Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El coche de combustión contraataca en Bruselas, Madrid y con las ZBE
¿Quién vota a quién en Extremadura? La brecha campo-ciudad marca el 21D
Opinión - 'Nuevos pasos hacia el abismo', por Rosa María Artal
Sobre este blog

Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Frente Amplio, esperanza posible

Una manifestación feminista, en Bilbao

0

Nos asomamos a un nuevo año en medio de una época marcada por el avance del discurso autoritario, por el individualismo tramposo, por la idea permanente de la necesidad de luchar por ser el penúltimo y siempre tener alguien por debajo al que pisar o al que adelantar , por la carrera por mantenerse dentro de una cerca cada vez más pequeña que separa a las personas con derechos de las personas sin ellos.

Estados Unidos ha explicitado una estrategia de seguridad que, bajo el liderazgo de Trump y en connivencia con Putin, busca apuntalar a la extrema derecha, erosionar el ya frágil orden democrático-liberal europeo e intervenir en América Latina —de Venezuela al conjunto de la región— para frenar la influencia de China.

Al mismo tiempo, en el estado español vivimos tiempos de incertidumbre, con una derecha y una extrema derecha fuertes, con un discurso reaccionario muy consolidado; con un golpe judicial que ha acabado con el fiscal general sin una sola prueba; con escándalos de corrupción nauseabundos vinculados a dirigentes del PSOE; con un machismo, aunque no sea novedad que aflora en las estructuras de poder (hasta en la modélica Transición) y que no es ajeno a ninguna organización política, tampoco a las de la izquierda alternativa. Un machismo al que no se ha sabido responder, y frente al cual no se ha estado a la altura de los derechos que se reivindican ni de la fuerza histórica del movimiento feminista.

Vivimos en un país donde la macroeconomía va como un tiro, donde las cuentas de resultados de las empresas baten récords, donde los salarios suben… pero donde la gente vive asfixiada por los precios de la vivienda y la alimentación, por la falta de un horizonte de tranquilidad y de una seguridad humana real. Una situación que hoy algunos partidos del poder —también en Euskadi, también el PNV— instrumentalizan, utilizando problemas reales de nuestras ciudades y barrios (las más seguras en términos delincuenciales de la UE) como chivo expiatorio, señalando a los más pobres y a los más desaventajados de nuestra sociedad en lugar de afrontar los problemas de raíz: el deterioro de los servicios públicos, la pérdida de calidad de vida, la crisis de la vivienda que sufren las personas jóvenes y la clase trabajadora, también en Euskadi, y la ruptura de un horizonte de esperanza que podamos mínimamente acariciar con las manos.

En este contexto, asistimos además a un riesgo real de descomposición interna del Partido Socialista. Y no nos engañemos: el Partido Socialista es un partido de orden, un partido de sistema. Un partido que, de manera excepcional, se encuentra hoy situado en un marco que ofrece a las fuerzas de la izquierda alternativa y a las fuerzas plurinacionales una oportunidad de oro para arrancar derechos y conquistas.

Toca preguntarse, entonces, el para qué. Para qué la izquierda está o apoya gobiernos. Es momento de darle respuesta con las tareas pendientes.

No se han producido avances reales en el plano democrático: la democratización profunda del Estado sigue pendiente; una justicia que no se ha querido reformar a costa de un alto precio; la democratización del sistema mediático; o una reforma del sistema electoral que se diseñó para el turnismo bipartidista.

Es cierto que se han dado avances reales en el plano social: con la reforma laboral, en el salario mínimo, en leyes sociales y en vivienda. Avances reales, sí, pero claramente insuficientes. Como lo es, por ejemplo, la negativa del PSOE a una prórroga automática de los 630.000 contratos de alquiler que deberán renovarse en 2026 y que amenazan con convertirse en una carga absolutamente inasumible para cientos de miles de familias.

Por eso no es cierto que estemos en un momento de malmenorismo, de mantenernos por el miedo a lo que vendrá. Vivimos el momento en el que “hay hacer la esperanza posible, no la desesperación convincente” que diría Raymond Willians, Este es el momento en el que las izquierdas deben insistir en una vía de democratización profunda del Estado y de redistribución de la riqueza. De arañar cada conquista posible para que nuestra gente viva mejor.

El futuro no existe, es hoy. Y queremos transformar la sociedad ahora. Pero eso no significa renunciar ni a una sola de las conquistas que podamos lograr para que la gente viva un poco mejor; para que cada familia, cada persona autónoma, cada trabajador y trabajadora, cada estudiante, cada mujer, cada persona migrante pueda vivir un poco mejor. Ese es, hoy, el único sentido que puede tener el gobierno de coalición progresista.

Esa es la ventana de oportunidad. Esa es la reacción que tenemos que impulsar ahora, no mañana cuando probablemente sea demasiado tarde.

Por eso, frente a quienes dicen —como Campofrío— que estamos polarizados, decimos con claridad: no estamos polarizados, nos están atacando. Van a por todas y todos los que dependemos de una nómina para subsistir. Van a por las feministas, a por las personas migradas, a por las personas trans, a por todas las disidencias, por cualquiera que se atreva a pensar por sí misma.

Van a por todo.

Y frente a eso, no tenemos que estar polarizados: tenemos que estar unidos. Unidos en la diversidad absoluta de las fuerzas de la izquierdas federal y soberanista, de los movimientos sociales, del sindicalismo hasta las activistas por la vivienda o por la tierra y con el feminismo en el eje central.

Es tiempo de programas mínimos. De conquistar cada voto y cada escaño. De construir una mayoría progresista, plurinacional y democrática que no entregue ni un solo resorte más de poder —del poco que aún no tienen— a la derecha y a la extrema derecha.

Y toca pringarse. Toca mancharse las manos. Toca tener mirada larga, generosidad y valentía. Toca trascender la mirada corta de los despachos y las sedes de la mayoría de los partidos. Toca imaginar y pensar en grande. Es tiempo de frentes amplios, también aquí, en Euskadi.

No hay otra tarea que deba distraernos del objetivo principal: abrir brecha, conquistar derechos sociales y democráticos y, sí, que la gente viva mejor.

Sobre este blog

Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Etiquetas
stats