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El blog personal del director de elDiario.es, Ignacio Escolar. Está activo desde el año 2003.

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El analfabetismo español

Julio Camba, periodista (1882, 1962).

Ignacio Escolar

Les presento a don Julio Camba, escritor y periodista, uno de los columnistas españoles más influyentes y leídos durante la primera mitad del siglo XX; el Umbral o el Larra de la prensa conservadora de aquellos años. Camba escribía como meaba, con aparente naturalidad y sencillez, aunque él prefería una metáfora aún más escatológica y provocadora para explicar su método. “Para hacer mi artículo yo me encierro por las tardes en un cuarto con un poco de papel. Allí comienzo a hacer esfuerzos y el artículo sale. Unas veces sale fácil, fluido, abundante; otras sale duro, difícil y escaso, pero siempre sale”.

Entre todos sus textos los hay especialmente geniales. He disfrutado mucho con una reciente recopilación de sus artículos sobre periodismo que acaba de publicar Libros del KO. Camba escribía casi a diario, primero en publicaciones anarquistas –como El Porvenir del Obrero o El Rebelde–. Más tarde en El Sol y al final en ABC, el diario conservador y monárquico. Como todo aquel encadenado a una columna de prensa, obligado a intentar ser brillante e ingenioso a diario, Camba también la cagaba. Entre todos sus errores hay uno que se lleva la palma. Es este artículo:

Julio Camba se salió con la suya: España fue uno de los últimos países de Europa en enseñar a su población a leer y escribir, la reserva espiritual de Occidente. Y aquel atraso educativo español es una de las causas que hoy explican nuestros datos en Pisa.

Obviamente, Camba no es culpable –¡ya me gustaría a mí que un artículo de prensa pudiese tener una influencia tan grande!–, solo un hijo de su tiempo y de su entorno. Y él mismo decía que nunca había que tomarse sus artículos “ni completamente en serio ni completamente en broma”. Pero su defensa del analfabetismo, aún siendo en parte una provocación satírica, sirve para entender muchas cosas: el punto de vista de la élite conservadora de aquellos años sobre la educación, y también a esa derecha española que camufla con el cinismo libertario e ilustrado el pensamiento más reaccionario.

A los señores bien, con los que se codeaba Camba, no les gustaban mucho esos intentos de la República por solucionar el histórico atraso español. Más allá de argumentos trompeteros sobre el ingenio y la raza, como los que desgrana este artículo, la razón última era otra: las clases humildes siempre son más sumisas si son ignorantes. No hacía ninguna falta que un jornalero supiese leer para arar el campo. Para Camba, y para tantos otros, con un 50% de alfabetización en España ya sobraba.

“Alguien tiene que saber de letras y de números, como alguien tiene que saber de leyes, alguien de Ingeniería, alguien de Medicina, etc”, resume Camba al desgranar el orden natural de las cosas. Queda implícito que también hace falta que alguien no sepa nada de nada, solo obedecer a los señoritos y ocuparse de los trabajos más ingratos. Salvando las distancias, no es una manera de pensar muy distinta a la que muestra el ministro José Ignacio Wert, y otros cínicos ilustrados, cuando dicen aquello de que en la España del siglo XXI nos sobran universitarios.

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