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La fiesta que divide a un pueblo

Varias mujeres durante el desfile del Alarde mixto

Paola Fernández

Irun —

En 1996 un grupo de mujeres de diferentes asociaciones de Irun se reunían con motivo de la organización de la celebración del Día Internacional de la Mujer. En uno de sus tantos debates surgió el de la igualdad en las fiestas y la posibilidad de desfilar en el Alarde de San Marcial, en donde hasta ese momento las mujeres sólo habían participado como cantineras. En este desfile, que se celebra cada 30 de junio en este municipio guipuzcoano de unos 60.000 habitantes, se conmemora la victoria de las tropas irunesas sobre las francesas durante la madrugada de ese mismo día del año 1522.

Hasta ese año, el Alarde lo organizaba el Ayuntamiento de Irun a través de una Junta en la que participaban los portavoces municipales, el alcalde y representantes del Alarde. La que entonces era concejal de EA y delegada de Cultura en el Gobierno municipal, Maribel Castelló, cuenta que se plantearon las reivindicaciones de estas asociaciones de mujeres porque “éramos una institución pública y teníamos que dar cobertura al derecho de igualdad”. Pero “se enconaron mucho las posturas por la reacción que tuvo la Junta del Alarde” y en el pleno PSE, PNV y PP se posicionaron en contra. Finalmente, este grupo de mujeres tuvo que ir a los tribunales, quienes en 1997 emitieron un auto que obligaba al Ayuntamiento a incorporar a las mujeres. El alcalde propuso la creación de una compañía que fuera detrás de los cañones. “No era el mejor sitio, pero las mujeres lo aceptaron”, apunta Castelló. El día 30 de junio de 1997 las mujeres acudieron a la cita, pero los ahora organizadores del Alarde Tradicional no aparecieron y el Ayuntamiento suspendió el Alarde. Un año más tarde llegó la sentencia que obligaba a la institución municipal a organizar un alarde igualitario, pero finalmente “entre idas y venidas, esto ha terminado en que hay dos alardes, uno privado donde participan los hombres y el mixto donde acogemos a todo el mundo”.

En el llamado Alarde tradicional el pasado año participaron unas 8.000 personas y en el Alarde mixto o público participaron 1.400, pero creen que “poco a poco esta cifra va aumentando”. Inma Landa será este año general por primera vez y cuenta como lo tiene “muchísimo más fácil de lo que lo han tenido los anteriores”, porque “los primero años era terrible”. Sin embargo, afirma que “en los últimos pocos años el cambio ha sido espectacular, todavía hay gente que se da la vuelta y nos da la espalda, pero se han acabado los insultos”. Maribel asegura que después de casi 20 años “las cosas han cambiado mucho y lo que nos importa es lo que va a pasar de aquí en adelante”.

Apoyo institucional

Una de las cuestiones que más criticada desde el Alarde mixto hoy en día es la actitud y la falta de apoyo del Gobierno municipal del PSE y del alcalde de Irun, José Antonio Santano, quien sólo recibe desde la balconada del Ayuntamiento al Alarde tradicional. Castelló considera que “la ciudadanía va por delante, y en este caso quien va por detrás es el Ayuntamiento con el alcalde a la cabeza”. Y aunque parezca una paradoja, el pasado mes de marzo las juventudes de este mismo partido otorgaron al Alarde mixto su premio ‘Berdintasuna Lantzan’, que reconoce la labor desarrollada en favor de la igualdad de género. Aunque el alcalde no haya querido responder a acusaciones del Alarde mixto, la vicesecretaria de las Juventudes Socialistas de Euskadi (JSE-Egaz), Azahara Domínguez, cree que “no se trata sólo del Gobierno municipal, sino de la sociedad de Irun”. Por ello, considera que “teniendo en cuenta que una mayoría de la sociedad irunesa está con ganas de llegar a una solución, el Ayuntamiento irá con ese cambio”.

El apoyo por parte de otras instituciones es más que claro. Maribel asegura que Emakunde les apoyó desde el primer momento, al igual que el Ararteko. La directora de Igualdad de la Diputación de Gipuzkoa, Laura Gómez, explica que se ha creado un espacio interinstitucional, junto con estas dos instituciones, para que se incorpore en la agenda política el conflicto de los alardes. Porque en el pueblo vecino, Hondarribia, tienen un conflicto muy parecido sólo que en este caso el Gobierno municipal es del PNV. Desde la Diputación aseguran que su objetivo desde que llegaron al Gobierno ha sido “apoyar a los colectivos que organizan a un alarde público e igualitario, tanto a nivel institucional como económico, con el fin de que aumente su legitimidad social y su reconocimiento, y que eso nos permitiera dar pasos en clave de resolución”.

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