Silencio, se rueda en la ciudad blanca

“Eran las cinco de la tarde cuando Estíbaliz y yo nos dirigimos hacia la calle Dato. El último paseíllo de los blusas era el más popular de todos: el día del guarro [...]. Teníamos montado un dispositivo tanto de agentes de paisano como de uniformados [...] Fue al llegar a la Plaza del Arca cuando vi un detalle que me erizó el vello de la nuca. A los pies de la estatua del Caminante había una sábana blanca que la gente ignoraba, pasando a ambos lados para evitar pisarla [...]. Parece que debajo de las sábanas hay un par de cuerpos”.

-¡Acción!

Varias unidades de la Ertzaintza han tomado el cruce entre las calles de Dato y de San Prudencio de Vitoria. Los investigadores intentan hacerse hueco para cruzar entre los blusas, que están cantando y bailando mientras se ensucian y enharinan. Resultará casi imposible seguir el rastro del asesino, que lleva varias semanas matando y dejando los cuerpos en lugares simbólicos de la capital vasca.

-¡Corten!

“Esta escena es tal cual está escrita”, sonríe la escritora vitoriana Eva García Sáenz de Urturi, autora de 'El silencio de la ciudad blanca', la primera de las novelas de su trilogía sobre la Vitoria más negra y cuya adaptación al cine se rueda estos días en las calles de la ciudad. La cinta, dirigida por Daniel Calparsoro y protagonizada por Javier Rey (Kraken), Belén Rueda (Alba) y Aura Garrido (Estíbaliz), podría llegar a la gran pantalla en otoño de 2019.

El rodaje ha tomado este lunes el cruce de Dato con San Prudencio. Una cuadrilla de blusas y neskas ha rescatado una semana después el atuendo de La Blanca y hasta sus camiones dispensadores de cerveza. Por exigencias del guion, han retomado el ya extinto 'día del guarro' y no han dudado en arrojar harina hasta pringar toda la zona. Una fanfarria anima el cotarro con las canciones tradicionales de las fiestas.

A su alrededor, otro buen número de personas ejerce de ertzainas. El Departamento de Seguridad, aunque el nombre del cuerpo no aparece en el libro, ha cedido para la película furgonetas de Intervención y sus novísimos coches-patrulla -que no existían cuando está ambientada la obra, en 2016-, además de uniformes, cascos o escudos. “Todo menos las armas, que son de mentira. Y los disparos, el fuego, lo ponemos con ordenador”, explica Josep Amoròs, director de Producción, mientras supervisa los ensayos de la escena de la plaza del Arca. Muchos vecinos se han acercado a ver el espectáculo y a tomar alguna fotografía de Belén Rueda o de la escenificación.

Cuenta Amoròs que hasta 300 personas pueden haber participado en esta escena. Calcula que será apenas un par de minutos de la película, pero el trabajo se ha extendido desde primerísima hora de la mañana hasta bien entrada la tarde. “Todos los figurantes cobrarán algo y están dados de alta [en la Seguridad Social]”, argumenta. Junto a la zona de rodaje se han dispuesto mesas con comida y bebida para todos ellos. “Esto es duro”, comenta mientras los regidores aclaran a todo el mundo qué hay que hacer y qué no hay que hacer para que la película quede perfecta.

El trabajo continuará por Vitoria “hasta el 15 de septiembre”. Hay mucho que recrear: más actos de fiestas, localizaciones en lugares conocidos de la ciudad y hasta las escenas de 'running' en que Kraken y Alba avanzan en la investigación y en su relación. También hay que rodar en interiores. Y luego llegará todo el trabajo de cocina para completar la producción con el objetivo de que se estrene en otoño del año próximo.

-¿En opinión de la autora se sentirán identificados los lectores con esta adaptación?

-Una película siempre es una versión de algo escrito en dos dimensiones. Para plasmarlo siempre tiene que haber cambios. Los ha habido, yo he tenido la opción de revisar todos los borradores de los guiones y soy consciente de ellos. Todos tienen su razón de ser.