El lado oscuro de los patitos de goma

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Marta Chavarrías

Una bañera llena de agua, patitos de goma y otros animales flotando en el agua y un niño jugando con ellos. Esta es una escena que podría parecer de lo más inocente del mundo. Pero dentro de estos inofensivos y graciosos juguetes puede esconderse un enemigo a menudo desconocido y, por tanto, menospreciado por todos.

El crecimiento microbiano no controlado ni deseado en un entorno como el de la bañera es frecuente. En concreto, se sabe que las condiciones del baño promueven la formación de biopelículas (una acumulación de material orgánico e inorgánico que se adhiere a distintos tipos de superficies) y el crecimiento de bacterias (que se adhieren a estos biofilms, donde crecen y se fortalecen) gracias a las temperaturas moderadamente altas y el aumento de la humedad.

Los más afectados son los objetos que entran en contacto con el agua en este ambiente, como las cortinas de baño y, sorprendentemente, los patitos de goma. Según el estudio Patitos feos: el lado oscuro de los materiales plásticos en contacto con el agua potable, realizado por el Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología Acuáticas (ETH, Zurich) y la Universidad de Illinois, el crecimiento de las bacterias se produce sobre todo en el interior de estos juguetes de material flexible. Una prueba de ello es que si apretamos uno de estos juguetes, sale un líquido turbio y oscuro. Esto significa que el interior está lleno de sustancias no deseadas.

El agua, un culpable

No es lo mismo que los juguetes se expongan a agua limpia que al agua del baño. Debe tenerse en cuenta que el agua del baño, además de ser caliente, acoge otros componentes como jabón y fluidos corporales del propio niño, recuerdan los expertos. Por tanto, los juguetes están expuestos a todos estos elementos. Según los investigadores, la exposición al agua de baño durante oncesemanas se traduce en la aparición de “entre 5 y 75 millones de células por centímetro cuadrado en las superficies internas”.

Y lo han visto cuando han cortado los patitos por la mitad, en el 80% de los juguetes de baño, contaminados por bacterias potencialmente patógenas como Legionella y Pseudomonas aerogunosa, responsables en muchos casos de infecciones adquiridas en hospitales. El interior, por tanto, aparece con un biofilm denso, resultado del crecimiento simultáneo de moho y otras bacterias también comoE.coliy varias especies de Listeria.

El material, otro culpable

Además de la calidad del agua, uno de los aspectos que influye en la contaminación es el material de los juguetes, que proporciona en sí mismo una fuente importante de nutrientes: materiales poliméricos sintéticos flexibles de baja calidad (sobre todo cloruro de polivinilo, PVC, o caucho de silicona) que liberan sustancias de compuestos orgánicos de carbono, que sirven a su vez como nutrientes para el crecimiento de las colonias de bacterias. Es verdad que cuanto más sucia está el agua del baño más probabilidades hay de que los juguetes se ensucien des de el punto de vista microbiano. 

¿Qué hago con los juguetes sucios?

¿Los tiro?, ¿los limpio?, ¿cómo? Los expertos, además de apostar por el uso de materiales poliméricos en juguetes de mayor calidad, aseguran que la exposición a este tipo de juguetes “podría fortalecer el sistema inmunológico de los niños”, que son los que están más expuestos. Pero cuidado, la liberación de carbono debe tomarse en consideración, sobre todo la exposición de ojos y oídos, zonas que pueden infectarse más fácilmente.

Por tanto, la prevención es fundamental. Los juguetes pueden limpiarse de manera regular sumergiéndolos en agua tibia con vinagre blanco, procurando que se seque bien y exprimiendo el exceso de agua del interior. El agua que se acumula dentro es una clara fuente de cultivo para los microorganismos. Otra forma de limpiarlos es introducirlos en el lavavajillas una vez a la semana, o hervirlos periódicamente. Otra posibilidad que apuntan los expertos es sellar el agujero de los juguetes para evitar que el agua entre, lo que significa también impedir que el patito haga ruido, una de las particularidades y gracias de estos juguetes, por cierto.

Finalmente recordar que el baño es una de las zonas de la casa donde suelen concentrarse cientos de microorganismos, aunque son inofensivos. Por muy sorprendente que pueda parecer, la tapa del inodoro no es de las más contaminadas, al menos así lo reconoce el organismo internacional Higyene Council.

Sí lo es, sorprendentemente, el botón de la cisterna e incluso la parte por la que se coge el cepillo de dientes. La causa: las manos sucias,que pueden albergar hasta bacterias intestinales. Debe prestarse atención también al agua que queda acumulada en la jabonera, que se convierte en pequeños estanques húmedos donde pueden sobrevivir microbios intestinales. 

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