Gortázar (CaixaBank) considera “miope” lamentar la destrucción de empleo “a corto plazo” tras la fusión con Bankia
Los accionistas de CaixaBank han aprobado este jueves la fusión por absorción con Bankia, que creará el mayor banco de España. A falta del visto bueno de los reguladores, el proceso cumple uno de sus últimos pasos legales después de que los accionistas de Bankia ya hicieran lo propio el pasado martes.
La votación de este jueves se contemplaba como un mero trámite en el proceso, al igual que ocurrió hace unos días en Bankia, puesto que la fundación La Caixa es propietaria del 40% de la entidad. Ambas juntas de accionistas, que además se han celebrado en el mismo lugar con 48 horas de diferencia, dejan la última palabra sobre el proceso a las autoridades de competencia y al Ministerio de Economía. Se estima que esta operación podría cerrarse al término del primer trimestre del año.
En la cita de este jueves el presidente de CaixaBank, Jordi Gual, y el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, han defendido la operación ante los analistas, reivindicando que “Bankia es el mejor socio para este viaje”. “No solo aporta una gran base de clientes, sino que además nos permite seguir equilibrando nuestra presencia en todo el territorio español. Se trata también de una entidad muy bien capitalizada, y con unas raíces, en el mundo de las cajas de ahorros, que comparte con CaixaBank”, ha defendido el presidente en su discurso.
“Pensamos que la operación es una gran oportunidad de crear valor para todos los grupos de interés incluyendo, por supuesto, a los accionistas; los de CaixaBank y también los de Bankia”, ha argumentado, por su parte, Gortázar, el segundo en tomar la palabra. Al igual que hiciera José Ignacio Goirigolzarri en la junta de Bankia, el consejero delegado de CaixaBank ha reivindicado que las sinergias de la operación alcanzan los 1.000 millones de euros, de los que 770 millones se espera que sean por ahorro de costes. “Para alcanzar estos ahorros va a ser necesaria una inversión en una reestructuración cuyo coste global se ha estimado en 2.200 millones de euros, pero que podemos compensar con capital propio de la entidad combinada”, ha añadido.
En cuanto a la justificación de qué ha llevado a CaixaBank a afrontar esta operación, Cortázar ha señalado que “los tipos de interés se encuentran a niveles negativos y lo probable es que permanezcan así muchos años – los mercados indican que estarán así hasta la parte final de esta década”. A ello se suman, según ha indicado, los cambios en el comportamiento de los clientes, apostando por canales digitales, así como el aumento de la competencia con nuevos actores. Por último, ha reconocido que “las consecuencias económicas y sociales de la pandemia todavía no son plenamente visibles, lo que genera incertidumbre sobre su impacto en el sector financiero”.
Gortázar ha terminado su discurso defendido que la operación con Bankia “será beneficiosa para todos los grupos de interés”, entre ellos los clientes, los empleados, los accionistas y la sociedad, según ha enfatizado. “Con esta fusión tendremos también la oportunidad de dar mayor alcance 5 a este modelo y asegurar su supervivencia en el tiempo a pesar del entorno tan complejo en el que nos movemos”, ha enfatizado.
La junta ha dado pie a la intervención de las principales fuerzas sindicales que han interpelado a los directivos del banco ante la posible pérdida de puestos de trabajo tras la integración con Bankia. El consejero delegado del grupo ha considerado “muy lógica” la preocupación por la destrucción de puestos de trabajo, aunque ha defendido que con ello se está “asegurando la sostenibilidad de los muchísimos puestos de trabajo” . “Si no hacemos cosas, pondríamos en peligro la sostenibilidad del resto de puestos de trabajo”, ha incidido. “El miope verá únicamente la reducción a corto plazo de puestos de trabajo”, ha subrayado Gortázar.
En esta línea, el presidente de CaixaBank, Jordi Gual, ha asegurado que ha comprobado en algunas de las intervenciones de los sindicatos “una falta de diagnóstico sereno de lo que está sucediendo en la industria”, incidiendo en la necesidad de reducir costes para adaptarse al contexto de baja rentabilidad del negocio bancario.
La junta celebrada este jueves ha sido el último acto con accionistas de Jordi Gual como presidente de CaixaBank. El directivo, que accedió al cargo en sustitución de Isidro Fainé hace cuatro años para cumplir con las exigencias de gobernanza del BCE, dejará el cargo cuando culmine la fusión. Será sustituido por José Ignacio Goirigolzarri, actual presidente de Bankia y futuro presidente de CaixaBank. Los accionistas han votado también a favor de este cambio en el consejo de administración, que supone la entrada, entre otros, del Estado, que estará representado por Teresa Santero.
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