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Un mercado de cítricos enfermo: Exportadores españoles que se hacen de oro mientras sus agricultores se arruinan

Naranjas en un supermercado

Borja Ramírez

Si bien los productores minifundistas del sector citrícola valenciano atraviesan por un momento de profunda crisis tras una campaña desastrosa debido, entre otros motivos, a la competencia desleal y una cada vez más evidente necesidad de reformas, este no parece ser el caso de los distintos niveles del sector citrícola. Para los exportadores valencianos de cítricos, cuyo mercado no conoce fronteras, la caída de los precios –que ha puesto en pie de guerra a los agricultores valencianos- ha supuesto una oportunidad de negocio.

Una de las grandes familias valencianas con más proyección y fuerza en el sector son los Martinavarro, históricos de la exportación de cítricos que en 2017 culminaron la creación de la sociedad Cítrico Globlal al fusionarse con la onubense Rio Tinto. El resultado es un gigante exportador global de cítricos que ha elevado el patrimonio de Martinavarro, según cifras de enero de este año, a los 330 millones de euros –un aumento del 10% con respecto al al pasado año-.

Tal y como explicaba en un artículo El Confidencial a mediados de 2018, los Martinavarro han creado un grupo que comparte terreno de juego con gigantes como Sociedad de Compras Modernas –Carrefour- y que posee una explotación propia de 8.000 hectáreas. Disponen además de seis plantas de empaquetado en Castellón, Valencia y Huelva, con un volumen total de 500.000 toneladas de cítricos –tanto de productores nacionales como internacionales, en concreto, Sudáfrica-.

Ocultos al fisco durante un tiempo

A finales de 2017, de entre 120.000 nombres de personas y empresas con estructuras off shore constituidas en paraísos fiscales hechos públicos por la prensa, surgieron los nombres de varios miembros de la familia Martinavarro. La diversificación de negocios de la familia y los crecientes intereses en distintos mercados internacionales –con filiales en Argentina, Holanda o Reino Unido-, llevaron a la familia a constituir en 2001 una estructura trust con domicilio en las Islas Caimán y sociedades en las Islas Vírgenes Británicas para canalizar inversiones en fondos.

Dichas sociedades se suelen establecer en complejos entramados con la finalidad de eludir el pago de impuestos u ocultarse ante el fisco. En el caso de los Martinavarro, según explicaron ellos en un comunicado, las sociedades fueron constituidas para realizar inversiones financieras. Finalmente decidieron repatriar el dinero y regularizarlo ante la Agencia Tributaria.

Los peor parados de la cadena de precios

El desplome de precios, que está llevando a los agricultores valencianos a abandonar las naranjas en los árboles, no afecta negativamente a los exportadores. El agricultor, explica un portavoz de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), es el último eslabón de la cadena productiva y, por tanto, no tiene la posibilidad de repercutir el aumento de costes para obtener un mejor margen. El agricultor y los productores minifundistas están en una posición más débil y los que más sufren las situaciones como la actual, con una competencia desleal brutal y problemas internos.

La última campaña ha puesto de manifiesto un gran desequilibrio de las relaciones de fuerza en una cadena de producción muy asimétrica, aseguran desde la asociación. Mientras que los exportadores y las grandes superficies pueden jugar con los márgenes que obtienen, el agricultor se encuentra en una situación de indefensión y es incapaz de competir en el mercado global.

“La sensación que tenemos es que todos son capaces de sacar sus márgenes y beneficios y al final el único que pierde es el agricultor. Por eso hemos pedido una serie de medidas e iniciativas del Gobierno y sobre todo de Bruselas para que los agricultores puedan finalmente cobrar un precio justo”, manifiestan desde AVA-ASAJA.

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