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Galicia afronta este domingo el primer examen político de la era pos-Feijóo

Feijóo señala a Rueda tras cederle el poder en mayo de 2022

Gonzalo Cortizo

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Las elecciones de este domingo son el primer examen político de la era pos-Feijóo. Alfonso Rueda se estrena en las urnas después de que el actual líder del Partido Popular le entregase a dedo la presidencia del Gobierno gallego en la primavera del pasado año. El PP de Rueda es básicamente el mismo que recibió entonces y acumula problemas similares: carece de poder en las grandes ciudades y mantiene un anacronismo sin resolver en Ourense, en donde la familia Baltar manda, por ahora, más que la formación política.

Rueda aspira al gobierno de alguna de las siete principales ciudades y anhela recuperar cualquiera de las tres diputaciones que, en la actualidad, están en manos del PSOE. Estas municipales son, además, una antesala de las autonómicas que Galicia tendrá que celebrar el próximo año y en las que a Rueda ya no le valdrá con el dedo de Feijóo para ser presidente, sino que tendrá que convencer a los votantes.

Con un BNG al alza y un PSOE con la cuestión de su liderazgo aún por resolver, el sustituto de Feijóo encara la gestión de una herencia de cuatro mayorías absolutas con la incógnita de si será capaz de engrandecer ese patrimonio o, por el contrario, acabará por dilapidarlo en tan solo dos años.

El PP, desde abajo

En clave estrictamente municipal, el Partido Popular parte de una posición tan baja que mejorarla no parece una tarea titánica. Las encuestas pronostican que los conservadores conseguirán el vuelco en la ciudad de Ferrol, en donde los alcaldes no duran nunca más que un mandato. En Ourense, Lugo y Santiago el PP también alberga esperanzas pero nada parece que puedan hacer ni en A Coruña, Pontevedra o Vigo, en donde Abel Caballero lleva meses celebrando su próxima mayoría absoluta.

Las diputaciones

Aumentar su poder en las diputaciones es otro de los objetivos que Rueda se marca a sí mismo como sello de éxito y garantía para su futuro político. La de Pontevedra seguirá en manos de los socialistas y está por ver si salta la sorpresa en la de Lugo o la de A Coruña. En caso de que el PP consiga plantar su bandera en esta última, todas las miradas se depositarían en el PSOE, en donde el secretario general y el presidente de la diputación coruñesa son la misma persona, Valentín González Formoso.

Ourense

Cuestión aparte es el polvorín en el que parece haberse convertido Ourense por los desmanes al volante de José Manuel Baltar, presidente de la Diputación y los escándalos de Gonzalo Pérez Jacóme, alcalde de la ciudad. Los efectos que tendrán sobre el voto ambas polémicas son difíciles de calcular.

El PP llega a las elecciones enfrentado con Jácome y dando a entender que nunca pactará con él si finalmente lo necesita para mantener a Baltar en el Palacio Provincial. Hace cuatro años dijeron lo mismo y, sin embargo, el pacto tuvo lugar. La diferencia en esta ocasión es que los populares aspiran esta vez a ser la fuerza más votada en la ciudad atravesada por el río Miño.

Mientras tanto, Jácome se muestra convencido de que los audios en los que se le escucha presumiendo de sus manejos con dinero B acabarán por reforzarle. El diario local La Región y el Partido Popular llevan semanas de la mano sembrando la duda sobre la honorabilidad de un alcalde populista que se presentó en la arena política como un azote contra la corrupción. Él, sin embargo, ha querido hacer del escándalo una especie de 'Caso Dreyfus' en versión orensana con el convencimiento de que los votantes acudirán a su rescate con el voto en la mano, convencidos de que su alcalde no es un corrupto, sino la víctima de una cacería. No hay que olvidar que Jácome metió en el bolsillo de cada ciudadano un vale por cien euros que se puede gastar en casi cualquier cosa: desde copas, masajes o libros hasta en varias de las mesas de los principales restaurantes de la ciudad. Ese vale caduca el próximo 29 de mayo, el día siguiente de las elecciones. Para entonces, todo lo anterior estará aclarado y de todas las incógnitas empezará a despejarse la principal: cuál es el tamaño del futuro político que tiene por delante Alfonso Rueda.

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