“Una sociedad no es libre si la ciudadanía no puede vigilar a la policía”
“No puedo respirar, no puedo respirar...”. Eric Garner pidió aire 11 veces mientras un policía le estrangulaba con su brazo. Varios agentes más los rodeaban. Ninguno se compadeció ni detuvo a su compañero. Garner murió asfixiado. Estrangulado por un policía de Nueva York. Era el 17 de julio de 2014.
Eric Garner vendía tabaco de contrabando. Lo detuvieron en la calle, no iba armado. De hecho, cuando los policías le toman por la espalda agresivamente, Garner levanta las manos vacías. Todo lo grabó con su móvil el joven Ramsey Orta. Las imágenes se volvieron virales y saltaron a los telediarios. La indignación salió a las calles. La policía de Estados Unidos (EEUU) se ensaña especialmente contra los negros.
El video, además, ha sido una prueba clave en la investigación judicial. Su autor, Orta, forma parte de un movimiento nacional, WeCopwatch, que se dedica desde hace dos décadas a registrar en video los abusos policiales. A raíz del caso Garner, Copwatch se ha popularizado hasta protagonizar un documental producido por la plataforma de entretenimiento online Netflix.
“Hemos cambiado la narrativa sobre la policía”, explica Jacob Crawford, de Wecopwatch, entrevistado por eldiario.es en su visita a Valencia como ponente en el Internet Freedom Festival.
¿Cómo actúa Copwatch?
Copwatch es un movimiento de observación directa y no violenta de la policía. Simplemente somos personas que estamos atentas a la actuación policial. Si vemos a servidores públicos deteniendo gente, lo grabamos para disuadir o documentar malas conductas policiales. El video crea un efecto de mediación. Hemos apoyado en muchos juicios civiles por abusos, e incluso algunos videos han servido para retirar cargos a detenidos.
¿Cuáles son las malas prácticas más comunes que documentan?
Tenemos una epidemia de violencia policial. Nuestro país fue fundado en el genocidio de los nativos americanos y la esclavitud de los africanos, por lo que todavía nos enfrentamos a esta violencia y se manifiesta en forma de brutalidad policial cotidiana. La policía dispara a gente todos los días. Y detiene con mucha mayor frecuencia a personas no blancas. Les tiran la patrulla encima. Las malas prácticas son muchas veces cotidianas: identificaciones, amenazas o coacciones porque sí.
¿Estas prácticas pueden empeorar con un presidente como Donald Trump?
La policía es tan mala como lo era con Obama y con Bush. Es difícil medirlo, pero lo que observamos en la calle no cambia nunca, no importa quién sea elegido presidente. En Nueva York declararon inconstitucional el Stop and Frisk –detenciones arbitrarias– y los polis lo siguen haciendo.
Con Trump se ha envalentonado a los oficiales de inmigración y a la patrulla fronteriza, de manera que saben que pueden actuar con más impunidad. Y mientras los policías no sean responsables de sus actos seguirán los abusos. La rendición de cuentas es un mito en América.
Ante eso, debe ser tenso grabarles...
En EEUU, mientras no interfieras, tienes derecho a vigilar a la policía, grabarla y publicar esos videos en línea. Tenemos una de las policías más violentas del mundo, pero tenemos derecho a grabarlos. Si nos arrestan por hacerlo, los tribunales están de nuestro lado.
Nuestra recomendación en las formaciones es que si lo haces, tu única preocupación debe ser la persona detenida. Un agente te puede gritar pero si sacas tu energía negativa es más probable que quién lo pague sea el detenido, o que ese oficial abuse de alguien más cuando tú no estés. Se trata de ser muy fluido y flexible, cada arresto es diferente.
Dan talleres en todo el país, ¿cuáles son las reacciones con las que se encuentran?
Las reacciones en general son buenas, comencé en WeCopwatch en el 2000, eso era antes de YouTube, de Facebook y los smartphones. Había que ir con cámaras, era complejo. Ahora es mucho más fácil, todo el mundo puede ser un copwatch. La conciencia está cambiando, la brutalidad policial no. Pero cuanto más personas se ponen de pie, más nos vigilan.
A veces llegamos a un vecindario y nos atacan, nos han retenido e insultado. Es una batalla pero antes era más peligroso. Y creemos que es muy importante que las personas comprendan sus derechos y filmen, porque sí hace una diferencia. No somos un grupo de responsabilidad policial, en realidad podría decirse que somos un grupo abolicionista, porque no vemos a la policía como un servicio que funcione en Estados Unidos. Pero es más efectivo trabajar con las personas y arriesgarse, que cambiar a la Policía.
El video de Garner es una muestra de la utilidad de su trabajo pero, ¿hasta dónde llega su impacto?
Grabar los incidentes policiales ha cambiado el relato. Hace diez años nadie hablaba de la violencia policial. Ahora, que cada vez más personas evidencian a los policías con las grabaciones, estas actuaciones se han convertido en un problema y en una preocupación nacional.
Pero no siempre fue así, durante años la gente no escuchó a las personas de color, a la gente pobre, que son los que más sufren los abusos. Hace años que dicen que la Policía está fuera de control, que actúa impunemente.
Además cada detención es un negocio para el Estado. Los policías son funcionarios, les pagan para que obtengan dinero para el Estado. Es una suerte de extorsión, solo que más corporativa. EEUU ha aprendido a ganar dinero esclavizando personas en el complejo industrial de la prisión. Cuántas más familias se quiebren, cuántas más personas sean encarceladas, más se aseguran el trabajo y perpetúan el modelo policial. Es una estructura: la policía, las cárceles y los recursos legales que no quieren reducir la prisión. Si no hubiera crímenes, los policías no tendrían trabajo. Por lo tanto es un incentivo para detener, para encerrar a la gente.
Su trabajo en España sería complicado de replicar por la Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como “ley Mordaza”, que dice que un agente puede interceptar un dispositivo de grabación si le pone en peligro a él o la ejecución de la operación.
Los agentes dicen lo mismo en todas partes: “¡Oh! Nuestros trabajos son peligrosos, y esto y lo otro”. Pero si te preocupa tu seguridad, no seas un servidor público. Si vas a servir a tu comunidad, corres ese riesgo, es posible que tu imagen se ponga en Internet. Y honestamente, rara vez eso pone en peligro a la policía. De hecho, aún cuando puedes grabarles, somos nosotros los que corremos peligro. En Estados Unidos, es más probable que un policías se suicide, el doble de probabilidades en realidad, que sea asesinado.
Y no hay forma de vivir en una sociedad libre, de que la policía sirva a la sociedad si tú, como ciudadana, no puedes vigilarlos de manera pública. No sé si tengo más miedo de vivir en EEUU, donde tengo derecho a monitorear a la policía, que a hacerlo en un país como España, donde no tengo derecho a observarlos. Las leyes injustas se deben desafiar pero no puedo decirles a los españoles cómo hacerlo, pero ¡los apoyamos!