Enfermos de cáncer denuncian que la Xunta bloquea el acceso a los nuevos tratamientos
A A.A.V., paciente del HULA de Lugo, le fue denegado en 2014 el único tratamiento que podía tomar contra el cáncer -el Regorafenib-, tras dejar de funcionarle todos los demás. Sin embargo, en el CHUS de Santiago había otro paciente al que sí se le estaba suministrando por uso compasivo. De igual manera, hace unos meses una paciente del CHUS tuvo que pedir permiso a la dirección médica del hospital para poder acceder al TDM1, prescrito por su oncólogo, un tratamiento muy efectivo contra el cáncer de mama, pero tardaron desde junio a septiembre en concedérselo.
Son dos de los casos denunciados por SOS Sanidade Pública y la Asociación de Usuarios del Servicio de Oncología (AUSO), que critican las dificultades que muchos usuarios y usuarias están teniendo en Galicia para acceder a nuevos tratamientos contra el cáncer. Están ya aprobados por la UE, pero la lentitud en su tramitación a nivel estatal y gallego está impidiendo en muchos casos que lleguen a quienes los necesitan.
Las dos entidades presentarán este jueves sus denuncias a la Valedora do Pobo, llamando la atención sobre la “desigualdad” que en la actualidad está provocando esta situación, pues en ocasiones un paciente puede contar o no con este tratamiento en función únicamente del hospital público en el que sea tratado. SOS y AUSO creen que la razón para el retraso que se produce en la dispensación general de los nuevos medicamentos es económica, habida cuenta de su elevado coste, y reclaman que la Xunta y el Gobierno central pongan los intereses de los y de las pacientes por encima de otras “prioridades”.
Ya en 2012, la AUSO detectó que se estaba restringiendo el acceso a los fármacos oncológicos porque un paciente de cáncer de próstata había denunciado que la Gerencia del CHUS le denegaba la Abiraterona. Para confirmarlo, la entidad habló con su oncólogo, que corroboró la denuncia e informó de que mientras en Lugo se estaba dispensando por uso compasivo a al menos a un paciente, en el CHUS a él le denegaban todas las solicitudes.
Retrasos de tres años en los nuevos tratamientos
“Los nuevos tratamientos, consistentes sobre todo en dianas moleculares, son carísimos. Pero no tienen los efectos secundarios de la quimioterapia tradicional, son mucho más precisos y, además, personalizados, dirigidos a determinados tipos de células, a determinados problemas genéticos o a determinados tipos de cáncer”, explica Montse Recalde, portavoz de la Asociación de Usuarios del Servicio de Oncología del Clínico de Santiago. “Estos tratamientos los autoriza la UE, y después cada Estado negocia por separado con las farmacéuticas, de forma que en cada país el medicamento tiene un coste distinto. No se le está poniendo freno a la industria farmacéutica. Debería haber una política común europea”, dice. Esta situación suele repetirse en otros tratamientos, sobre todo en el caso de nuevos medicamentos, como vimos hace unos meses con el caso de la Hepatitis C.
“España tarda muchísimo en fijar el precio de estos medicamentos, de forma que puedan ser incluidos en el sistema y que los enfermos puedan acceder a ellos de forma gratuita. Hay una comisión interministerial, donde también participan Hacienda y las comunidades autónomas, pero pueden tardar uno o dos años, incluso en medicamentos claramente efectivos. Y una vez que son aprobados, todavía los tienen que autorizar las comunidades autónomas, en este caso la Comisión Gallega de Farmacia”, señala.
“Pueden pasar hasta tres años desde que la UE autoriza un medicamento hasta que un paciente gallego se puede beneficiar de él. Y mientras, ¿que hay? Hay una especie de vacío. Cuando tu oncólogo u oncóloga te lo quiere recetar, tiene que pedir autorización al hospital. Algunos hospitales autorizan, otros no, y eso incluso dentro de la misma comunidad. Hay mucha desigualdad e inequidad”, añade Recalde. “Conocemos casos de personas a las que se les rechazó su solicitud para poder acceder a estos medicamentos y acabaron muriendo. En algunos casos, de lo que menos dispone un enfermo de cáncer es de tiempo”, denuncia. “Nuestro objetivo es que las administraciones pongan los intereses de los pacientes por delante de los intereses economicistas”, resume Monte Recalde. “Dinero hay, la cosa es cuáles son las prioridades, dónde se invierte”, dice.
Desigualdades entre comunidades y entre hospitales
AUSO y SOS Sanidade Pública denuncian que existe “desigualdad entre Comunidades Autónomas”, porque “cada una aprueba o rechaza los medicamentos que le parece y en el momento que le parece”, y también desigualdad entre hospitales, “porque mientras las comunidades autónomas no los aprueban, se tienen que solicitar, caso por caso, por uso compasivo y quien tiene competencia es la dirección médica de cada hospital”. Cada dirección hospitalaria tiene potestad de autorizar o no el uso compasivo de un medicamento “en pacientes que padecen una enfermedad crónica o gravemente debilitante, o que se considera que pone en peligro su vida y que no puede ser tratada satisfactoriamente con un medicamento autorizado”.
El primer objetivo de AUSO y SOS Sanidade Pública es acceder a la información actualizada sobre si en los hospitales gallegos se están suministrando por uso compasivo estos tratamientos aún no aprobados por la Xunta (Regorafenib, TDM1, Ramucirumab, Enzalutamida, Eribulina, Afatinib, Avastín, Ibrutinib, Idelalisib, Carfilzomib...) o si, por el contrario, están siendo denegados. Se pusieron en contacto con las siete Gerencias de Área de Galicia, pero la contestación que recibieron (el mismo documento en todos los casos) no respondió en absoluto a las cuestiones formuladas. “Fue un insulto a inteligencia”, señalan desde AUSO.
A través de la Valedora do Pobo, Milagros Otero, con quien se reunirán este jueves, intentarán saber también si los oncólogos y hematólogos de los hospitales de Galicia “están informando debidamente a sus pacientes sobre la existencia de esas alternativas terapéuticas y su situación administrativa a día de hoy, así como de la posibilidad de solicitar su uso compasivo”. Asimismo, quieren conocer “qué número de solicitudes se hicieron en el último año y cuantas fueron aceptadas y denegadas en cada uno de estos medicamentos”. Y se preguntan, finalmente, “cómo es posible que no existan unos criterios unificados para la dispensación de un determinado medicamento” y “cuáles son los criterios de dispensación de los medicamentos para enfermos oncológicos”.