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La donación de sangre salva la vida a 50.000 vascos al año

Campaña entre los universitarios para donar sangre.

Eduardo Azumendi

A pesar de que Euskadi siempre se ha mostrado sensible con la donación de sangre, lo cierto es que en los últimos años se han empezado a detectar problemas. “La dificultad de conseguir un número de donantes regulares se ha incrementado, asegura Miguel Ángel Vesga Carasa, director del Centro Vasco de Transfusión y Tejidos Humanos (CVT). Y es que los casi 300.000 componentes y derivados de la sangre que precisan los hospitales vascos al año no pueden conseguirse de otra manera. ”Es posible que algunos de ellos puedan obtenerse de forma artificial“ en las próximas décadas, pero por ahora no podemos”, certifica Carasa.

Cada día, Euskadi necesita 500 donantes de sangre. Estas donaciones son por el CVT de Osakidetza, que cede los componentes obtenidos a todos los centros hospitalarios de la comunidad. Cada año es preciso que 8.000 jóvenes de más de 18 años se incorporen como nuevos donantes para garantizar la sostenibilidad del sistema público de donación, que ayuda a recuperar la salud y la vida de más de 50.000 personas anualmente sólo en Euskadi, apunta Carasa.

¿Por qué hay problemas para conseguir donantes? “Existen dos razones fundamentales. La primera es el envejecimiento de la población vasca. Los donantes de sangre cesan su actividad como donantes a los 65 años. La fidelidad hacia la donación de personas con muchos años como donantes es extraordinaria, y la pérdida de un donante de estas características implica frecuentemente la pérdida de tres o cuatr donaciones al año. Se necesitan más jóvenes para poder reemplazar esas donaciones”.

El segundo problema tiene que ver con “el rápido ritmo de nuestro sistema de vida y los hábitos en el  modo de afrontar la rutina”, según Carasa. “Ni los horarios laborales ni la organización del trabajo, en su precariedad, facilitan con frecuencia el acercamiento a las unidades de donación. Intentamos aproximarnos al entorno natural de nuestros ciudadanos para simplificar la decisión de donar, y como sociedad debemos aprovechar estas colectas móviles que tantos recursos precisan”.

En la actualidad, se organizan desde el Centro Vasco de Transfusión de Osakidetza más de cincuenta colectas semanales por toda la geografía de la comunidad.

Otro elemento que Carasa destaca es la importancia de controlar ciertos riesgos de carácter infeccioso, como el reciente virus del Zika, que pueden tener un impacto en la seguridad transfusional.

“En algún momento de nuestra vida”, incide el especialista en un artículo publicado en la revista Campusa, “casi todos, o muchos de  nosotros y de nuestras personas queridas, necesitaremos este tipo de tratamiento. Crear una red sólida de donación es la mejor manera de asegurar que cuando lo precisemos, funcionará. Y también porque ser donante de sangre nos hace más conocedores de aspectos importantes de nuestro sistema de vida que van a influir en nuestra salud, y nos convierte en personas más responsables a la hora de mantener nuestra salud y la de los que nos rodean”.

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