Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Crítica teatral

“La Tumba de Antígona”, un delirio filosófico que aúna el diálogo y la danza

La 68ª edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida termina con esta versión teatral de Nieves Rodríguez y Cristina Silveira, quienes han rescatado el texto de la filósofa María Zambrano más de medio siglo después de ver la luz.

0

La Antígona que rescata María Zambrano de su tumba resurge con fuerza en el Teatro Romano de Mérida donde los personajes entran y salen de escena al mismo tiempo que la protagonista los recuerda en un delirio, de tal manera que el diálogo y la danza conforman un tándem perfecto que completa el impecable violín de Aolani Shirin para expresar el sentir zambriano con el fin de conocer a la verdadera Antígona.  

Abordar la obra de María Zambrano no es fácil. Sin embargo, la compañía extremeña Karlik Danza-Teatro ha sabido trasladar el clásico de la filósofa a este impresionante marco de manera excepcional, después de que ya lo hiciera, hace 30 años, Alfredo Castellón.  

María Zambrano le concede a Antígona (Ana García) el regalo más preciado de la vida, el tiempo, para que renazca en su tumba y en un delirio filosófico recuerde a quienes formaron parte de su vida.

El paso del tiempo, la soledad que siente la protagonista al sentirse abandonada por los dioses, la justicia frente al abuso de poder, el amor por la familia, la carga de cuidados que recae en Antígona, en la mujer… todos estos temas planean en la adaptación de Cristina D. Silveira y Nieves Rodríguez a partir del maravilloso texto de María Zambrano que, innegablemente, está lleno de profundidad.

No cabe duda, la directora Cristina D. Silveira ha sabido plasmar la obra de la filósofa en la arena del romano a través del diálogo, la música y la danza para expresar aquello que no alcanza la palabra. 

En la tragedia de Sófocles, Antígona es condenada por Creonte a ser enterrada viva en una cueva y morir lentamente al desafiar la prohibición del rey tebano por dedicar honras fúnebres a su hermano y darle sepultura.

 Sin embargo, Antígona se suicida. Y aquí entra en juego la obra de María Zambrano, “Antígona en verdad no se suicidó en su tumba, según Sófocles, incurriendo en un inevitable error, nos cuenta”.  

Una arrolladora y locuaz Ana García encarna el papel de la Antígona que Sófocles no escribió, pero que sí lo hizo Zambrano para que descubriéramos su interior, sus razones y sus sinrazones. En este tiempo que le concede Zambrano reflexiona sobre el destino que se le impuso porque “todo me lo fueron dando”, clama Antígona.

En su monólogo, conversa con su padre Edipo (Camilo Maqueda) y recuerda con cariño a su hermana Ismene (Lara Martorán), quien quiso morir con ella y se vio envuelta en una condena peor, vivir sin su hermana.

El diálogo que mantiene con sus hermanos Etéocles y Polinices presenta a una Antígona que critica y es incapaz de entender el fratricidio de sus dos hermanos a causa de la guerra que ambos iniciaron por hacerse con el poder de la ciudad.

Cuando aparece en escena su amante Hemón se lamenta del amor que pudo ser y no fue, y con su nodriza Ana, comparte una serie de recuerdos con un apego especial. En el encuentro con la harpía (Tania Garrido), quien defiende el patriarcado y recrimina a Antígona desobedecer a las leyes, esta defiende la libertad y la justicia.

Antígona también expresa el sentimiento de desarraigo del exiliado, pues ella tuvo que marcharse cuando su padre fue desterrado, “éramos huéspedes invitados”, siendo este sentir un reflejo del tiempo de Guerra Civil que le tocó vivir a María Zambrano.

Con una larga ovación, la compañía extremeña ha puesto el broche final a la 68 edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida cumpliendo, por segunda vez, el sueño de la filósofa de ver representada su obra “La Tumba de Antígona” en la escena milenaria.

Un trabajo intachable de todos y cada uno de los actores, bailarines y del equipo técnico, responsable de que la iluminación se incorpore con acierto en el transcurso de la obra.

Es imposible no sentirte identificado con alguna parte de Antígona, la obra llega a cada uno de manera diferente, pero llega, y es que igual Antígona la conformamos entre todos.

Etiquetas
stats