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La plaza del Ayuntamiento de València que viene: con baños públicos, sombras, fuentes, zona para mascletades y posiblemente sin tráfico

Plaza del Ayuntamiento de València.

Carlos Navarro Castelló

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La Junta de Gobierno Local aprobará este viernes la convocatoria del concurso para el diseño definitivo de la plaza del Ayuntamiento. Un jurado paritario y multidisciplinario seleccionará la propuesta ganadora, que deberá respetar los criterios establecidos tras el proceso de participación 'Pensem la plaça'.

El espacio, de 12.000 metros cuadrados, será peatonal, renovará los puestos de flores, dispondrá de fuentes para beber, baños públicos, sombra, vegetación, zona para plantar la falla o disparar la mascletà, y no aumentará el número de terrazas.

Queda abierta la decisión sobre el paso de la línea C1 de la EMT y por tanto de la peatonalización integral. Se espera que el proyecto esté redactado en un año y que las obras, con un presupuesto máximo de 8.639.400 euros, empiecen en septiembre de 2023. El alcalde, Joan Ribó, y la vicealcaldesa y concejala de Desarrollo Urbano, Sandra Gómez, han presentado la iniciativa para hacer una reurbanización integral “inclusiva y accesible”.

La apertura de la licitación del concurso para el diseño definitivo de la urbanización integral de la plaza del Ayuntamiento supone “la recuperación del espacio público para las personas”, dentro del contexto de la pandemia, la Capitalidad Mundial del Diseño y el acuerdo para ser una ciudad climáticamente neutra. Así lo ha indicado el alcalde, quien ha recordado que antes del cierre de la plaza al tráfico pasaban 10.000 coches al día y que, según el plan de movilidad urbana, los vehículos representan el 23 % de los desplazamientos ciudadanos, mientras que ocupan el 60 % del espacio público, lo cual “no es razonable”.

Después de avanzar en su urbanización con medidas de urbanismo táctico, “hemos podido ver cómo la gente disfruta de un lugar donde antes había coches, humo y ruido”, ha señalado el alcalde, y ahora la próxima comisión de gobierno municipal acordará la convocatoria del concurso para el diseño definitivo. El objetivo es, como ha destacado Joan Ribó, “disfrutar de grandes espacios donde pasear y disfrutar, de manera saludable y sostenible”.

El proceso consta de dos fases. En primer lugar, los equipos candidatos deberán acreditar que cumplen los requisitos en un plazo de 30 días. La segunda fase comprende dos etapas: la presentación de las propuestas de forma anónima (en 60 días) y la elección de entre tres y cinco anteproyectos (en 45 días).

El tribunal que seleccionará el proyecto final será multidisciplinario. Estará compuesto por el alcalde y la vicealcaldesa, que encabeza la Concejalía de Desarrollo Urbano, o las personas en quienes deleguen, miembros del Colegio de Arquitectos y el Colegio de Ingenieros, y personal técnico de la Conselleria de Cultura y el Ayuntamiento. La idea ganadora recibirá 559.988 euros y se encargará de la redacción del proyecto básico, la ejecución y la dirección de la obra. Los entre tres y cinco equipos finalistas tendrán un premio de 9.680 euros para hacer frente a los gastos y el trabajo realizado.

Por su parte, la vicealcaldesa, Sandra Gómez, ha recalcado que antes de 2015 “el espacio de la plaza reservado al vehículo privado era del 57%. Hoy el 18% del total de la superficie es para el vehículo privado y los peatones disfrutamos del 83 %”. Se trata “de un cambio de paradigma muy importante, pero queremos dar un paso más allá y decidir cuál será la plaza del Ayuntamiento de la próxima generación”. En ese sentido, la titular de Desarrollo Urbano ha apuntado que el diseño definitivo debe respetar los criterios consensuados durante el proceso “Pensem la plaça”, en el que se recogieron más de 1.800 opiniones y participaron 33 entidades.

De esta manera, el mobiliario urbano debe ser accesible, se tienen que aumentar los espacios verdes y de sombra, integrar espacios flexibles para actividades festivas como las fallas o las mascletaes, renovar y reubicar los puestos de flores, no aumentar el número de terrazas e instalar fuentes para beber y baños públicos. Además, se tiene que reordenar la movilidad, teniendo en cuenta que hay que contemplar como ámbito de actuación los 100.000 metros cuadrados de Ciutat Vella. Según Gómez, “el criterio es que la plaza sea peatonal, pero también accesible”, por lo que “se tiene que estudiar las entradas, accesos y salidas en relación a todo el distrito”. Queda abierta la decisión sobre el paso de la línea C1 de la EMT.

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