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Billetes de 100 euros, tatuajes gratis y juventud a los 101 años: promesas de alcaldes cuando se acercan las elecciones

Recreación de la nueva Puerta del Sol en Madrid.

Gonzalo Cortizo

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Imagínese que el alcalde de su ciudad desliza en su bolsillo un billete de 100 euros a pocas semanas de las elecciones municipales. Imagínese ahora que ese alcalde hace lo mismo con el resto de los vecinos de su Ayuntamiento: con su madre, con su tía Lola, con el tendero de la esquina. Imagínese que los grupos de la oposición están de acuerdo con lo de repartir la pasta. Con algunas diferencias, de matiz técnico, esto está pasando en el Ayuntamiento de Ourense, la tercera ciudad de Galicia.

Allí, el Gobierno que preside Gonzalo Pérez Jácome se ha reservado 10 millones de euros para repartirlos entre todos sus conciudadanos, por medio de unos bonos que pueden ser canjeados por cualquier cosa en los establecimientos comerciales de la ciudad que soliciten su adhesión al programa. Las municipales están a la vuelta de la esquina.

Si todo lo anterior no fuera suficiente para sospechar sobre la existencia de una operación para animar a votantes perezosos hay un dato que no ofrece lugar a dudas: el plazo para reclamar esos 100 euros universales acaba el 29 de mayo, el día siguiente a las elecciones. Desde el Ayuntamiento aseguran que los comerciantes están encantados con la iniciativa y con las largas colas que se están formando estos días en Ourense frente a alguno de los establecimientos ávidos de clientes con dinero fresco para lo que sea.

Pero lo de esa ciudad no es una excepción en las estrategias, a veces más elaboradas, que ponen en marcha candidatos de todos los partidos cuando asoma las prisas electorales. Para evitar esa picaresca la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) establece en su artículo 50.2 que “desde la convocatoria de las elecciones y hasta la celebración de las mismas queda prohibido cualquier acto organizado por los poderes públicos que contenga alusiones a los logros obtenidos”. Dicho en otras palabras, la LOREG prohíbe que los alcaldes y concejales corten cintas o celebren inauguraciones cuando ya hay una fecha cerrada para ir a votar. Pero hay otros caminos para lo mismo.

Pese a esa reserva legal no es infrecuente que en los meses previos a los comicios las calles de pueblos y ciudades se conviertan en un bullicio de obras, un claro intento por parte de los candidatos a la reelección de llegar con la mejor imagen de gestión posible al examen de las urnas. Lo que sigue es un puñado de ejemplos.

Madrid: cuando Almeida no llega a tiempo

En Madrid los trabajos preelectorales han llegado a varias plazas de la ciudad durante las últimas semanas y el Ayuntamiento apuró al máximo para inaugurar una de las actuaciones más destacadas, el primer carril bici del paseo de La Castellana. Lo hizo el mismo 3 de abril, el último día permitido por la ley para este tipo de actos.

A lo que no llegará José Luis Martínez-Almeida, primer edil de la capital, será a cortar la cinta de su obra más emblemática de la legislatura: la reforma y peatonalización de la Puerta del Sol, un lugar que todos los alcaldes que han pasado por Madrid en democracia han apostado por arreglar. Con un gasto de 11 millones de euros y un diseño diáfano, la puesta de largo se retrasó por un parón navideño y por el hallazgo de restos arqueológicos imprevistos. Hoy su fecha de fin de obra es todavía una incógnita y a lo único que llegó Almeida en abril fue a fotografiarse con el nuevo Kilómetro Cero de la plaza, que incluye referencias a todas las provincias españolas.

Vigo, la eternidad y Guns N' Roses

El presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias y alcalde de Vigo, el socialista Abel Caballero, es un experto en mantener la tensión electoral en cualquier momento del mandato. Su agenda diaria incluye un sinfín de actos en los que nunca falta el espectáculo. El pasado mes de agosto el rotativo Atlántico Diario publicó una información titulada “Abel Caballero haciendo cosas”. En aquella pieza uno podía encontrarse al regidor vigués practicando baloncesto con traje y corbata, pinchando música sobre un Citröen 2CV o jugando al ajedrez en un tablero gigante con piezas del tamaño de un niño de nueve años.

Pero es ahora, con las elecciones a la vista, cuando Caballero ha decidido pisar el acelerador. El pasado 20 de febrero anunció el inicio de obras en 50 calles de Vigo. Toda una euforia reformista, en los últimos minutos de su legislatura. Y, mientras, evoluciona la construcción del Halo, un gran ascensor que unirá dos céntricas calles y para el que se ha previsto un gasto de 13 millones de euros. La semana pasada se instaló el anillo central de esa infraestructura. No hubo inauguración ese día (ya estaban prohíbidas) pero sí un artículo de el diario Faro de Vigo con el siguiente titular: “Un pequeño paso para el hombre, un gran Halo para la ciudad”.

Además de obras y asfalto lo que mejor vende el ayuntamiento de Vigo a sus ciudadanos es al propio Abel Caballero. El pasado domingo, durante la clausura de la conferencia municipal del PSOE, el alcalde de Vigo anunció su intención de continuar al frente del Ayuntamiento hasta los 101 años. O lo que es lo mismo, 25 años más sobre los casi 16 que ya lleva en el cargo. Debajo de ese anuncio hay un potente mensaje para los votantes más mayores, una idea que no cuesta dinero: “La edad no es un factor limitativo. Reclamamos plenitud de vida”. ¿Quién puede perder unas elecciones diciendo ese tipo de cosas?

Con 76 años a sus espaldas, este economista del PSOE cultiva su imagen de juventud y también ha decidido apostar por la música como uno de los grandes reclamos para relacionarse con sus votantes. El último ejemplo, el anuncio de un concierto de Guns N' Roses, previsto para semana y media después de las elecciones. Las entradas, prácticamente agotadas, han alcanzado precios por encima de los 400 euros para las zonas con mejor visibilidad. Aún no ha trascendido el montante de la financiación pública del que dispone el evento.

Euskadi y el Tour

En Euskadi, donde no hay elecciones autonómicas pero sí municipales y a las diputaciones forales, más que una inauguración, el gran evento que se está colando en todos los discursos institucionales, desde el lehendakari hasta los alcaldes, es el Tour de Francia. En julio, las tres primeras etapas de la principal carrera ciclista del mundo recorrerán un centenar de los alrededor de 250 municipios vascos. Aunque el consejero-portavoz del Gobierno, Bingen Zupiria, afirmó que se iba a cuidar que el período electoral no se colase en los preparativos, Vitoria, Bilbao y Donostia ya están promocionando la carrera y está habiendo actos en muchas localidades. En algunos se cuelan candidatos.

Por lo demás, como en la anterior cita con las urnas, las autonómicas de 2020, Vitoria ha estrenado una ampliación de tranvía a 50 días de la fecha de la votación. Entonces era del PNV la consejera de Transportes y se organizó una degustación de productos típicos bajo una carpa. Ahora, con el PSE-EE, se ha optado por billetes gratis durante un día que llenaron los convoyes. Sin salir de Vitoria, las autoridades también presentaron al filo del tiempo de inauguraciones prohibidas una subsede del Basque Culinary Center. Pero en Irún, el gran feudo socialista, sí se ha presentado en estos días la idea de un gran pabellón para 10.000 personas.

Santander y las escaleras mecánicas

En el caso de la capital de Cantabria, hablar de inauguraciones preelectorales y anuncios de campaña es sinónimo de hacerlo de escaleras mecánicas desde hace más de una década. En una ciudad con desniveles muy pronunciados, barrios aislados en las laderas que franquean al centro urbano y una población notablemente envejecida, esta solución de movilidad se ha convertido en un clásico de los dirigentes municipales antes de cada cita con las urnas. 

Su impulsor fue el exalcalde y exministro de Fomento, Íñigo de la Serna (PP), quien en su etapa al frente del Ayuntamiento de Santander comenzó a implantar estas rampas que son muy demandadas entre los vecinos por la comodidad que suponen a priori, aunque la falta de un mantenimiento adecuado y los ruidos que ocasionan cuando su estado es deficiente ha despertado también algunas críticas en los últimos tiempos.

Actualmente, Santander cuenta ya con 15 de los denominados “itinerarios mecánicos”, que incluyen escaleras o rampas mecánicas, ascensores en la calle o incluso un funicular panorámico, y que han supuesto una inversión global a lo largo de los últimos 15 años de más de 26 millones de euros para su instalación, y por los que se desplazan aproximadamente ocho millones de usuarios al año, según los datos que proporciona el Consistorio santanderino.

Sin embargo, en esta campaña para las elecciones del 28M, la ciudad se quedará sin su inauguración correspondiente. Y es que la imprevisión del equipo de gobierno Partido Popular-Ciudadanos, los continuos retrasos en las obras y la falta de presupuesto municipal durante los últimos dos ejercicios ha dejado a la alcaldesa, Gema Igual (PP), sin poder inaugurar a tiempo dos de sus proyectos estrella: dos nuevos tramos de escaleras mecánicas que costarán en total cerca de cinco millones de euros y que actualmente se encuentran en ejecución, pero que no estarán finalizados hasta la próxima legislatura, rompiendo una tradición que se venía repitiendo cada cuatro años con el corte de cinta a pocos días de dar arranque a la campaña.

Más exótica todavía es la oferta del alcalde de Teguise en Lanzarote, el independiente Laureano Álvarez Delgado, pone a disposición de sus vecinos tatuajes gratis, siempre que incluyan el topónimo del municipio. Lejos de burocracias, la fórmula para solicitar la ayuda es la cuenta de Instagram del alcalde-candidato.

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Este reportaje se ha elaborado con Información de Iker Rioja, Diego Casado, Francisca Bravo y Laro García.

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