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Documentales sobre Siria y España, y un drama político sobrenatural: las películas imperdibles de la semana

sala de cine noviembre

Francesc Miró

12 de noviembre de 2020 22:02 h

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Un documental sobre Siria que acarició el Oscar, otro que muestra la cara B de España durante el año de la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona, y una hábil reinterpretación de una figura clave del folclore sobrenatural hispanoamericano utilizada para hablar del genocidio guatemalteco.

Hablamos del documental Para Sama dirigido por Waad al-Kateab, el monumento fílmico de casi tres horas y media de Luis López Carrasco y la nueva película de Jayro Bustamante tras la interesantísima Temblores.

Para Sama: desde Siria con más amor que miedo

Waad al-Kateab y Edward Watts (2019)

Para Sama es uno de los documentales más alabados de los últimos tiempos, por derecho propio. Fue nominado al Oscar a Mejor Documental, galardón que le arrebató la bastante menos punzante American Factory. No obstante, ganó en los Premios del Cine Europeo, los Bafta y los Bifa entre muchos otros.

Narra la increíble historia de la documentalista Waad al-Kateab a lo largo de cinco años de guerra en Alepo, Siria, y sus esfuerzos por asegurarle un futuro a su recién nacida hija, en una ciudad y un país sumidos en el caos más absoluto.

Armada de una honestidad brutal, Waad al-Kateab se graba a sí misma, a su marido y a su recién nacida hija para convertir sus vidas a merced de las bombas en un relato universal sobre existencias que nacen aprendiendo a sobrevivir antes que a vivir. Las imágenes de al-Kateab tienen la capacidad de demoler cualquier barrera de distancia emocional para con el espectador, que se sume en la crueldad y el realismo de la propuesta de una forma inmediata.

El año del descubrimiento: en el 92 empezó todo

Luis López Carrasco (2020)

El año del descubrimiento parece haber estado presente en todos los festivales de no ficción que se han celebrado este año pandémico. Estuvo en Cinéma du Reél, en el Thessaloniki, en Jeonju, en Hamburgo, en Taipei y en el reciente Festival de Cine Europeo de Sevilla. Fue galardonado con el premio a Mejor Película en el Festival de Cine de Bogotá y ha recibido menciones especiales del jurado en un buen puñado de citas cinéfilas importantes. Y por si fuera poco estará a finales de este mes en el Festival Internacional de Cine de Mar de Plata, el único certamen latinoamericano de clase A.

Todo empezó, según cuenta el realizador Luis López Carrasco, cuando le preguntó a sus padres qué sabían del incendio del parlamento autonómico de la Región de Murcia. Nadie recordaba que en 1992 unas protestas obreras terminaron con el edificio, situado en la ciudad de Cartagena, en llamas. Ese año, el de la inauguración de los Juegos Olímpicos y la Exposición Universal de Sevilla, en Cartagena la tensión se respiraba en las calles. Los sucesivos cierres de varias empresas del sector naval, minero y químico habían terminado con el presidente de la Comunidad Autónoma Carlos Collado compareciendo en el pleno de la Asamblea para explicar la cesión de unos terrenos obtenidos por recalificaciones de dudosa legalidad —un caso por el que más tarde dimitiría—.

Una mañana de febrero, los trabajadores se manifestaban a las puertas de la asamblea, cuando la manifestación empezó a ser fuertemente reprimida. Aquello provocó la salida a la calle de todos los trabajadores de la ciudad y los estudiantes universitarios. Cartagena se convirtió en un polvorín con lanzamiento de cócteles molotov y el incendio del parlamento regional incluido. Era la cara B de la sociedad moderna y europeísta que la política nacional intentaba vender por entonces.

La llorona: fantasmas del pasado de Guatemala

Jayro Bustamante (2020)

A principios de los ochenta, las fuerzas armadas del Estado en Guatemala asesinaban de media a tres mil personas al mes. Muertos de una guerra civil que duró casi cuarenta años y se saldó con más de doscientos mil muertos, cuarenta y cinco mil desaparecidos, y cerca de cien mil desplazados.

En la actualidad, un general que estuvo al frente del genocidio es absuelto de una causa penal contra él. Un juicio que la opinión pública considera amañado. Un escándalo. Una noche, el general empieza a escuchar un llanto, la voz de una mujer que llora sin cesar. Dicen que es la célebre Llorona, el fantasma de la mujer que vio morir a sus hijos y clama venganza desde el más allá.

El realizador guatemalteco Jayro Bustamante estrena su nuevo filme tras el éxito de Temblores, una cinta que ya utilizaba un ambientación sobrenatural opresiva para narrar un drama fundamentalmente político: las terapias de reconversión que se aplican a los homosexuales en el país. Con La llorona perfecciona la fórmula y consigue un equilibrio preciso entre el uso de los recursos del lenguaje del cine de terror, y la denuncia punzante de la maltrecha memoria de un país que aún lidia con muchos fantasmas.

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