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“La Traviata” de Benoît Jacquot regresa a la Ópera de Bastilla

"La Traviata" de Benoît Jacquot regresa a la Ópera de Bastilla

EFE

París —

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La versión del cineasta francés Benoît Jacquot de “La Traviata” de Giuseppe Verdi regresa a París, cuatro años después de su estreno, en una propuesta teatral y sobria que deja mayor protagonismo a las tres voces principales.

La dramática pieza, que dividió la opinión del público en su primer lanzamiento por la estática adaptación del francés, volvió a encontrar esta noche la ovación de los asistentes que reaccionaron con especial admiración a la voz de Aleksandra Kurzak, la soprano polaca que encarna el sempiterno papel de Violetta.

Ya en la apertura del segundo acto, Kurzak y el barítono George Gagnidze, en el rol de Giorgio Germont, fueron sonoramente ovacionados entre “¡Bravos!”, tras el encuentro entre Violetta y Giorgio, punto de inflexión de esta historia, basada en la novela “La Dame aux Camélias”, de Alexandre Dumas hijo.

El escritor se inspiró a su vez en una cortesana parisina, Marie Duplessis, quien fuera también su amante.

Las voces destacaron por encima de la instalación para la que el director, que a principios de este año reintrodujo la obra en los escenarios de Bastilla con Plácido Domingo y Marina Rebeka, se inspiró en su bagaje literario y cinematográfico y, especialmente, en la obra de Manet, precursor del impresionismo.

Su “Baile de máscaras en la Ópera”, de 1873, es la imagen que transforma las excéntricas fiestas de Violetta en un telón de fondo tenebroso, que hace las veces de jurado a la moral del trío principal.

Su cortesana “Olympia”, retratada en 1863 junto a una sirvienta, es el cuadro que domina la escena sobre una cama imperial, símbolo de la grandeza y decadencia de la protagonista. La imagen, además, cobra vida en la propia Violetta y en su Annina, que parecen salidas del cuadro de Manet.

La sombría y austera decoración de Jacquot, que pese a sus regresos a Bastilla no ha logrado convencer a la crítica, sirvió para que la soprano polaca brillara por sí misma.

Fueron así las voces las que levantaron al público al final de la actuación, con repeticiones hasta el 26 de octubre y de nuevo entre el 11 y el 19 de diciembre, para agradecer a Kurzak, Gagnidze y Jean-François Borras (Alfredo Germont), la sensibilidad con la que encarnaron sus personajes.

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