Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Pantallas y ultraprocesados adelantan el diagnóstico de obesidad a los seis años

Un niño come caramelos mientras usa una tablet

María Palau

La obesidad infantil no es un problema menor. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha referido a ella como “uno de los mayores retos en salud del siglo XXI”. En España, es una de las principales preocupaciones de salud pública. De acuerdo con los datos del informe ALADINO de 2024 —Estudio de Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España—, más del 40% de los niños de entre seis y nueve años tienen exceso de peso, con un 23,3% de sobrepeso y un 17,3% de obesidad.

Estas elevadas tasas de sobrepeso y obesidad en niños, y el conocimiento de su persistencia en la edad adulta, ponen de manifiesto la necesidad de concienciar sobre esta enfermedad y llevar a cabo estrategias de prevención desde edades tempranas. Este ha sido precisamente uno de los temas tratados y lo que ha quedado reflejado durante la última edición de la Jornada de actualización en Pediatría, organizada por el Hospital Universitario General de Villalba. 

Durante el encuentro, los especialistas han advertido que la obesidad se diagnostica a edades cada vez más tempranas, lo que obliga a revisar los hábitos de vida desde la primera infancia porque, de lo contrario, sirve como terreno para el desarrollo de otras enfermedades.

Obesidad infantil: cómo se ha llegado hasta aquí

“El sobrepeso suele comenzar a manifestarse a partir de los seis o siete años, aunque también puede aparecer con anterioridad”, explica la Doctora María de la Parte, jefa del Servicio de Pediatría del centro madrileño. Los especialistas ven cómo la obesidad está apareciendo cada vez más pronto, un problema complejo con muchos factores detrás, como “cambios en los hábitos de vida, mayor tiempo frente a las pantallas y menor actividad física, sobre todo en el ámbito urbano, y a una alimentación más rápida basada en productos ultraprocesados”, advierte la Doctora De la Parte. 

La reducción de la actividad física a causa del sedentarismo, la urbanización y el tiempo prolongado frente a las pantallas agrava aún más el desequilibrio energético. Parte del problema también son los malos hábitos de los padres o de las familias, que es otro factor importante a tener en cuenta, “sobre todo, en la parte del tratamiento es importante que los cambios en la alimentación sean para todos”, señala el Dr. Eduardo Martínez, pediatra especialista en endocrinología infantil. 

Dos niños comen hamburguesas

Y es que los alimentos ultraprocesados tienen un papel cada vez más importante en las dietas alimentarias infantiles. Con un alto contenido en azúcares añadidos, almidones refinados, grasas no saludables y sal, estos productos están diseñados para ser hiperpalatables, está fuertemente asociados a un exceso de calorías, una saciedad alterada y un aumento del peso a largo plazo. Una vez que los procesados dominan los patrones dietéticos en la infancia, es mucho más difícil revertir estos hábitos más tarde en la adolescencia o, incluso, en la edad adulta.

Niños obesos, ¿adultos con problemas de salud?

La obesidad es una preocupación importante a causa de sus consecuencias en etapas posteriores de la vida. Y es que un niño con sobrepeso y obesidad “tiene un mayor riesgo de desarrollar problemas metabólicos o cardiovasculares en la edad adulta”, afirma el Dr. Martínez. Sin apoyo ni intervenciones, los niños con obesidad en la primera infancia tienen más probabilidad de mantener este peso hasta la adolescencia y la edad adulta. 

Para el especialista, “hay que abordar la problemática de manera conjunta e invertir en la salud de los niños para que sean adultos más sanos” porque fomentar la salud desde la infancia ayuda a prevenir problemas en la edad adulta.

Prevención temprana de la obesidad infantil

La prevención de la obesidad infantil requiere un esfuerzo colectivo. ¿En qué consiste esta acción conjunta? Para De la Parte, esta labor debe “implicar a médicos, familia y escuela”. Y es que, para hacer frente de manera eficaz a la obesidad infantil, es crucial desarrollar estrategias de prevención y tratamiento que no solo involucren a médicos, sino también a las escuelas y la familia. “El papel del pediatra y todo el entorno del niño, como la familia y el ámbito educativo, es fundamental para poder ayudar a los niños”, reconoce De la Parte. 

Esta acción conjunta tiene, al menos, tres ejes fundamentales. Por un lado, una alimentación saludable, que no significa aplicar restricciones calóricas drásticas, sino priorizar el consumo de frutas, verduras, legumbres, proteínas y cereales integrales, además de reducir la ingesta de alimentos ultraprocesados, ricos en grasas y azúcares. Desde los centros educativos es clave implementar programas que ayuden a tomar decisiones conscientes respecto a la dieta. 

Madre e hija preparan una ensalada

El otro eje fundamental es promover la actividad física diaria, al menos 30-60 minutos de ejercicio, bien a través de deportes o juego al aire libre. Esto está directamente relacionado con otra de las acciones necesarias, como el de reducir el tiempo máximo de exposición a pantallas. Según las recomendaciones de la OMS, no debería ser más de una hora diaria en niños de tres a cuatro años. Además de fomentar el sedentarismo, el uso de dispositivos electrónicos puede derivar en aislamiento social o síntomas depresivos, además de aumentar la ingesta de alimentos poco saludables y, en consecuencia, el riesgo de obesidad.

Etiquetas
stats