Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Los números rojos de la pobreza vasca
En estos tiempos efímeros de cifras y relatos, sorprende que al Gobierno Vasco se le hayan quedado ‘aparentemente’ en el cajón los datos de los niveles de pobreza. Parece que no duda en publicitar todas aquellas cifras que favorezcan sus políticas, pero cuando lo que suben son la precariedad y la pobreza, los números, aunque sean suyos, pierden importancia.
Lo cierto es que, en contraste con la euforia de las cifras de crecimiento del PIB y del empleo, en Euskadi los niveles de pobreza han aumentado, alcanzando en 2018, datos que no se veían desde 1986. Esto quiere decir que, a pesar de que crece la economía y baja el paro, hay más personas pobres en nuestro país. Y esto no lo decimos desde nuestro grupo político, Elkarrekin Podemos, lo dice el Gobierno Vasco en su encuesta de pobreza y desigualdades sociales, un estudio que realiza cada dos años el departamento de empleo y políticas sociales, y que hemos conocido fuera de los focos, a cuentagotas y sin publicidad.
Lo que esta encuesta nos dice es que en Euskadi viven casi 500.000 personas en riesgo de ausencia de bienestar, que de cada 10 personas que viven aquí, hay 2 que no cuentan con los ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas o están endeudadas. Hablamos de casi 100.000 ciudadanos y ciudadanas vascas que viven peor que hace dos años.
También nos revela que en Euskadi más de 170.000 personas viven en situación de pobreza real. Esto se traduce en que, de cada 100 vecinas y vecinos de este país, 8 tienen problemas de alimentación, no pueden poner la calefacción o no pueden hacer frente a los gastos de la vuelta al cole de sus hijas e hijos y no les llega el dinero ni para comprarles la ropa que necesitan a lo largo del año. Hablamos de más de 20.000 personas más que en el año 2016.
Suma y sigue, 100.000 personas en riesgo y 20.000 personas en situación de pobreza real. Es decir, 120.000 personas que son la población de Barakaldo y Hernani juntas. Un dato para estar muy preocupados. Pero no el único, porque esta encuesta nos dice también que:
- - Hay, cada vez más personas que, aun necesitándolo, están fuera de los sistemas públicos de apoyo. Nada menos que 60.618 personas.
- - Hay, cada vez más personas que, aún estando en los sistemas de lucha contra la pobreza, siguen siendo pobres. Nada menos que 70.348 personas.
- - Como contraste frente a estos datos y bajo la premisa de la consejera Artolazabal de que “el empleo es la mejor política social”, asistimos a un descenso del desempleo que va a la par con el aumento de la pobreza. Es decir, las personas trabajadoras pobres que hace unos años eran una rareza son, hoy en día, las únicas trabajadoras que hay. Y el empleo no les garantiza derechos. Ni la cobertura de sus necesidades. Ni la posibilidad de tener una familia.
- - Como contraste también, vemos cómo las personas en Euskadi no se “perciben como pobres”. Y es que apenas un 3% de la población se considera pobre o muy pobre y solo un 6% “más bien pobre”.
- - También vemos como, de las personas en situación objetiva de pobreza, más de la mitad, dicen que “se las apaña”.
- - Y vemos como tener hijas e hijos en Euskadi te empobrece. Y mucho, especialmente si la cabeza de la familia es solo una persona, generalmente mujer. Pero este dato se desdibuja mientras por la tele vemos como se clama al cielo ante la extrañeza de que las vascas, no quieran tener más criaturas.
Y a sabiendas de que el Gobierno debería de estar preocupado por estos números rojos, por este saldo social negativo y, sobre todo, ocupado en abordar esta situación y ponerle solución.
En un territorio como el nuestro, que se proclama como enriquecido, solidario, justo y con unos servicios públicos que buscan tan mentado, y serigrafiado hasta la extenuación, “bien común”; nos encontramos con que las mismas matemáticas del gobierno dan la triste conclusión de que la pobreza se consolida, aunque el relato del gobierno diga que se mantiene, y que la gente ante esta situación precaria “se apaña” por que no le queda mas remedio.
Estamos a la espera de que las instituciones responsables hagan una reflexión pública, honesta y compartida, que al parecer no va a llegar, sobre las fallas de un sistema de protección social que hace aguas. Nosotras, con fines constructivos, las ponemos sobre la mesa:
- - El sistema de garantía de ingresos en lugar de utilizarse para hacer valer un derecho, se utiliza para estigmatizar, excluir y vulnerar derechos de personas que no disponen de un mínimo para vivir. Un sistema en el que se invierte dinero, pero no es efectivo y cuya reforma en debate, plantea hacerlo aún más vulnerable.
- - El sistema de servicios sociales está a medias, aunque hayan pasado más de 10 años desde su aprobación; porque no se invierte bien (aunque se invierta mucho); porque no se escucha a la gente que utiliza los servicios y porque es una vergüenza que un derecho subjetivo se vaya desmantelando porque se lo abandona desde que se puso en marcha para todo, menos para sacarse las fotos.
- - El sistema de promoción del empleo y la calidad de ese empleo. Las matemáticas no mienten, es obvio que, en Euskadi, se generan empleos precarios y se niega derechos a quienes lo tienen, mientras que las instituciones públicas miran hacia otro lado.
- - El sistema público de vivienda permite que los precios de los alquileres se disparen a la par que la vulneración de los derechos reconocidos de la ciudadanía vasca, mientras el Gobierno, mira hacia otro lado y sigue promocionando el turismo masivo, que ya la población encontrará dónde dormir.
- - Los sistemas de protección pública, en realidad, no garantizan que podamos construir libremente nuestros proyectos de vida. Sistemas que no protegen sino que parten de la base de que “apañarse” sin apoyos o con apoyos inestables, es lo que “toca” porque la responsabilidad de estar así, es de quien lo sufre. Sistemas que obvian la estructura de un sistema injusto que concentra cada vez más, en menos manos.
En definitiva, que los números de la pobreza no entran en los relatos del PNV, son un espejo de lo que realmente pasa y da la vertiginosa sensación de que en Euskadi caminamos con el saldo social en negativo, como burro con orejeras, mirando hacia adelante y sin importar que, por el camino, nos dejemos a muchas vecinas y vecinos. No podemos seguir sin atender a la salud de un país, sin buscar el bienestar de quienes lo habitamos. Ni es lo justo, ni es lo decente.
*Tinixara Guanche es parlamentaria de Elkarrekin Podemos y Carolina Uribe es responsable de Discurso y Argumentario de Podemos Euskadi
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