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Los riesgos vinculados al clima para el sector financiero son más relevantes que cualquier otra amenaza económica

Imagen de las Cuatro Torres de Madrid bajo una intensa nube de contaminación. EFE/Juan Carlos Hidalgo/Archivo

Diego Larrouy

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Los efectos del cambio climático son un riesgo para la estabilidad financiera internacional. Sobre esta base se construye el último informe del FSB, un organismo centrado en el análisis de las amenazas para la estabilidad financiera internacional y donde participan los bancos centrales y gobiernos de las principales 25 economías del mundo, incluida España. El documento presentado esta semana lanza una advertencia al sistema financiero internacional: “la falta de información sobre la exposición de las instituciones financieras a los riesgos climáticos puede contribuir a amplificar estos riesgos”.

El FSB concluye en su informe que existe una ausencia de información por parte de los partícipes en el sistema financiero sobre su vinculación con sectores o actividades más expuestas al cambio climático, lo que dificulta tener un conocimiento concreto de los peligros para la estabilidad que pueda acarrear esta amenaza. Este organismo considera que los avances que se han hecho mediante políticas voluntarias de aportar una mayor información sobre la actividad de empresas financieras y no financieras han supuesto un avance, pero insuficiente.

Esta organización creó un grupo de trabajo para analizar los vínculos del sector financiero con el cambio climático. Entre los distintos estudios que ha realizado, concluye que “mientras que la proporción de empresas que aclaran su información relativa al clima han crecido en los últimos años, es todavía bastante baja en términos absolutos”. En resumen, se han hecho avances pero no suficientes. El FSB pone un ejemplo para cuantificar esta situación. En una encuesta a bancos de todo el mundo, únicamente el 12% dan detalles sobre sus análisis de los distintos escenarios climáticos.

Ante esta falta de información sobre las exposiciones o los trabajos en el marco del cambio climático, el FSB señala que, aunque haya firmas financieras que tomen decisiones para mitigar su exposición a estos riesgos, la falta de datos puede contribuir a amplificarlos. Además, señala que las acciones “individuales” tomadas por estas firmas pueden ayudar a reducir sus exposiciones directas, pero “podrían no reducir los riesgos para el sistema financiero en conjunto”.

El informe advierte que “la amplitud y magnitud” de los riesgos relacionados con el clima podría hacer que sus efectos fueran “más perniciosos que en el caso de otros riesgos económicos”. El organismo va más allá y señala que la confluencia de algunas de estas amenazas relativas al cambio climático están, en realidad, ligadas a distintas vulnerabilidades económicas. Pone un ejemplo para ilustrarlo: algunas de las regiones que están previsiblemente en el centro de estas amenazas son los países emergentes que, a su vez, son dependientes del crédito de bancos de otros países. Un desastre climático que provocase impagos en estos países tendría, por tanto, efectos sobre el sistema bancario.

El documento publicado esta semana distribuye los riesgos en dos grandes bloques. En primer lugar, señala que existen una serie de amenazas físicas por el impacto del cambio climático que tienen el potencial de convertirse en un efecto desestabilizador para el sistema financiero. El FSB señala que las catástrofes naturales provocadas por el cambio climático son ya muchas y con posibilidad de agravarse en el futuro y esto tiene un efecto sobre posibles pérdidas para el sector financiero, ya sea por las que sufran sus clientes que se traduzcan en impagos o por desembolsos que tengan que hacer frente las aseguradoras. Aunque asegura que es difícil cuantificar el impacto económico, remarca que dependerá de los esfuerzos que se hagan por contener el calentamiento global.

El segundo bloque de riesgos se refiere a aquellos relacionados con la transición hacia una economía menos expuesta a los riesgos climáticos. Las políticas de reducción de emisiones empeoran la valoración de activos del sistema financiero en sectores de mayor contaminación, a la par que crece el valor en industrias medioambientalmente más respetuosas. Sin embargo, advierte este informe, una transición “desordenada” de un mercado a otro podría causar un efecto “desestabilizador” en el sistema financiero. Así, señala que, aunque en los escenarios centrales para el sistema financiero este riesgo parece controlado, las normas, la tecnología o los gustos de los consumidores pueden moverse más rápido de lo que se prevé, provocando una mayor urgencia en la transición.

“Amplificar el 'shock' para la economía real”

Si se cristalizasen algunos de los riesgos que desarrolla el informe tanto físicos como de transición, señala que se podría producir una reducción del crédito concedido por parte del sistema bancario a la economía. “Si los bancos sufrieran pérdidas como resultado de estos efectos, esto podría provocar la reducción de los créditos para intentar preservar su solvencia”, subraya el FSB en su informe. “Esto podría amplificar el 'shock' para la economía real”, lo que a su vez podría suponer pérdidas todavía mayores para los bancos, según advierte el organismo. Este círculo vicioso se podría traducir en un aumento del coste de financiación de las entidades, una pérdida de rentabilidad y un desplome en la solvencia.

El FSB considera que los datos que se tienen hasta el momento apuntan que los bancos han logrado ser resilientes ante el impacto de desastres naturales provocados por el cambio climático. Sin embargo, asegura que no está claro como podría reaccionar el sistema financiero si estos desastres fueran mayores y afectasen a un mayor número de actos.

El informe señala que los riesgos se concentran especialmente en sectores concretos, aquellos más expuestos a combustibles fósiles, y a ciertas economías, como son las emergentes. Sin embargo, esto no significa que se limite a esas áreas el riesgo para el sistema financiero, porque el FSB entiende que hay un riesgo de “contagio transfronterizo”. El organismo señala distintas formas mediante las cuales un riesgo en un sector y país concretos puede convertirse en un impacto global. Entre ellas destaca, por ejemplo, los bancos que tienen presencia en estas zonas y que, ante un desequilibrio económico provocado por un desastre natural, podría contagiarse a los otros mercados en los que opera.

Como conclusión, el FSB solicita a las entidades financieras a que trabajen en mejorar sus propias normas de inversión que limiten su exposición a sectores con riesgos climáticos. Además, anima a inversores, clientes y entidades a fomentar de manera conjunta las inversiones en industrias menos contaminantes. Otra tarea que pone es que los grupos financieros creen mecanismos para medir su exposición a los sectores más delicados ante el cambio climático. En este sentido, aunque señala que ya existen algunos de estos mecanismos en funcionamiento, solo una pequeña parte de las instituciones financieras tienen trazados límites de exposición a riesgos climáticos.

El BCE lo tendrá en cuenta en los test de estrés en la banca

Por parte de los supervisores, todo apunta que los riesgos climáticos van a tomar una mayor relevancia en el control que se hace del sistema financiero. Este viernes el BCE anunció que serán una cuestión que se tendrá en cuenta en los próximos test de estrés, los exámenes que se hacen al balance de la banca, previstos para el año 2022. “En línea con la importancia creciente del cambio climático para la economía y la creciente evidencia de su impacto financiero en los bancos, el BCE llevará a cabo sus próximos test de estrés supervisores en 2022 sobre la base de riesgos climáticos”, explicó la institución, que dará más detalles de dicha prueba de esfuerzo a lo largo de 2021.

De acuerdo con el documento del BCE sobre las líneas de esa nueva exigencia presentado el viernes, las entidades tendrán que tener en cuenta factores de riesgo como fenómenos meteorológicos extremos, patrones climáticos crónicos, la contaminación, la pérdida de la biodiversidad o las políticas y regulaciones medioambientales. Según el BCE, los bancos tendrán que desglosar como estos riesgos pueden afectar a sus operaciones (por daños físicos), al mercado (por volatilidad o pérdida de valor de activos) o al crédito (probabilidades de incumplimiento en sectores expuestos).

Por otro lado, el BCE publicó otro informe este viernes en el que asegura que los bancos no están desglosando todos los riesgos climáticos y medioambientales que sería de esperar. “Aunque ha habido cierta mejora con respecto al año pasado, los bancos necesitan hacer esfuerzos significativos para apoyar mejor sus desgloses con información relevante cuantitativa y cualitativa”, ha destacado. A este respecto, en la segunda mitad de 2021 el BCE identificará las brechas de información y discutirá sobre ellas con los bancos.

En este sentido, esta semana la defensora del pueblo de la Unión Europea criticó la elección de Blackrock como asesor de la Comisión para trazar un informe de cómo integrar criterios ambientales, sociales y de gobernabilidad en la normativa de supervisión de las instituciones financieras en Europa. El fondo estadounidense es el principal accionista del Ibex 35 y tiene presencia en los principales bancos españoles y en multitud de firmas financieras del mundo. En concreto, la defensora Emilly O'Reilly asegura que la Comisión debería “haber sido más vigilante” sobre el posible “conflicto de intereses que pudiera afectar negativamente a la ejecución del contrato”. “Si un licitador tiene un interés financiero directo o indirecto en la evolución de un mercado, porque invierte en ese mercado o gestiona inversiones en ese mercado, existe un riesgo claro de que esos intereses puedan influir favorablemente en el resultado de su trabajo en su propio mercado”, remarco la defensora del pueblo.

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