Cuatro bebidas naturales que ayudan a controlar el colesterol

Infusión de manzanilla

Jordi Sabaté

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Al César lo que es del César: el colesterol, per se, no es malo para la salud; es una cuestión de niveles. Niveles medios de colesterol LDL, por debajo de 160 mg/dl de sangre, son saludables y necesarios, ya que esta molécula es fundamental para mover las moléculas energéticas por el torrente sanguíneo.

Niveles más altos de colesterol de baja densidad o LDL, en comparación con el de alta densidad o HDL, indica que las células rechazan en masa la energía que se les envía porque están saturada y así esta energía se queda circulando por la sangre en forma de lipoproteína de baja densidad (LDL) sin encontrar un destino fijo.

Y lo hace con alto riesgo de acabar precipitando en una pared arterial... hasta que muchas precipitaciones del mismo tipo forman un tapón o ateroma, que provoca un ictus, que es la primera causa de muerte entre las mujeres adultas y la segunda entre los hombres.

Por lo tanto, el colesterol no es malo en sí, pero en exceso en la sangre de una manera sostenida es peligroso y poco aconsejable. En que se presente de esta manera, alto nivel de LDL, no solo interviene una mala alimentación, aunque sea la causa más común.

Hay personas que comen fatal, beben y fuman y no tienen un colesterol LDL especialmente alto. En cambio, otras que tienen una dieta normal presentan tendencia a subir el LDL a la que se salen de la norma. Esto hace pensar que hay un patrón hereditario que determina este problema.

Otras deben cuidarse más, aunque lo cierto es que una dieta correcta tiene por fuerza que reflejarse en un colesterol LDL en niveles por debajo del límite peligroso.

Benecol, un remedio comercial

Productos como el Danacol y el Benecol bajan el colesterol que entra en el torrente siempre que sean tomados con mesura y moderación por personas adultas, que no estén tomando otra medicación contra el colesterol y, en el caso de las mujeres, que no estén embarazadas.

Estas bebidas contienen una alta cantidad de estanoles, que son grasas vegetales similares al colesterol y que bloquean la absorción intestinal de este, con lo que pasan menos al torrente sanguíneo desde los alimentos.

Normalmente, en la naturaleza los estanoles se encuentran en cereales y otros alimentos vegetales, pero lo hacen en pequeñas cantidades, insuficientes para modificar los niveles de LDL absorbidos por vía intestinal.

Ahora bien, en concentrados como los productos descritos la reducción efectiva máxima es de un 10% del colesterol, al privar al intestino de este aporte directo.

Lo que ocurre es que se considera que en algunas personas esta reducción puede ser muy drástica si ellos de por sí tienen problemas para sintetizar colesterol, o bien para absorber el colesterol de los alimentos de origen animal, lo que les podría llevar a tener bajos niveles de colesterol en sangre y, por tanto, problemas serios para llevar energía a las moléculas.

Alternativas naturales

Como alternativa, los nutricionistas proponen tener dietas que favorezcan que el colesterol LDL esté bajo, así como no beber ni fumar y hacer ejercicio. Los alimentos base son las legumbres, las frutas y las verduras de hoja.

También las hortalizas y los frutos rojos, así como moderar el consumo de lácteos y carnes rojas animales y excluir los azúcares libres y, por descontado, los alimentos ultraprocesados. En este artículo explicamos más detalladamente 10 pautas alimentarias que te ayudarán a bajar el colesterol malo si lo tenemos alto.

No obstante, hay algunas estrategias que podemos emplear para ejercer un cierto control, aunque no como ocasionales sino como costumbre dietética para aplicar cada día, entre ellas las siguientes bebidas.

1. Beber en las comidas té negro o verde

Preferiblemente el té negro, debido por sus teaflavinas, es bueno para inhibir la lipogénesis, esto es la formación de grasa tras la comida que se montará en el colesterol para viajar a las células.

En cuanto al té verde, se conocen sus beneficios a este nivel pero no se ha podido demostrar que su eficacia se deba solo a esta bebida, aunque sus polifenoles, que incluyen las catequinas, teaflavinas, taninos y flavonoides, se presumen muy beneficiosos en este sentido.

La idea es acompañar las comidas de té negro, verde u oolong (azul), que es el que se consume en China y Japón durante las comidas.

2. Regar de vinagre tus platos

El vinagre, según un estudio con 155 hombres obesos japoneses, controla a la baja la presencia de glucosa en sangre y, por tanto, la generación de acumulaciones de grasa. Pero también acelera la digestión de los lípidos y desciende los triglicéridos en el torrente, así como el colesterol LDL.

En el citado estudio, los individuos que tomaron vinagre perdieron de media 1,2 kg respecto a los que no tomaron; cuando tomaron dos cucharadas la pérdida fue de 1,7 kg. Pero además se ha visto en ratones que el vinagre puede actuar como inhibidor de los adipocitos, es decir impidiendo la formación de capas de grasa. 

Por otro lado, diversos estudios apuntan a que el vinagre tiene un efecto reductor de la presión arterial en pacientes que la tienen alta, por lo que ejerce un doble efecto para prevenir los accidentes cardiovasculares.

Por descontado, no es necesario bebérselo, pero sí aliñar ensaladas, verduras o incluso el pescado. Una alternativa igual de saludable es el limón, dado que la acidez tiene mucho que ver con este efecto reductor.

3. Tomarse un zumo de tomate de aperitivo

Ya no está de moda, pero hace unos 40 años era una bebida obligada como aperitivo para muchas personas en sustitución del alcohol. Su principal virtud es la presencia abundante de licopeno, el carotenoide estrella del tomate y otras hortalizas de color rojo como el pimiento.

El licopeno tiene un demostrado efecto reductor del colesterol LDL, especialmente cuando el zumo se toma en forma líquida y sobre todo mezclado con aceite, ya que se trata de una sustancia liposoluble.

4. Acompañar con bebida de soja

De acuerdo en que beber la mal llamada “leche” de soja durante una comida puede resultar un tanto extraño y para muchas personas poco convincente. Pero los efectos reductores sobre el colesterol de la soja, al parecer, se reivindican en una revisión de estudios encargada por la Food and Drugs Administration (FDA) estadounidense.

Aunque sigue habiendo debate a día de hoy, la FDA coincide, según la página de la Biblioteca Nacional de Medicina estadounidense, en que “25 gramos por día de proteína de soya puede reducir el riesgo de una cardiopatía por sus altos niveles de grasas poliinsaturadas, fibra, minerales, vitaminas y bajo contenido de grasa saturada”.

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