Papa jesuita y jesuítico
En la reciente visita que el presidente del Gobierno realizó al Palacio Pontificio del Vaticano para entrevistarse con el Papa Francisco, pude comprobar lo que significa “jesuítico”. Francisco criticó a los que “disfrazados de modernidad o de restauracionismo pretenden que la patria sea lo que yo creo y no lo que he recibido y tengo que hacer crecer. Hacer crecer la patria, porque siempre se encuentran coartadas para esto. Y ahí entran en juego las ideologías: armar una patria con mi idea, no con la realidad del pueblo que yo recibí”. Señaló que “las ideologías sectarias deconstruyen la patria”. Y añadió: “Es muy triste cuando las ideologías se apoderan de la interpretación de un país, y desfiguran la patria”.
No pongo en duda que este papa pretende un cierto aggiornamento, una cierta modernización de la Iglesia, como hiciera Juan XXIII convocando el concilio Vaticano II. Con sus declaraciones de respeto a la unión de los homosexuales, su defensa del planeta ante la emergencia climática, o de los emigrantes, y su crítica al capitalismo salvaje que vivimos, y al nazismo, está demostrando su descontento ante el mundo que hemos creado y a cambiarlo. No obstante, esa crítica a las ideologías sectarias, realizada justo en el momento que le visita el presidente Pedro Sánchez –cuyo gobierno integra ministros comunistas- es una velada impugnación, aunque no lo explicite: ¿Qué sentido tendría sino que su plática se enfocase sobre el peligro de las ideologías“. Pienso –y es mi opinión- que con ambigüedad, Francisco le tiraba una indirecta a Pedro Sánchez. La Iglesia no para de meterse en política, solo que Francisco, con mano izquierda, lo hace bien emboscado.
Aquí pues hay que repetir dos verdades con las que se ha hecho y se hace mucha demagogia. 1º- En toda política, y en su aplicación a un país subyace más o menos explícitamente una ideología; y 2º- La Iglesia católica es la que ha mantenido, y mantiene, un sectarismo muy acendrado. De hecho entre los filósofos del mundo antiguo era corriente hablar de la secta de los cristianos. No hay que remitirse a su tenebrosa historia de cruzadas e inquisiciones cristianas: basta recordar las purgas y excomuniones que recibieron los teólogos y curas de la teología de la liberación con los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI en los últimos 40 años. Es decir, restricciones a la libertad de expresión y castigos a sus propios miembros. Por otra parte es propio del sectarismo creer que su propia salvación, y la de todos, está, y solo está, en la conversión a su religión practicando un persistente proselitismo en los más recónditos lugares. También caracteriza al sectarismo, los abusos sexuales de niños y niñas, la evasión de impuestos y negocios ilícitos, los privilegios fiscales, la represión de necesidades psicobiológicas humanas, y el culto a la personalidad del líder del grupo. Consejos vendo que para mí no tengo, podemos decirle a la Iglesia.
En cuanto a la “ideología” es un concepto polisémico creado por Destutt de Tracy en el siglo XVIII, y los ideólogos se interesaron por el análisis de las facultades y de los diversos tipos de ideas producidas por estas facultades. Posteriormente numerosos pensadores (Maquiavelo, Hegel, Marx –sin duda el que más reflexionó por activa y por pasiva al respecto-, Feuer, Lukács y los “frankfurtianos”, Marcuse, Habermas, Quine...) retomaron con variados matices dicho concepto. Ahora bien, en sentido sociopolítico podríamos hacer confluir a todas las concepciones en que las ideas se originan en intereses confesados o inconfesados, y todas son igualmente ideologías, pues la verdad objetiva no existe al punto de que cada clase o generación tiene su ideología. Contra las tesis del fin de las ideologías (el ministro franquista Fernández de la Mora ya en 1955 ya lo desarrolló en su libro El crepúsculo de las ideologías) que desde 1980 quisieron imponer neoliberales y posmodernos, hoy ha quedado demostrado que era un deseo interesado más que una realidad, y más todavía: es una ideología derechista que quería enmascararse con la ausencia de ideología.
Todos los conjuntos de ideas que se articulan en una unidad sistemática pueden llamarse ideología. Las ideologías son sistemas de creencias, ideas, valores y sentimientos que guían nuestro pensamiento a la hora de interpretar el mundo y los fenómenos sociales que se producen en este. No son científicas, pues no son falsables, pero son esquemas cognitivos justificativos y prescriptivos que necesariamente configuran las actitudes, creencias y acciones normativas de ver y transformar el mundo. Hoy las ideologías que más adeptos suman son el conservadurismo religioso e incluso fanático; el liberalismo económico; el socialismo; el anarquismo; el comunismo y la socialdemocracia (todas tienen sus subdivisiones o añaden adjetivos como ecologista, feminista…) De esta manera podemos decir que en todas las personas subyace una ideología. Es como quien dice que es apolítico: basta hacerle un cuestionario de valores y actitudes ante temas y problemas concretos para ver su postura política. Es una impostura quien quiere desgajar a una ideología de unas ideas y unos valores. Las ideologías postulan modos de actuar colectivos y modelos de sociedad a los que se intentan llegar. Nadie –ni una moral, ni una cultura- puede escapar de basarse o crear una ideología. Los partidos políticos y las religiones también son hijos de la ideología, tratando de llevar su proyecto de sociedad a la práctica. Parten de la realidad para transformarla.
Y es desde aquí donde llegamos a corregir al Papa de Roma. Que la Iglesia es intrínsecamente sectaria lo demuestra su historia, su obligación de hacer catequesis ante pequeños y adolescentes que no tienen mayoría de edad y discernimiento, su abuso sexual de niños y niñas bajo encubrimiento, el poseer una disciplina rígida y jerárquica, el culto a la personalidad de sus líderes, la inmunidad diplomática del Papa, la potestad de declarar dogmas, y su infalibilidad. En Psicología todas estas características demarcan la deriva sectaria. La Iglesia sigue declarando herejes a quienes se separaron de ella fundando otras iglesias. El Papa ha dicho: “Es muy triste cuando las ideologías se apoderan de la interpretación de una nación”. Debe ser por eso que católico significa “universal”, es decir, “que debe comprender y ser común a todos”. Basta hacer un repaso al último catecismo católico para sorprenderse de lo ideológico, anticientífico, represivo e incluso surrealista que son algunas de sus ideas. Y conforman un modelo comportamental de sociedad ideologizada como pocas. Hasta cada uno los diez mandamientos son matizables o rechazables hoy en día.
Parémonos en los tres que parecen más incontestables: -“Honrarás a tu padre y a tu madre”: ¿aunque tu padre te haya maltratado desde niño a ti y a tu madre?; ¿aunque de mayor te enteres que te robaron y tus padres actuales pagaron por ti? -“No desearás a la mujer del prójimo”: ¿Quién puede decidir sobre un deseo? ¿Quién le explica razonablemente a multitud de personas, sociedades y tribus que el amor libre o la poligamia o la poliandria son pecados? (los comportamientos sexuales los ha ido acoplando la humanidad según sus necesidades de supervivencia). Por último, el mandamiento que pareciera intocable y que todos aceptamos: -“No matarás”: En el Deuteronomio de la Biblia se enumeran nueve actos en los que es lícito matar: -“Si aparece ante ustedes alguien diciendo vamos a servir a otros dioses distintos de Yahvé, ese hombre debe morir”; -“Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, morirán los dos”; -“Si un testigo injusto se presenta ante otro y da testimonio falso, debe morir”; “Si un hombre rapta a otro, debe morir”; etc. Hasta bien entrado el siglo XX defendieron la pena de muerte Es cierto que el Papa León XIII publicó la Doctrina social de la Iglesia, pero es de tal ambigüedad que por ello diversas ideologías económicas o políticas (el neoliberalismo, las dictaduras) han proclamado cumplir con ella (y han sido bendecidas por papas). Este Papa Francisco parece tener buenas intenciones, pero quiéralo o no su ideología nunca dejará de ser sectaria. Ese discurso ante Pedro Sánchez era confuso, disimulado: jesuítico. Francisco ha declarado: “Aquel que no le reza al Señor le reza al diablo”: Hablemos, pues, de ideologías sectarias…
0