcada decidieron sorprender a sus amigos vestidos para la ocasión, con intención de preguntarles por qué no estaban con ellos celebrando la boda. Pero sus amigos les sorprendieorn primero, organizando una boda en diferido y a través de grupos de WhatsApp y videollamadas.

“Mi amigas me mandaron un vídeo por mail, luego hicimos varias videollamadas vestidos de invitados, nos casaron virtualmente... Otros amigos nos mandaron fotos como yendo a la boda, fotos de Google de la masia donde se iba a celebrar, fotomontajes haciendo como que iban al autobús...” hasta les enviaron un ramo de flores, narra Merche. Con la celebración llegaron a las ocho de la tarde, hora del homenaje a los sanitarios. “Salimos a los aplausos vestidos de novios, los vecinos nos gritaban ¡que se besen! Tenemos un recuerdo muy bonito”, valoran.

Renegociar con los proveedores, con el espacio de celebración, con el registro y el viaje de novios son algunos de los procesos a los que deben hacer frente las parejas afectadas. Y gracias a esta circunstancia algunos han podido comprobar que los consumidores no están del todo protegidos por las cláusulas de las compañías, que no incluyen la pandemia como circunstancia para devolver el dinero.

Sheila y Ramón llevan 18 años juntos y tenían previsto casarse el 30 de mayo, pero hace unas semanas decidieron aplazar el enlace. Siguiendo de cerca la actividad internacional, supusieron que el confinamiento y las medidas de aislamiento se prolongarían. Su enlace iba a celebrarse esta primavera en el restaurante la Marítima, en el complejo de La Marina de Valencia, buscando la plenitud del Mediterráneo y oficiado por el concejal de Compromís Carlos Galiana. 

Tenían preparada una ceremonia algo inusual: atea, sin vestidos blancos ni protocolo, con distintos tipos de música... Todo un festival. Ahora han renegociado con los proveedores y trabajan en el rediseño de las invitaciones, a la espera de confirmar nueva fecha, que habían enviado como entradas a un concierto de rock.

Sheila confiesa que le cuesta pensar en una celebración “por respeto” a la inmensidad de personas que lo están pasando mal con esta crisis sanitaria. “Nosotros somos felices, tenemos casa, comida y de todo, pero es una situación muy seria, casi de guerra. Hay muchísima gente muriendo y sufriendo”. No obstante, cree que aplazar la ceremonia es la mejor opción para celebrar más adelante con su familia y amigos, aunque celebrarán una velada especial en su día marcado.

“Lo celebraremos con una videollamada masiva y unas cervezas; buscaremos que nos riamos un rato, pensemos en lo bien que será celebrarlo en septiembre con más ideas, con más ganas... Haremos juegos de cartas en la despedida de solteros [virtual] Intentaremos reinventarnos y ponernos la cara positiva”, explica esta pareja residente en El Puig.

Ambas parejas recomiendan a quienes se vean en situación de incertidumbre que aplacen la fecha para no perjudicar al pequeño comercio y que revisen bien las cláusulas. La Unión Europea, añade Sheila, tiene varios mecanismos de protección al consumidor y se puede reclamar a través del Parlamento si se detectan abusos. Turismóloga de profesión, advierte que es más conveniente esperar a que la aerolínea cancele el viaje, ya que la pandemia no entra en los seguros. En su caso, está pendiente de sí la compañía le devolverá los 1.300 euros del viaje que preveían realizar a Islandia, una ruta por todo el país.

También insisten en la importancia de apoyar a los autónomos y el pequeño comercio, de proximidad, en esta situación. Aplazar, considera Sheila, “es dar apoyo y confianza” a los organizadores de la boda, un sector que necesitará respaldo en los próximos meses. “Ahora los caterings están cerrados, intentan ofrecer a los clientes que aplacen y no cancelen. El gremio se está reinventando”, apunta. 

Por el momento, las parejas tendrán que darse el sí quiero en sus hogares, para salir más adelante y celebrar con el resto de sus seres queridos. El amor, en tiempos de pandemia, se comparte por internet.

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