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Entrevista Periodista y víctima del terrorismo

Gorka Landaburu, víctima de ETA: “Pido al PP que nos deje en paz y no nos utilice para sus intereses partidistas”

El periodista Gorka Landaburu.

Iñigo Aduriz

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Varias víctimas del terrorismo de ETA salieron esta semana a denunciar la utilización partidista que de su sufrimiento está haciendo el PP durante la campaña electoral. La inclusión de 44 exmiembros de la banda en las listas de EH Bildu, denunciada por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco (Covite), sirvió a los populares para intentar centrar la campaña de las elecciones autonómicas y municipales del próximo día 28 en el terrorismo.

Como siempre que está en la oposición, el PP utiliza a ETA contra la izquierda, y más en periodo electoral. Ahora, los populares buscan deslegitimar al Gobierno de PSOE y Unidas Podemos –y a las fuerzas que le apoyan– por haber alcanzado algunos acuerdos parlamentarios con EH Bildu, una formación que nació del rechazo a la violencia y cuya legalidad fue refrendada en 2011 por el Tribunal Constitucional y también esta semana por la Fiscalía General del Estado.

Pese a las decisiones de la Justicia y a que los siete candidatos de EH Bildu que cumplieron condena por delitos de sangre anunciaron que no recogerán sus actas de concejales en el caso de ser elegidos, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha sumado a Vox pidiendo la ilegalización de la coalición independentista aduciendo sus vínculos con ETA, una banda terrorista que ya no existe aunque para ella no sólo “está viva”, sino que se encuentra “en el poder” del Estado.

En realidad, ETA se disolvió en 2018, hace cinco años, y dejó de matar en 2011, hace 12. La estrategia de Ayuso le ha generado además un nuevo choque con la dirección de su propio partido. Aunque Alberto Núñez Feijóo tampoco ha dudado en utilizar a la organización ya desaparecida contra el Gobierno de Pedro Sánchez, Génova 13 discrepa con Ayuso en que se pueda ilegalizar a EH Bildu.

En este contexto, Gorka Landaburu (París, 1951) atiende a elDiario.es por teléfono, la mañana del viernes. El periodista que vivió años de amenazas, recibió en 2001 en su casa una carta bomba de ETA que le dejó ciego de un ojo y le mutiló varios dedos, además de otras consecuencias físicas y psicológicas, habla sobre el fin de la banda y los discursos que utilizan el terrorismo para tratar de ganar votos.

Le voy a leer unas declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Son de este mismo jueves: “ETA está viva, está en el poder. Vive de nuestro dinero. Mina nuestras instituciones. Quiere destruir a España, privar a millones de españoles de sus derechos constitucionales y provocar una confrontación”. ¿Qué le parece?

Me parece una barbaridad. Está fuera de contexto y es, además, falaz en todos los sentidos, porque ETA desapareció hace 12 años. La hicimos desaparecer entre todos. Ya no existe como organización. Esto es un insulto, no solamente a todas las víctimas, sino a toda la gente que se comprometió a luchar contra el terrorismo durante muchos años, y años muy duros, además. Recuerdo a Gesto por la Paz y otra tanta gente que luchó contra el terrorismo. Lo único que hacen estas declaraciones es añadir más dolor al ya causado. Y definen muy bien a quien las ha dicho.

Sin ir tan lejos, Alberto Núñez Feijóo acusó a Sánchez esta semana de ser “más generoso con los verdugos que con las víctimas”. ¿Le parece que es así?

Es otra ignominia utilizar el terrorismo para dividir a la gente demócrata de este país, a la democracia que tanto nos ha costado poner en marcha. Esas palabras, evidentemente, no reflejan la realidad. Son mentira y me recuerdan mucho a las de Mariano Rajoy, que en 2005, en sede parlamentaria, acusó al presidente Zapatero de haber traicionado a las víctimas. Esto es inaceptable. Una vez más, utilizan el terrorismo de una ETA que ya no existe solamente por intereses partidistas y réditos electorales.

¿Cuáles son los réditos electorales que podría obtener el PP de esta estrategia? ¿Por qué lo hace?

No sé qué cálculo han hecho desde el Partido Popular. Me parece que han sacado de nuevo todo este tema con mucho ruido para intentar arrancar votos de los que ponen la papeleta a favor de Vox. Es un problema interno entre ellos, pero lo que no se puede poner en el debate público es el terrorismo que tanto daño ha causado. Prefieren hablar de que Bildu son los herederos de ETA o de que ETA existe y que todavía está en las instituciones –que es otra mentira más– que hablar de los temas que verdaderamente preocupan a la gente. Ponen una cortina de humo para no expresar ningún tipo de argumento político.

¿Le parece a usted que el Gobierno tiene algún interés en contemporizar con una banda terrorista que ya no existe o que tiene algún interés en “blanquear” el terrorismo, como se dice por parte del PP?

Cuando estaba activa y asesinaba en Euskadi, pedíamos a ETA, como decía Rubalcaba, elegir entre “votos o bombas”. Cuando estábamos todavía con escoltas y amenazas, les decíamos: “Hagan política. En política y en democracia se puede defender todo, las ideas que se quieran, inclusive la independencia. Pero no utilicen las armas, no utilicen las bombas ni el terrorismo”. Eso siempre lo hemos dicho. Da la casualidad de que ahora han renunciado al terrorismo por estrategia, que tampoco por convencimiento, una vez que están en las instituciones se les dice que se les quiere ilegalizar, que no hay que pactar con ellos. Cuando ETA estaba activa, el PP pactó con Bildu o Herri Batasuna en Euskadi, en Vitoria especialmente y en otros lugares. Pactó en los ayuntamientos, pactó en el Parlamento Vasco, etcétera. EH Bildu es una realidad, nos guste o no nos guste. Además, es la segunda fuerza que hay en Euskadi.

Sé que ustedes nunca quieren hablar en nombre de todas las víctimas, pero a usted, en concreto, ¿qué le pareció que siete exmiembros de ETA con delitos de sangre estuvieran en las listas de EH Bildu?

A mí me parece una indecencia y una provocación. El mundo de la izquierda abertzale todavía tiene una mochila muy cargada, que tiene que descargar. Tiene que hacer autocrítica y renunciar a su pasado. Eso es lo que le falta a la izquierda abertzale diez años después del final de ETA. Es indecente, inmoral y éticamente reprobable.

¿Cree que se ha notado la desaparición de ETA en la sociedad vasca? Se lo pregunto porque hace unas semanas escuchamos a Miguel Ángel Rodríguez, jefe de Gabinete de Ayuso, en Durango, donde concurre en las listas del PP, asegurando que en Euskadi existe un ambiente irrespirable en el que faltaba democracia. ¿Ha habido un cambio respecto a cuando ETA mataba en la sociedad?

Efectivamente, ha sido un cambio sustancial. Yo le aconsejaría a Miguel Ángel Rodríguez y a Isabel Díaz Ayuso que, además de presentarse en las listas municipales de Bilbao y de Durango, se pasearan más por el País Vasco. Aquí, el mismo día que ETA declaró que se acababa el terrorismo todos respiramos profundamente con un alivio terrible y con un sabor agridulce, en el sentido de que por fin habíamos conseguido que se callaran las armas, que por fin la organización terrorista iba a desaparecer e íbamos a vivir en paz tras tanto dolor. Ya no íbamos a mirar debajo del coche ni íbamos a estar con los escoltas al ir a tomar una cerveza o simplemente al comprar el periódico. Habíamos recobrado la libertad que nos quitó todo ese mundo.

En el País Vasco ahora sí se vive libremente, por mucho que le pese al señor Miguel Ángel Rodríguez. Y uno de los factores que yo siempre suelo decir es que he notado que esas miradas de odio que te cruzabas en la calle con ese mundo cuando paseabas por cualquier pueblo han desaparecido. Ellos han cogido la vía democrática. Ahora bien, yo siempre suelo decirle a esta gente cuando me cruzo o cuando tengo debates con ellos y vienen a preguntarme: “Bienvenido por fin al club de la democracia, pero sin empujar, que en este club algunos llevamos mucho tiempo”.

El PP y también Vox han puesto encima de la mesa la posibilidad de ilegalizar EH Bildu. ¿Lo ve posible? ¿Qué consecuencias podría tener?

No se va a ilegalizar porque no se puede. Es una coalición de varios partidos, cumple los estatutos que aprobó. Es un partido democrático, nos guste o no nos guste. Tiene representación no solamente en el Parlamento de Madrid, en las Cortes, sino en muchos municipios, diputaciones y está también en el Parlamento Vasco. Éticamente o moralmente le podemos criticar y le vamos a exigir, eso sí, que la memoria la vamos a tener muy presente de todo lo que han hecho. Y les vamos a pedir que se arrepientan en el momento que tengan que hacerlo, porque ese va a ser un proceso largo. Pero EH Bildu, nos guste o no nos guste, es un partido legal.

¿Qué consecuencias podría tener una hipotética ilegalización en la sociedad vasca?

Su ilegalización aportaría efectos más negativos que positivos y se pondría en duda por todos los demás partidos. Por eso creo que nunca se va a ilegalizar, porque por ahora no hay ningún motivo para ilegalizarlo.

¿Qué pasos se tienen que dar por parte de la izquierda abertzale?

Tiene mucho recorrido por hacer. Están intentando pasar página sin haber leído la anterior y eso es muy preocupante porque intentan blanquear su pasado. Yo sé que es complicado y difícil para ellos renunciar a todo lo que han hecho. Lo hacen en privado y yo hablo con mucha gente de ese mundo y reconocen efectivamente que tienen que dar esos pasos y que hay que darles tiempo, que lo tienen que digerir. Esa digestión es para mí demasiado lenta. Lo que tiene que hacer Arnaldo Otegi y su gente es decir que matar estuvo mal y que se equivocaron. Eso es lo que tienen que hacer. Lo harán con el tiempo, pero, por ahora, no olvidemos que tienen sus gentes, sus presos –que no presos políticos– en la cárcel y mucha gente que todavía no ha digerido el pasado de ETA, sobre todo, en sectores muy jóvenes. Tenemos que avanzar si queremos que no se repita lo que pasó. Avanzar habrá que hacerlo con ellos o sin ellos. Si aceptan las reglas de juego, bienvenidos al club, como vuelvo a decir. Pero exigirles en todo momento de que tienen que recapacitar y descargar esa mochila pesada que todavía tiene de 60 años de terrorismo.

Como víctima de ETA. ¿Se siente incómodo cuando el Gobierno pacta leyes como la de vivienda con EH Bildu?

No me siento especialmente incómodo porque, vuelvo a repetir, si les dijimos que hicieran el juego institucional, bueno, pues que participen. Si aprueban la vivienda, el salario mínimo interprofesional, la subida de las pensiones y todo lo que se aprobó a nivel social y es un beneficio para la mayor parte de la gente, pues bienvenidos de nuevo a la democracia, pero sin empujar. No me rasgo las vestiduras pidiendo la ilegalización y poner un cordón sanitario. Y toda esta gente que hoy clama su ilegalización o que les apartemos de la política, ¿dónde estaba hace cinco, diez, quince o veinte años?

Se lo preguntaba porque un senador del PP, el también expresidente madrileño, Pedro Rollán, consideró esta semana que la ley de vivienda nacía “de las cenizas del atentado de Hipercor”.

Es una nueva barbaridad. Que le pregunten a la gente de Hipercor qué piensa de todo esto. Víctimas como Robert Manrique están luchando para conservar la memoria de las víctimas. Eso no se puede decir y solo lo puede decir una mente desestabilizada o enferma. Es un insulto a la gente que murió en Hipercor.

Este jueves varias víctimas, entre ellos usted, manifestaron, principalmente en Twitter, su desacuerdo con la estrategia que se estaba siguiendo, especialmente por parte de Ayuso. Esta mañana [este viernes] se le ha preguntado la presidenta por esto en una entrevista en RNE y ha dicho que la inmensa mayoría de las víctimas no entiende por qué se está blanqueando a ETA.

Entre las víctimas hay gente de toda ideología. Lo único que le pido a Ayuso, y se lo he dicho varias veces y a través de redes sociales, también a Cuca Gamarra o al señor Feijóo es que nos dejen en paz. Que nadie se otorgue la representación de las víctimas. Es una vergüenza y eso lo digo, lo clamo. Yo personalmente no represento a las víctimas, pero conozco a muchas víctimas, muchas, demasiadas víctimas, que tendrían el mismo discurso que nosotros. Le estamos diciendo al PP que nos deje en paz y no nos utilice para sus intereses partidistas.

¿Qué consecuencias puede tener esta estrategia del PP en las elecciones en Euskadi, tanto en las municipales como en las de las Juntas Generales?

Yo creo que prácticamente ninguna. Esto ni le va a dar votos a Bildu ni le va a quitar votos. Las posiciones están muy fijadas. Este debate en Euskadi no existe. La gente está estupefacta de lo que está ocurriendo fuera del País Vasco, utilizando siempre el comodín de ETA por parte siempre los mismos partidos.

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